Los dos derbis

En el Benito Villamarín pudieron verse dos partidos totalmente distintos: la primera media hora, previa a la expulsión de Juan Carlos, y el resto del partido.

Los dos derbis
Los sevillistas celebran la victoria, ante la decepción bética (Imagen: Juan Ignacio Lechuga)
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Por Juan Marín

El Sevilla conquistó, por segunda vez esta temporada, el Benito Villamarín, aunque esta vez lo hizo de una forma muy distinta. Si bien, en la Europa League, los hispalenses actuaron con suficiencia, esta vez, con el mismo marcador final (0-2), al conjunto rojiblanco le bastó con defender y esperar su oportunidad. Tras la paliza física del partido contra el Oporto, los de Nervión fueron dominados hasta que el penalti rompió al Betis.

Antes de eso, a Calderón le había funcionado el plan de salir al ataque. Con su habitual 4-3-3, el Betis estaba asfixiando al Sevilla, que dedicó la primera media hora a achicar agua. Solo la falta de acierto bética y la solidez defensiva mostrada por los sevillistas evitaron el tanto local, que habría cambiado radicalmente el rumbo que el partido llevó finalmente. Tanta confianza tenía depositada el técnico verdiblanco en la victoria (una confianza empujada por la necesidad), que, tras la expulsión y el 0-1, mantuvo la formación exactamente igual, cerrando solo con Amaya.

En la segunda parte, cuando el Betis ya estaba jugando, de nuevo, con cuatro defensas, seguían siendo los verdiblancos los que ponían la voluntad, pero era imposible. El Sevilla había adelantado la línea de presión, y había ganado potencialmente en velocidad con la entrada de Vitolo en el descanso. Los hispalenses llegaban con más frecuencia en la segunda mitad, y Adán tuvo que salvar dos mano a mano. El gol se veía venir, aunque tardó en llegar, lo que dio esperanzas a los béticos.

Los locales, por su parte, seguían creando peligro a Beto, aunque mucho menos que en el primer tramo de partido. Los últimos veinte minutos, con la entrada del director de orquesta Ivan Rakitic, se convirtió en un correcalles donde el Betis no llegó a pisar el área rival, mientras que el Sevilla pudo sentenciar en varias ocasiones. Ya no existían defensas ni delanteros, solo Rakitic, Vitolo y Cedrick, que eran los únicos que parecían vivos.

Pudo ser peor

​​Una vez analizado el juego de ambos equipos, es necesario asumir que, con total seguridad, los aficionados solo recordarán el ​gol de penalti dudoso y la lesión de Alberto Moreno en caso de que sea grave. Sin embargo, pudo ser mucho peor para ambos equipos. Antes de que Juan Carlos cometiera la falta que le acabó costando la expulsión, Iborra cometió un penalti que Velasco Carballo no vio, y que pudo cambiar radicalmente el rumbo del partido.

Pero, también por una jugada donde el árbitro echó la mirada hacia otro lado, el Betis pudo salvar la dignidad. Pasada la media hora de partido, con los jugadores verdiblancos totalmente desquiciados y fuera del partido, Rubén Castro cometió una falta imprudente sobre Alberto Moreno. Con una amarilla en su haber, el delantero bien se jugó la expulsión en esa acción.

Sin duda, uno de los señalados durante esta semana será el colegiado madrileño, al que tanto Calderón y como sus jugadores han señalado como culpable de la derrota. Sin embargo, no es el único, ya que el Betis no empató el partido cuando tuvo la oportunidad con el Sevilla venido arriba. El dato positivo lo dejan los hispalenses, que están demostrando últimamente capacidad para ganar en cualquier situación, independientemente de si se juega bien o mal.

Imágenes: Juan Ignacio Lechuga / VAVEL