Partido de alta tensión en Sevilla, dado de lo que se jugaban tanto locales como visitantes. Y es que el partido invitaba a que sería bonito, y más visto el recibimiento de un Pizjuán lleno hasta la bandera. No obstante, los dos equipos no dieron ese esperado espectáculo hasta pasada la media hora.

Antes, solo Cristiano apareció para lanzar dos disparos por encima del larguero. El portugués, insaciable como acostumbra, fue de lo mejor en el Real Madrid, aliviando esa ansiedad con dos tantos en este primer acto.

Esos dos goles del de Madeira llegaron tras una situación bastante peculiar, pues el Sevilla estuvo siete minutos sin Krychowiak en el césped, aquejado de un choque por el que tuvo que ser atendido, aunque el paso de esos minutos irritaba a los jugadores locales, sin saber qué hacía su técnico, si mantener al polaco en el partido o hacer alguna variante.

La indecisión, el lastre

Esos minutos de distracción fueron aprovechados por el Real Madrid, y por el citado Cristiano. El atacante hizo un doblete en apenas dos minutos, rematando primero de cabeza un centro desde la izquierda de Isco, y aprovechando en segunda ocasión una prolongación de Chicharito para meter la puntera. El resultado fue el mismo. Balón a la red, sonrisa del portugués y 0-2 para el Real Madrid.

El Sevilla quedó totalmente noqueado a falta de ocho minutos para el intermedio, y prácticamente sin atacar, aunque un penalti de Ramos sobre Vidal le metería en el encuentro. El mismo fue transformado por Bacca, engañando a Casillas. El peor escenario para el Sevilla se había tornado en algo factible para rescatar al menos un punto.

Sin embargo, ese hambre no lo canalizó en el campo con sensatez, sin concretar en la red varios contragolpes que tuvo. Aún así, le faltó poco para igualar con un cabezazo de MBia, a la derecha del arco de un Casillas ya batido.

Tampoco pisaba el Real Madrid el acelerador en exceso, guardando fuerzas para un posible final de alto voltaje. Por ello, la intensidad de ambos bajó hasta el punto de no inquietar a los porteros. A destacar, un lanzamiento de Kroos que se marchó alto.

Con el 1-2 el partido peligraba para el Madrid, pues sabía que en cualquier jugada podría quedarse sin la victoria. En esa tesitura apareció de nuevo Cristiano, para mandar a la red un cabezazo y poner la calma de nuevo en la parroquia merengue. La asistencia la dio Bale, que ingresó al campo en lugar de Chicharito.

Iborra puso el miedo en el cuerpo

Y bien que hizo en marcar, pues el Sevilla escondía un tramo final propio de un equipo con el potencial que atesora. Iborra remachó una jugada de Vidal, previo pase de Banega. Y ya son varios los goles que han logrado así en este curso. Por tanto, 2-3 y pánico para los merengues.

Y con razón, pues ese miedo no llegó a ser drama porque apareció Casillas, una ve más en el Pizjuán. El de Móstoles achicó todo el espacio posible a Gameiro, al que se le quedó la pelota pequeña, y tampoco pudo Iborra introducir el cuero en la red en la segunda oportunidad. Esta vez Nervión sucumbió, pero brindó la mejor de las ovaciones a un equipo que les puso las cosas muy difíciles al Real Madrid, que tiene también su mérito de romper la racha de imbatibilidad del Pizjuán. En 34 partidos oficiales se ha quedado la marca. El Madrid sigue a la caza del Barcelona, y el Sevilla en la suya con el Valencia.