Trepidante encuentro, especialmente en su segunda mitad, el que dejaron dos selecciones tan diferentes como son Argelia y Sudáfrica. Los norafricanos, con el toque y la paciencia por bandera; ante los sudafricanos, que tienen la eléctrica velocidad de sus hombres de arriba como mejor arma. Así pues, ambos combinados comenzaron el choque. Los argelinos, conscientes de su vitola de favoritos, trataron de mandar desde el inicio. Posesiones largas, balones por banda y centros hacia la cabeza de Slimani, ese delantero que vive en constante relación con el gol.

Los Zorros del Desierto avasallaron a los Bafana Bafana en los primeros compases, encerrándoles en su área. Achicaban agua como podía, pero perdían el cuero con suma facilidad. Fue un constante ataque antes de que el combinado comandado por Mashaba. Sin embargo, los hoy de amarillo se fueron sacudiendo poco a poco la presión, demostrando que no solo iban a defender. Unas primeras llegadas de Rantie a la espalda de los defensas, especialmente de Halliche, que fueron el preludio de lo que más tarde sucedería. De primeras, el veloz atacante sudafricano estaba a punto de regatear a M’Bolhi, en su peor acción del encuentro, y disparar a la red, pero el campo se le hizo algo pequeño.

Sudáfrica desconectó a Argelia y la superó durante el primer periodo

La acumulación de jugadores en zona de tres cuartos, donde aparecían los atacantes argelinos y las dos líneas defensivas de Sudáfrica, fue dando sus frutos a Mashaba, que vio como su planteamiento se tornaba en acertado. Furman, con un zapatazo desde fuera del área, cataba el larguero y hacía temblar al mismísimo Gourcouff en la banda. Argelia comenzaba a precipitarse. Vilazaki, un peligro constante, volvía a incordiar a Raïs, que tenía que salir antes de que el delantero sudafricano disparara dentro del área. Sudáfrica se lo creía y Argelia se inundaba de dudas. Los centros de Mahrez y Feghouli no encontraron rematador alguno en esta primera parte, y Brahimi, encimado constantemente, no podía desplegar todo su fútbol.

Foto: CAF

M’Bolhi seguía apareciendo, esta vez con el pie ante un gran disparo de Jali en el átra, tras una enorme jugada colectiva de Sudáfrica. Y Así, los Bafana Bafana plasmaban su superioridad final en el primer periodo. Una mitad inicial en la que Argelia fue de más a menos, hasta terminar ahogándose en un sin vivir constante con el balón. Los Zorros del Desierto no hilaban jugadas, sus hombres de ataque no se encontraban entre ellos y eso lo aprovechaba su rival, dando un puñetazo encima de la mesa y sorprendiendo a propios y extraños. El descanso, sin duda, fue la mejor noticia para el combinado magrebí, pues terminó totalmente noqueado por el ímpetu rival.

Rantie para las buenas y las malas

Tras el descanso, Sudáfrica terminó de creérselo. Los contraataques sudrafricanos se multiuplicaron en número, bien en parte porque Argelia se partió en dos por el centro del campo. Las líneas juntas en defensa impedían cualquier acercamiento argelino, por lo que los Zorros del Desierto sufrían demasiado a su espalda. Además, la defensa de Gourcouff seguía fallando una y otra vez, como si de un equipo juvenil se tratase. Errores de marcaje, de vigilancias y de seguimiento al rival. Poco tardaron en encontrar su premio los Bafana Bafana. Una acción de ensueño, de verdadero toque argelino, en la que la defensa ni vio dónde estaba el balón. Rantie, Vilazaki y Jali triangularon hasta que Phala, completamente solo en el área pequeña, solo tuvo que cruzársela a M’Bolhi.

El encuentro estaba donde Mashaba quería. Marcador a favor, y más espacio a la contra, si no hubo suficiente antes. Ese fue el momento de los Bafana Bafana, el instante en el que pudieron sentenciar. Un penalti innecesario de Mandi, que bien podría haber sido roja, dicho sea de paso. Rantie, el mejor del partido, ante el arquero argelino. Un ‘face to face’ directo, con solo un vencedor. No la tocó M’Bolhi, pero sí el larguero, que repelió el fuerte disparo del delantero sudafricano. Primer perdón. Argelia tuvo un amago de reacción, pero el partido tenía color amarillo. Rantie, de nuevo, volvía a perdonar en boca de gol. El segundo estaba cerca, pero no llegaría jamás.

Foto: CAF

Vilazaki, que volvió locos a Halliche y Medjani, realizaba virguerías en el área para que después Jali no lo aprovechara. Los Bafana Bafana se desesperaban, tanto dentro del campo como en el banquillo. Se olían lo que podía suceder. Pues bien, así fue. Un centro de Brahimi lejano, que peleó Slimani, terminó dentro del área después de que Hlatshwayo lo peinara y desconcentrara a Keet. Tremendo varapalo para Sudáfrica, que inmerecidamente vio como la igualada se restablecía. Eso mató al conjunto de Mashaba. Cierto es que nada más recibirlo volvió a tener una oportunidad clamorosa, desbaratada por M’Bolhi, el constructor de la remontada, pero eso fue todo. No volvió a crear peligro.

La superioridad argelina

Con el encuentro abierto, y el centro del campo fuera de combate, quien acertó fue Argelia. Achuchaban los Zorros del Desierto, que se agarraron al partido, y de qué forma. Ghoulam, ganándole la partida al lateral, fusiló a Keet dentro del área y puso el 2-1 en apenas cinco minutos. La remontada se culminaba. Pero aún quedaba más. Los cambios que realizó Gourcouff con Belfodil y Taïder dieron sus frutos, y su equipo pudo hasta sentenciar un encuentro que tenía perdido de haber recibido el segundo gol, merecido por otra parte.

Gourcouff acertó de lleno con las permutas

Con calma y con paciencia, una jugada llegó a Slimani, que olió sangre y batió a un desafortunado Keet bajo los palos. El arquero sudafricano pudo hacer mucho más, pues el disparo del jugador del Sporting de Portugal no fue ni fuerte, ni colocado. A fin de cuentas, valió igual, y puso el tercero. Partido para Argelia. Poco más se pudo ver en los minutos finales, pues el combinado magrebí contemporizó a la perfección el choque y Sudáfrica apenas amenazó la portería de M’Bolhi, uno de los mejores del encuentro. Sin él, a pesar del larguero en la pena máxima, Argelia hubiera salido escaldada y con varios goles en contra.

Tres puntos de oro para la selección argelina, que reaccionó a la perfección. Queda la sensación de que el fútbol de toque y preciso de los Zorros del Desierto aún no ha aparecido, pero lo que sis e vio fue un equipo que sabe reaccionar ante los infortunios y que a pesar de jugar mal, puede sacar los partidos adelante. Por su parte, los Bafana Bafana terminan con sabor amargo, no por la derrota, que se podía esperar, sino por saber que la victoria quedó más cerca que nunca. Además, Argelia vuelve a ganar un partido inaugural de una Copa de África, algo que no sucedía desde 1990 cuando, precisamente, se alzó como campeona. Y lo hace ante una de sus bestias negras, pues nunca había superado a Sudáfrica. Casualidades del destino.