El colíder ganó sin jugar

Con la opción de ponerse colíder de la Liga BBVA, el Sevilla fue un equipo fantasma sobre el césped del Sánchez Pizjuán a merced del Villarreal. A pesar de todo, y haciendo gala de la efectividad característica de este equipo, los hispalenses salieron victoriosos en la víspera de visitar San Mamés.

El colíder ganó sin jugar
Nico Pareja saluda a la grada tras el partido. (Imagen: Juan Ignacio Lechuga / VAVEL)
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Por Juan Marín

Nueva victoria liguera del Sevilla, la séptima de la temporada, que le sirve para colocarse en la segunda posición de la tabla, empatado con el Barcelona. Los rojiblancos tan solo han tropezado dos veces: un empate, en la primera jornada contra el Valencia, y una derrota, en el Calderón frente al Atlético de Madrid. Ya ha jugado contra todos sus rivales directos, aunque todavía no se ha enfrentado a los dos grandes (Real Madrid y Barça), además de alguna salida complicada como San Mamés o Balaídos.

A pesar de que los resultados son extraordinarios, del encuentro ante el Villarreal se pueden extraer más conclusiones negativas que positivas. La primera, que siguen jugando en la cuerda floja, manejando el resultado y, muchas veces, esperando a que suceda algo que revolucione el partido. Contra el Elche, penúltimo de la clasificación, fue suficiente, pero el ‘submarino amarillo’ estuvo a solo cinco minutos de llevarse a casa los tres puntos. Denis Suárez y el inocente penalti cometido sobre Tremoulinas salvaron un barco a la deriva.

Emery planteó un partido muy típico del curso anterior, con dos mediocentros y dos delanteros. Sin fútbol en el centro del campo, Bacca y Gameiro tuvieron pocas opciones de cara a portería, además con el francés recién llegado de una lesión. M’Bia recordó a sus primeros partidos con la camiseta sevillista, donde era torpe y pecaba de una gran facilidad para desconcentrarse. Se podrían contar con los dedos de una mano los pases que acertó, y lo demás fue una tarjeta amarilla.

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Las mayores carencias fueron palpables cuando Marcelino desplegó todo su juego con la entrada de Cani y Jonathan Dos Santos, junto con el goleador Vietto. Precisamente, la primera jugada tras la entrada del primero fue un pase de Cani hacia Vietto que el argentino aprovechó para marcar. Cierto es que Beto falló al quedarse a media salida, pero el tanto fue merecido por las múltiples ocasiones de gol que tuvieron los amarillos. Solo con el marcador en contra, los jugadores sevillistas tiraron a la épica y se lanzaron al ataque. Las subidas por la banda de Tremoulinas, quizá uno de los mejores jugadores del partido, y la calidad de los recién ingresados Banega y Aleix Vidal hicieron carburar al equipo.

El factor suerte

Mucho se ha hablado de la fortuna que goza el Sevilla en el último año. El gol en el último minuto en Valencia, en Rijeka, esta remontada ‘in extremis’… Dicho de otra forma, la fe y la confianza en sus posibilidades han declinado la balanza muchas veces a su favor. Carencias como saber aguantar un partido los noventa minutos han sido sustituidas por esperar el momento oportuno, aunque se retrase hasta el tiempo de descuento.

Sea casualidad o causalidad, los resultados siguen llegando. A pesar de que tanto jugadores como el cuerpo técnico y la directiva han reiterado por activa y por pasiva que el objetivo es el quinto puesto, la realidad es bien distinta. Tras nueve jornadas, el Sevilla es líder y aventaja en seis puntos al Celta, que cierra la zona europea. En las próximas semanas se decidirá el futuro inmediato del equipo andaluz: afianzarse como aquel Atlético que se metió entre los grandes sin hacer ruido, o imitar al Betis que, tras nueve jornadas líder, bajó a Segunda División.