El Sevilla ganó el partido de vuelta de cuartos, pero por un marcador insuficiente al que necesitaba para acceder a las semifinales de Copa. Los de Emery estuvieron escasos de ideas durante todo el choque, así como de puntería, lo que les lastró hasta el punto de quedarse por el camino.

Tremendo ambiente en los prolegómenos del partido, con una afición entregada, mostrando el clima de las grandes citas. Esa efervescencia alentó a los jugadores del Sevilla en el comienzo, aunque ese frenético ritmo fue disminuyendo con el paso de los minutos. No obstante, la primera ocasión clara fue para el Espanyol, con una falta botada por Arbilla que se marchó tras golpear en el larguero.

Falto de ideas

El 4-4-2 no dio el resultado esperado para el míster sevillistaPese a ese susto inicial seguían presionando los de Emery, aunque faltos de las ideas necesarias para hacer daño a un Espanyol muy bien plantado. Deulofeu, que apenas apareció en este primer acto, dejó un detalle con una carrera lateral para un remate desviado de Bacca, siendo la más clara local.

Pero esto no hizo que los visitantes se vinieran abajo. Más bien lo contrario, pues su estilete Sergio García pudo poner patas arriba el Pizjuán si elige mejor la dirección de su disparo, en zona franca para batir a un Beto que se encontró el balón. Poco después volvió a ganar la partida el arquero portugués, no cediendo en el pulso con el catalán, cuya vaselina fue insuficiente para batir al luso.

Esa acción fue en el 30’ y hasta el descanso no hubo nada de nada. El Sevilla quería pero no encontraba el modo de entrar en una defensa que planteó un partido muy serio. Emery vio que algo estaba fallando, evidente. La creación necesita un jugador para crear, valga la redundancia. Con esa misión entró Banega, y también Diogo, buscando mayor llegadas por banda.

Banega y Diogo, recambios para el segundo acto

El propio Banega fue el primero en intentarlo con un lanzamiento blando que atrapó sin problemas Pau López. Posteriormente lo intentó Iborra con un lanzamiento desde la frontal que se marchó por poco. Fue la mejor jugada del partido, y para ello necesitó el Sevilla 59 minutos.

Gameiro fue el siguiente en intentarlo, y también a punto de conseguirlo tras lanzar una volea que incluso llegó a confundir a parte de la grada, que creyó que el francés había anotado. Los pericos, mientras tanto, seguían haciendo su partido, e intentaban algún contragolpe que matara de manera definitiva la eliminatoria.

Y el Sevilla de nuevo a la carga, en busca de ese gol que, al menos, le diera esperanzas para luchar en el tramo final, pero ni eso conseguiría pese al empuje de la grada. Bacca tuvo una de cabeza, pero hoy todos los remates se marchaban fuera. Pau López sufrió ante las llegadas, pero sin parar pelota alguna.

El gol postrero no fue suficiente

Y la única que fue a puerta terminó en gol, el único de la noche. Su autor, Diogo, quien lanzó desde lejos para batir a un despistado Pau López, que cometió el único error de la noche, pero, por suerte para él, no fue determinante.

Los locales lo intentaron hasta el final, pero con la misma cantinela que durante el resto del partido, el corazón por encima de la cabeza. No hubo más ocasiones y el pitido final dictaminó que el Espanyol era semifinalista de la Copa del Rey. Su rival será el Athletic de Bilbao, que derrotó por 1-0 al Málaga en la otra semifinal. Los sevillistas, por su parte, se centran ya en la liga y en la Europa League.