La mejor racha, en cuanto a resultados se refiere, de la Unión Deportiva Almería en la presente temporada parece haberse instalado en la ciudad a orillas del Mediterráneo. Y es que el equipo entrenado por Néstor Gorosito sumó su cuarto partido consecutivo sin perder, el tercero sin encajar y el segundo saliendo victorioso haciendo las veces de local.
El rival, en esta ocasión, un Girona que cotizaba al alza y que acumulaba ocho encuentros sin saborear las mieles de la derrota. De hecho, fue el equipo catalán quien dominó la mayor parte del choque y gozó de las mejores oportunidades, pero un gol de Quique González en el minuto 16 y la fortuna se aliaron con los andaluces, que tuvieron que trabajar denodadamente para alcanzar el triunfo.
El técnico bonaerense dio continuidad al esquema que tan buenos réditos le ha dado desde su llegada al banquillo unionista. La defensa de cinco y el doble pivote escoltaban a una línea atacante conformada por tres hombres en la que Pozo era la principal novedad.
Antes de que el colegiado decretara el inicio de las hostilidades, tuvo lugar un acto que sirvió para homenajear a Jesús Verdejo, consejero delegado de la entidad presidida por Alfonso García cuya personalidad y valores humanos le han hecho digno merecedor de dicho vasallaje.
Así las cosas, las presentaciones y ceremonias protocolarias dieron paso al fútbol, motivo por el cual se habían congregado en el Mediterráneo los 7.251 espectadores que se dieron cita en el feudo rojiblanco en la tarde del sábado. Una afición que apenas tuvo que esperar quince minutos para dar cuenta del primer tanto del partido. Pozo, tras jugada personal, puso un centro medido al segundo palo que Morcillo dejó en bandeja a Quique para que, a puerta vacía, mandara el cuero al fondo de las mallas.
Siete minutos después, el Almería pudo aumentar su renta si Pozo hubiera alcanzado a enviar a puerta un servicio de Dubarbier que, tras conducir un contrataque con la velocidad que le caracteriza y llegar a la línea de fondo, buscó al jugador malagueño en el lado opuesto del área.
Tras esto, el cuadro local fue encerrándose en su área de forma paulatina y, varias llegadas gerundenses más tarde, se llegó al final de los primeros cuarenta y cinco minutos.
Una vez cumplido el cuarto de hora de descanso reglamentario, el envite se tornó en un constante asedio del equipo de la Costa Brava sobre la meta defendida por Casto. Jugadas elaboradas, balones en largo y centros laterales que buscaban ser rematados por Lekic o Cristian Herrera eran las credenciales que presentaban los de Pablo Machín, que debido a las imprecisiones propias, unas veces, y a la mala fortuna, otras tantas, no pudieron ser capaces de poner las tablas en el luminoso, ante un equipo que tenía en el contragolpe su principal tabla de salvación.
El cansancio terminó por hacer mella en unos y otros y los cambios se sucedieron a lo largo de la segunda mitad. En este sentido cabe destacar la marcha de un lesionado Dubarbier, que tuvo que dejar su sitio a Fran Vélez.
Ramírez y Puertas fueron las otras caras nuevas que introdujo Gorosito en aras de mantener un resultado que finalmente, a pesar de las intentonas catalanes, no se vio alterado y pudo propiciar que los tres puntos permanecieran en tierras andaluzas.
Fotos: Diego Carmona.
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