Los Países Bajos, ya desde antes del inicio del Mundial, han venido sufriendo una serie de lesiones de futbolistas importantes que les han mermado en cierta medida pero que no les han impedido llegar a cuartos de final. Concretamente, en el centro del campo es bien conocida la ausencia de Kevin Strootman. Una baja crucial en dicha parcela a la que se ha venido a sumar recientemente la de Nigel de Jong.

Recordado por muchos por otras cuestiones, la realidad es que este particular centrocampista de la Oranje estaba erigiéndose como una de las piezas claves en el once. Más allá de goles y florituras, De Jong venía siendo alabado y valorado por Van Gaal por el gran trabajo de recuperación y contención que realizaba. Tareas ocultas a la simple mirada del espectador pero que aportaban un considerable equilibrio.

Sin embargo, su sueño mundialista comenzó a peligrar en los primeros compases de la eliminatoria frente a México. Para la sorpresa de muchos y la alarma neerlandesa, se tuvo que mandar a calentar a Martins Indi. El motivo: De Jong no podía continuar. Ante tal imprevisto, los Países Bajos tuvieron que reorganizar su formación varias veces al mismo tiempo que tenían que remar contra el 0-1 en contra. Finalmente, pudieron dar la vuelta al encuentro con goles de Sneijder y Huntelaar pero tanto Blind como Wijnaldum dejaron dudas.

Lograda la clasificación para cuartos, sólo quedaba esperar a las pruebas que se le iban a realizar. Se auguraron malas noticias y se han confirmado. Nigel de Jong tiene un desgarro en la ingle y se estima que estará entre dos y cuatro semanas de baja, lo que le hace perderse el resto del Mundial. Lo que supone, también, un serio quebradero de cabeza para Van Gaal que deberá decidir si continuar confiando en Blind y Wijnaldum o dará una oportunidad a Jordy Clasie.