Campo lleno, desplazamiento de la afición visitante, presencia de un gran despliegue televisivo y dos equipos con la fijación de no encajar primero. El Boiro-Pontevedra se pareció más a un partido de play-off que a uno de liga regular. Y lo cierto es que, teniendo en cuenta la entidad de los equipos, el transcurso del juego y el resultado final del choque, bien podría haberlo sido.

El Pontevedra sumó un punto que le permite continuar en la segunda plaza. Además, gracias al empate del Somozas, los de la ciudad del Lérez continúan a tiro de piedra del líder, que visitará Pasarón la semana que viene. Sin embargo, como nota negativa, la distancia con los perseguidores se reduce. Los triunfos de Cerceda y As Pontes hacen que el Pontevedra se sitúe tan solo un punto por encima del cuarto clasificado y con dos de ventaja sobre el quinto.

Se complica por tanto la clasificación para el play-off. Las distancias entre los equipos de arriba se acortan gracias a que, finalmente, los granates no lograron ser los primeros en vencer en Barraña. Aunque ocasiones no le faltaron. Dentro de la predominante igualdad, el equipo de Manu Fernández logró ser el dominador territorial. Los granates ofrecieron una gran imagen, pero la falta de acierto impidió que los tres puntos se fuesen a Pontevedra.

Control

Los granates maniataron a su rival en la primera mitad. El Boiro apenas generó peligro. Tampoco lo hizo el Pontevedra, pero, ciertamente, se jugó más cerca del área local. Los granates llevaron la iniciativa y dispusieron de varias llegadas sin excesiva amenaza. Carnero desaprovechó contra la barrera una buena falta cercana a la línea del área. Posteriomente, Tubo marró la mejor ocasión del primer tiempo al cabecear alto un gran servicio parado de Feito. Era la segunda oportunidad del extremo pontevedrés, el hombre que más cerca estuvo del gol durante todo el partido. Le faltó acierto.

Mientras, el Boiro trataba de inquietar a Edu con sus armas. Hugo y Márquez fueron fantásticamente frenados por los centrales del Pontevedra. Pero la zaga granate sufrió cuando el cuero estaba en posesión de Padín -hasta que le duró la gasolina- y sobre todo, de Armental. Sin embargo, los locales apenas hicieron trabajar a Edu en un par de lances aislados sin peligro.

Carnero, al larguero

Comenzó el segundo tiempo y los equipos se desperezaron. El respeto de la primera parte pareció desparecer por momentos y el partido se convirtió en un ida y vuelta con ritmo, intensidad y buen juego. Liberado por la lucha en vanguardia de Kevin, Carnero comenzó a organizar el ataque granate. Cada vez que recibía, el punta hacía jugar a su equipo. Así llegó la mejor ocasión del partido, cuando, tras recibir de espaldas en mediocampo, se zafó de dos contrarios y logró abrir a banda. Allí esperaba Fandiño, que puso un centro raso hacia el espacio al que acudía el propio Carnero en carrera. No se lo pensó el vigués, que ante tal caramelo, disparó con violencia escorado dentro del área. El balón hizo temblar el larguero de Pazos y botó en la línea, en una trayectoria diabólica que privó al Pontevedra de un tanto tan bello como importante.

Fue la mejor ocasión granate, la primera de las claras para Carnero, que en los minutos finales no fue capaz de introducir la pelota en la portería que había dejado vacía Pazos. El meta no acertó a despejar un balonazo largo y el rechace le cayó al delantero, quien desde la banda izquierda y a 30 metros ejecutó una vaselina desviada por poco.

Edu salvador

Mientras, el Boiro se desperezó de la presión granate e hizo intervenir a Edu. Primero fue Tachi en un remate de córner. Posteriomente, el todoterreno Pedro García, emulando a su “gemelo” Arturo Vidal, se sacó desde lejos un disparo ajustado al palo al que respondió de nuevo con acierto el portero pontevedrés.

Parecía el canto del cisne del partido, pero en el descuento, el Pontevedra pudo lograr lo que no había conseguido en los anteriores 90 minutos. Primero, con un servicio de Tomás que Tubo no conectó con acierto al llegar my forzado al segundo palo. Posteriomente, con un centro-chut desatinado de Carnero, que no vio a dos compañeros libres de marca dentro del área.

Fue una especie de metáfora del choque, con un buen Pontevedra que, por momentos, superó al Boiro llevado en volandas por su particular marea granate, desplazada en masa desde la ciudad del Lérez e igualando en número a la afición local. En otros partidos, los de Pasarón habían pecado de falta de juego y ocasiones. En este, tan sólo faltó el acierto.

Pese a todo, el liderato sigue a tres puntos. Aunque también se aproxima el quinto puesto. El resultado deja todo abierto para unas ultimas dos jornadas que se presumen apasionantes, con cinco equipos luchando por meterse entre los cuatro primeros puestos y un título -con las ventajas que conlleva de cara a ascender- todavía por decidir.