Magnífica tarde de fútbol la que se presentaba este caluroso domingo de abril en Sevilla. La temperatura era inmejorable para la práctica del fútbol y el ambiente en la grada no podía ser mejor. La afición verdiblanca llenó la zona habilitada para la afición visitante y Nervión colgó el cartel de no hay billetes para vivir uno de los choques más esperados del año independientemente de la clasificación o estado de forma de unos y otros. El Sevilla preparó un espectacular mosaico en los instantes previos al comienzo del choque para calentar aún más a los suyos y que salieran enchufados desde el primer segundo.
Emery no reserva a nadie
Se habló en los días previos al choque de la posibilidad de que el preparador vasco le diera descanso a alguno de sus futbolistas por la cercanía de la semifinal de la Europa League. Nada más lejos de la realidad, Emery vivió el momento y no pensó más allá del derbi hispalense. En su once titular volvió a darle la camiseta de titular a Reyes. El utrerano siempre da un plus de rendimiento en este tipo de choques. También apostó por la calidad de hombres como Banega, Konoplyanka y en el lateral derecho optó por Mariano, jugador con más calidad ofensiva que Coke aunque no de tantas garantias como el vallecano.
El Betis sin nada que perder tras su salvación casi matemática puso sobre el Sánchez Pizjuán lo mejor que tenía, incluídos Joaquín y Musonda. Juan Merino quería cerrar la temporada con un triunfo ante el eterno rival tras no conseguir ganar en ninguno de los tres vividos anteriormente en la 2015/16.
Impreciso en el comienzo
Con la grada del Sánchez Pizjuán apretando y con los nervios a flor de piel. Así comenzó el choque. Esto provocó que en el primer cuarto de hora se viera a ambos contendientes demasiado imprecisos. En la parcela defensiva se podía palpar el nerviosismo de los jugadores nervionenses y heliopolitanos. Los pases no eran buenos y esto provocó que se viera muy poco fútbol en los primeros compases
Buena presión verdiblanca
El Sevilla poco a poco se fue encontrando más cómodo con la pelota y comenzó a hacer circular el esférico con mayor precisión aunque cuando la cuestión se trataba de sacar el balón jugado desde los dominios de Sergio Rico, la cosa cambiaba. El Betis presionaba y lo hacía muy bien, partiendo desde Rubén Castro y siguiendo con Musonda y un Joaquín que estaba ofreciendo un gran despliegue físico para la labor defensiva de los verdiblancos. Ante esta situación, los locales tuvieron que optar por el balón en largo buscando que hombres de poca altura como Gameiro o Reyes la bajaran con suerte dispar.
Llegadas sin demasiada elaboración
Previamente ya habían avisado los de Emery con varios centros que terminaron en remates alto. Los protagonistas eran Gameiro con sus rápidas internadas por ambos extremos, Banega con su fútbol de toque y asociación con Konoplyanka y Reyes. El peligro rondaba la portería de Adán y el Betis lo pasaba mal porque no se veía capaz de taponar los agujeros que estaba encontrándose por sus bandas.
Más fútbol y menos polémica
Tras una primera parte algo insulsa, ambos entrenadores arengaron a sus futbolistas para que en el segundo acto se dedicaran más a jugar al fútbol y menos a entrar en polémicas absurdas que solo hacían enturbiar un partido que los dos querían ganar. Mayoritariamente el Sevilla fue el que causó más problemas a su rival. Reyes volvió del vestuario más eléctrico que en el primer tiempo y junto a Konoplyanka ensancharon el campo para conseguir hacerle daño a los verdiblancos.
Premio a la insistencia
El Sevilla cada vez se estaba encontrando más cómodo y las llegadas se sucedían con mayor frecuencia. En una recuperación de los nervionenses en su propia área, N'Zonzi subía el balón sin ninguna oposición rival, la jugaba con Banega y en cuanto el francés le desdoblaba por la izquierda se la daba. El galo centraba con la fortuna que su balón tocaba en un defensa bético, desviaba la trayectoria y Gameiro remachaba en el área pequeña ante una inútil estirada de Antonio Adán en el minuto 66 del encuentro.
El capitán sentencia
Con el primer gol de los locales, Unai Emery empezó a darle movimiento al banquillo buscando la frescura y la contención con hombres como Krohn-Dehli y Coke que entraron por Konoplyanka y Reyes. El madrileño saltó al terreno de juego buscando jugadas inverosímiles. El partido acompañaba para eso y en una internada por banda dejó sentado a dos rivales y estuvo a punto de asistir para el segundo tanto. La jugada acabó en córner.
Precisamente en ese saque de esquina, un balón en la frontal del área era recogido por el lateral derecho que de primeras empalaba el balón y lo mandaba a media altura a la derecha de Antonio Adán que una vez más poco pudo hacer. El capitán marcaba el segundo en el 79 y dejaba prácticamente sentenciado el choque ante unos béticos que se miraban con resignación sin saber muy bien lo que había pasado.
Minutos para los olés
Con el 2-0 en el marcador, el Sevilla se dedicó a contemporizar y a hacer disfrutar a la grada del Sánchez Pizjuán. Los nervionenses tocaban y tocaban mientras que el Betis con más corazón que cabeza buscaba a la desesperación una ocasión para intentar recortar diferencias. Las prisas no eran buenas consejeras para los verdiblancos y los sevillistas redujeron una marcha sabiendo que el partido estaba sentenciado desde el testarazo de Coke.
En la pomada
Tras el triunfo sevillista en el derbi, los hombres de Unai Emery siguen en la séptima plaza aunque recortando puntos al Athletic. Los hispalenses se quedan con 52 puntos y podrían acabar la jornada a dos del Celta si los gallegos no consiguieran ganar en el enfrentamiento del próximo lunes ante un Granada que se juega la vida para salvarse. El Sevilla acaba la temporada imbatido en los derbis de la 2015/16.
