Sergio Romero fue designado como hombre más relevante por sus paradas en el implacable punto de penalti. El arquero argentino del Mónaco está cuajando un Mundial bastante completo aunque las críticas a Sabella por dejar fuera de la lista a Willy Caballero aún persisten. Sus guantes serán recordados por la afición albiceleste como aquellos guantes milagrosos que atesoraba un portero que, quizá, haya dado alas a Argentina para conseguir el título mundial. 

Las actuaciones de Mascherano o Vlaar tampoco se quedaron atrás. De hecho, si el encuentro hubiera terminado al finalizar la prórroga, sería impensable que el ex de la Sampdoria estuviera entre los mejores de una contienda que apenas le ha visto, porque no ha requerido de sus paradas amén a un manso ataque holandés. Los penaltis han sido el tributo infartante que han hecho que Romero saliera vitoreado por el público, por el entrenador y por sus compañeros. Salvador de un partido gris, el cancerbero de las Misiones despeja cualquier duda sobre si era merecida o no su incursión en el plantel inicial de Sabella.

La presente competición ha dejado paradas de escándalo y será recordada, además de por sus prórrogas y por el hundimiento de la canarinha, por el descubrimiento definitivo de algunos porteros que se movían en ligas poco visibles y de bajo nombre. Algunos de esos metas que se grabarán en la memoria del respetable son: "Memo" Ochoa, Keylor Navas o el propio "Chiquito" Romero, los dos primeros representantes de la CONCACAF.

La actuación de este último, sobre todo en el partido que se acaba de vivir, es histórica. Acertó la trayectoria de los intentos de Vlaar y Sneijder, mientras que Cillessen se quedó sin parar ninguno. La rotunda puntería de los jugadores argentinos y el buen día de su arquero ha granjeado a un país entero la posibilidad de vivir una final más y de poder coser en sus zamarras la tercera estrella, si es que Alemania cede la batuta a Messi y compañía.