Con tono apesadumbrado, resignado, ha encarado Luiz Felipe Scolari las preguntas que le han hecho los periodistas en la rueda de prensa posterior a la derrota contra Países Bajos. La Canarinha ha vuelto a ser derrotada, esta vez en la final de consolación, acrecentando todavía más el mal sabor de boca que dejó la humillante derrota contra Alemania en la semifinal: "A nosotros no nos fue bien en la etapa final de la competencia, pero hemos logrado una clasificación y tenemos que elogiar a nuestros jugadores, pese a que perdimos estos dos últimos partidos", comentó Felipão intentando poner al mal tiempo buena cara.
En esa misma línea de positivismo se postuló el técnico de Passo Fundo, intentando rescatar las cosas buenas que ha dejado el Mundial para Brasil. También quiso hacer una defensa de su trabajo, destacando que alcanzó las semifinales en las tres Copas del Mundo en las que estuvo presente. Fue campeón en 2002 y cuarto en 2014 con Brasil y también cuarto con Portugal en 2006: "La derrota por 7-1 fue la peor de la historia, lo sé. Pero tengo que considerar los aspectos positivos: en los Mundiales de 2006 y 2010 no pudimos alcanzar las semifinales, y ahora sí", destacó.
Sobre su futuro, más en el aire que nunca con esta nueva derrota, Scolari se remitió a José María Marin, presidente de la CBF, que será el que decida sobre su continuidad. En todo momento negó que fuera a dimitir: "Nuestro acuerdo con la CBF establece que, al final del Mundial, ganando o perdiendo, los miembros del cuerpo técnico entregaríamos nuestros cargos y un informe sobre nuestro trabajo. Es lo que haremos, y el presidente lo analizará y tomará la decisión que le parezca correcta", concluyó.