Los filisteos dispusieron sus campamentos para la guerra, así como los israelitas. Unos sobre la montaña que nacía a un lado, los otros sobre la contraria, con el valle entre ambos. Y del campamento filisteo salió un campeón, de nombre Goliat. Con casi tres metros de altura, una jabalina como arma, una cota de malla como defensa y la compañía de otro hombre, de estatura normal, portando un escudo. Se dirigió entonces a los israelitas, para lanzar su amenaza: “Escójanse un hombre, y que baje él a mí. Si él puede pelear conmigo y de veras me derriba, entonces tendremos que hacernos siervos de ustedes. Pero si yo mismo puedo más que él y de veras lo derribo, entonces ustedes tienen que hacerse siervos nuestros, y tendrán que servirnos. ¡Denme un hombre y peleémonos!”. Los israelitas sintieron terror y no respondieron al desafío.
La guerra evolucionó, sin pausa, con el reto reiterado por Goliat durante 40 días. Y llegó al frente un joven David, hijo de Jesé, que oyó de su padre antes de partir: “Lleva, por favor, a tus hermanos este efá de grano tostado y estos diez panes, y cárgaselos pronto al campamento, a tus hermanos”. Y así lo hizo, para después adentrarse en el campo de batalla y conocer la situación por parte de los israelitas: “¿Han visto a ese hombre que está subiendo? Pues es para desafiar con escarnio a Irsael para lo que está subiendo. Y tiene que suceder que, al hombre que lo derribe, el rey lo enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su propia hija, y a la casa de su padre la libertará en Israel”. Y David no dudó en preguntar: “¿Pues quién es este filisteo incircunciso para que tenga que desafiar con escarnio a las líneas de batalla del Dios vivo?”.
Llevaron finalmente a David ante Saúl, con la firme decisión del joven de enfrentarse a Goliat: “Tú no puedes ir contra este filisteo para pelear con él, porque solo eres un muchacho, y él es un hombre de guerra desde su mocedad”. Pero el pastor no se rindió y contó sus hazañas al dar muerte a un león y a un oso, convenciendo a Saúl. Y David se dispuso a afrontar al filisteo. Colocándose en su misma dirección, Goliat fue el primero en pronunciarse, con aires de desprecio: “Nada más ven a mí, y ciertamente daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo”. A lo que David respondió: “Toda esta congregación sabrá que ni con espada ni con lanza salva Jehová, porque a Jehová pertenece la batalla, y él tiene que darlos a ustedes en nuestra mano”.
El joven hijo de Jesé vio como un temible Goliat se encaminaba a su encuentro, y metió la mano en su bolsa para tomar una piedra y tirarla con la honda, acertando en la frente de su enemigo. La piedra se hundió en el cráneo con la misma rapidez con la que el gran cuerpo de Goliat golpeó el suelo. David corrió entonces, para tomar la espada del gigante y cortar su cabeza, dándole así muerte de forma definitiva. Los filisteos vieron a su campeón derrotado y no dudaron en huir. David, sin espada propia, sostenía la cabeza sin vida de Goliat, el guerrero de casi tres metros de altura, una jabalina como arma, una cota de malla como defensa y la compañía de otro hombre, de estatura normal, portando un escudo.
El partido
De la misma forma en la que Goliat pide a David que vaya a él, sabedor de las ventajas que esa situación le crea en la lucha, San Lorenzo no peleará cuerpo a cuerpo con los españoles. Pero quizás sí pueda encontrar una situación que le favorezca, así como David con la distancia, la honda y la piedra. Por el otro lado, el Real Madrid afronta un partido que coronaría un año perfecto, con la concentración necesaria para tapar los puntos débiles que puede tener todo Goliat.
En tierras islámicas, concretamente suníes, dos equipos competirán entre sí para ser condecorados por la FIFA con el parche que identifica al campeón del mundo. No competirán por ser más agraciados a los ojos de Dios, ya que eso queda renegado a las interpretaciones. Del mismo modo en que David fue capaz de derrotar a un rival superior y se convirtió en héroe al luchar contra las adversidades. Por otro lado, podríamos también interpretar que David poseía un arma de una tecnología muy superior a la de su enemigo. Y también podemos creer que la fortaleza de Goliat era una simple ilusión, ya que un David acostumbrado a utilizar su arma de largo alcance era igual o más temible que el filisteo, fuerte en distancias cortas. ¿Y si la ventaja la tenía David, cuál sería la moraleja de la historia?
Posibles onces
