Ese tópico tan típico en el fútbol que dice "entrenador nuevo, victoria segura" ha cobrado fuerza en la tarde de este domingo en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, donde la Unión Deportiva Almería se ha impuesto al Real Oviedo por tres goles a uno, remontando un gol de Linares a los 60 minutos de partido que puso los dientes largos a la parroquia rojiblanca. Quique González, Kalu Uche y Chuli, los dos últimos entrando desde el banquillo, fueron los autores de los goles unionistas, que salvan, de esta manera, un match ball en su pelea por salvar la categoría.

Fernando Soriano se estrenaba como técnico rojiblanco poniendo el broche a una semana que había resultado ser frenética para él. El maño introdujo cambios con respecto al esquema empleado por Gorosito durante su estancia en tierras almerienses, poniendo en liza a una línea defensiva formada por cuatro hombres, con Vélez en el doble pivote y Zongo ejerciendo como extremo en un partido cuyos primeros instantes fueron de tanteo, en los que ambos conjuntos acumularon alguna que otra llegada al área rival sin ser concretada ninguna de ellas. Uno y otro presentaban las credenciales que iban a exponer, en mayor o menor medida, el resto del encuentro. Los locales se apoyaban en la profundidad de sus hombres de banda, mientras que el cuadro carbayón trataba de hacer daño hilvanando jugadas.

Soriano, en su debut como entrenador de la UD Almería. (FOTO: @Almeriajuega - VAVEL)

Veinte minutos de juego tuvieron que pasar para que Quique González protagonizara el primer disparo entre los tres palos a favor de su equipo, pero su inocuo chut desde la frontal fue finalmente atajado por Miño. El Oviedo, por su parte, inquietaba a la parroquia rojiblanca cuando era capaz de tener el cuero en sus pies en tres cuartos de campo; fruto de ello, llegaría un disparo con pierna izquierda de Toché dentro del área que se marcharía excesivamente cruzado. El punta carbayón iba a probar suerte poco después desde el lado opuesto en una ocasión que fue desbaratada por Casto.

Estas dos ocasiones fueron el preludio a la más clara del envite, cuando, alcanzada la media hora del mismo, Jon Erice llevó los sudores fríos a la grada con un disparo lejano que fue desviado a córner por el cancerbero local, que protagonizó una estirada de relumbrón. El nerviosismo se hacía palpable entre los del Mediterráneo, que necesitaban una victoria para salir de los puestos de descenso y su fútbol no hacía pensar que el objetivo terminaría por alcanzarse. 

A trompicones, sin ideas, como si anduvieran con una venda en los ojos llegaban los unionistas a la zona de peligro rival. La enemistad entre Jonathan Zongo y la técnica seguía por sus fueros; Pozo, el hombre llamado a marcar las diferencias, no se bastaba consigo mismo para hacer daño al contrario, por no hablar de la inoperancia de futbolistas como Quique y Ramírez, que no acertaban a dar criterio a las contadas pelotas que recibían en esta primera parte. Daba la sensación que cuando los ovetenses quisieran meter una marcha más, la balanza se desequilibraría.

Sin tiempo para más y, casi con la necesidad de no seguir soportando un partido soporífero, Trujillo Suárez decretaba el fin de los primeros cuarenta y cinco minutos entre la incertidumbre y un ligero sonido de viento procedente desde el graderío.

Linares golpea primero

Después del pertinente tiempo de receso, misma tónica que antes de él. Al Almería se le nublaba la vista cuando de atacar se trataba y, en aras de cambiar dicha circunstancia, Soriano introdujo el primer cambio en su equipo, dando entrada a Kalu Uche en detrimento de un inoperante Jonathan Zongo. Nada más lejos de la realidad, la modificación del técnico maño en su esquema no solo no iba a traer consigo un aire diferente a la zona atacante, sino que, sin siquiera oportunidad para ello, los indálicos iban a recibir un duro varapalo en forma de gol en contra, toda vez que Linares enviara con la testa, libre de marca, un centro lateral de Míchel.

La desesperación se apoderó de la parroquia local que, a gritos de "jugadores mercenarios" y con silbidos pareció herir en el orgullo a los suyos, que, siete minutos más tarde, iban a poner la réplica en el luminoso, erigiéndose Quique González, nuevamente, como el abrelatas de la noche para el cuadro andaluz. Y es que el punta vallisoletano remató de forma acrobática un rechace procedente de un saque de esquina, trayendo consigo una explosión de júbilo y la esperanza entre el respetable, que tornó los abucheos en vítores.

Remonta la tripleta atacante rojiblanca

El Oviedo estaba tocado y, como un tiburón atraído por la sangre, el Almería aprovechó la inercia positiva para darle la vuelta al marcador gracias a un tanto de Kalu Uche, que culminó un pase entre líneas de Dubarbier definiendo con suficiencia ante la salida de Miño. El Mediterráneo estalló y vio cómo su equipo se acercaba a la orilla tras una ardua travesía por un mar de dudas.

Kalu Uche celebra el gol de la remontada. (FOTO: @Almeriajuega - VAVEL)

Y no solo arrivó a la orilla, sino que una vez allí se topó con la tierra prometida. Y es que Chuli, culminando una buena combinación entre los unionistas, puso le sentencia a un partido que pudo haber ajusticiado a los rojiblancos, pero que termina por dar un vuelco en sus aspiraciones, ya que finalizan la jornada ocupando puestos de permanencia con nueve puntos aún por disputarse.

Sin tiempo para saborear el triunfo, el Almería afronta una jornada intersemanal en la que deberá visitar Palamós para enfrentarse al Llagostera el próximo miércoles a las 20:30 horas.

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