Y Grosskreutz obró el milagro

El espectacular y renovado estadio Velodrome, situado en la ciudad sureña de Marsella, fue el escenario encargado de acoger el choque entre Olympique de Marsella y Borussia Dortmund. Para este partido, ambos conjuntos llegaban en situaciones totalmente opuestas, los unos, jugándose el estar o no en octavos de final, los otros, con la intención de salvar la deshonra que suponía el no haber logrado sumar ni un solo punto en los cinco partidos anteriores. Además, los germanos, equipo más exigido, aterrizaban en Francia más mermados que nunca, si bien, a las bajas ya conocidas: Hummels, Subotic, Gündogan… había que sumar la de un Bender, que no fue capaz de terminar el último enfrentamiento de liga frente al Leverkusen, a causa de una lesión en su tobillo.

Inicio de partido trepidante

El choque comenzó de un modo totalmente inesperado, pues ambos equipos lograron marcar un gol en apenas quince minutos de juego. El primero en golpear fue el equipo de la Renania, gracias a un Lewandowski hiperactivo durante todo el encuentro, que supo anteponer su cuerpo entre el balón y el defensor tras recibir un magnífico pase de Reus, para acabar fusilando en el uno contra uno a Mandanda. Apenas diez minutos más tarde, una falta lejana botada desde la zona izquierda por Payet, fue a parar a la cabeza de Khalifa, al que no supo contener el debutante Sarr, estrellándose su remate de cabeza en el larguero, para que segundos después, Diawara metiese el rechace a placer dentro de la portería, poniendo el empate a uno en el electrónico.

Un Dortmund poco creativo

El Dortmund mostró grandes carencias para elaborar juego asociativo, empecinándose en jugar con balones largos

Tras estos primeros minutos de locura, ambos equipos decidieron tomar algo de aire, y el choque se estabilizó. A pesar de que el Borussia Dortmund llevó más la iniciativa, el Marsella no se amedrentó, y disfrutó de minutos de dominio, eso sí, sin llegar a crear problemas a la zaga del Dortmund. Sin embargo, en el minuto 34, una simulación de Payet dentro del área le supuso su segunda tarjeta amarilla, lo que provocó que su equipo desapareciese por completo del rectángulo de juego, cediendo todo el protagonismo a los germanos. No obstante, el Borussia Dortmund mostró grandes carencias para elaborar un buen juego asociativo, buscando acabar las jugadas muy rápido a través de balones directos, y precipitándose en exceso. Además, el equipo que actuaba como visitante se empecinó en jugar con balones largos, muy fácilmente defendibles por la ordenada defensa marsellesa, como bien muestra el gráfico. Con este argumento se llegaría a un descanso que el partido pedía a voces.

Cambio radical en el segundo tiempo

Una y otra vez, tanto Mendy como Abdallah se vieron superados por balones a su espalda

En la reanudación, los pupilos de Klopp parecieron haber entendido la charla de su entrenador a la perfección y mostraron una imagen completamente distinta. Reus empezó a aparecer más, y todo su equipo comenzó a carburar de un modo inmejorable. Los pases se sucedieron uno tras otro, y cada vez que el balón caía en los pies de un jugador del Marsella, acababa siendo recuperado por los alemanes pocos segundos después. El propio Marco se trasladó a la zona derecha, y junto a Lewandowski, y la inestimable ayuda de Grosskreutz, el equipo de la Cuenca del Ruhr generó mucho peligro. En contraposición, el conjunto de las bocas del Ródano encontró en la parcela izquierda de su defensa su auténtico talón de Aquiles. Una y otra vez, tanto Mendy como Abdallah se vieron superados por balones a su espalda, que supusieron numerosas oportunidades en favor de los visitantes.

Este déficit permitió a los teutones disfrutar de grandes oportunidades entre las que destacaron un cabezazo de Kuba bien detenido por Mandanda, un remate de Reus contra la madera, o un error de la zaga marsellesa que Lewandowski no fue capaz de culminar, tras dejar sentado al meta francés. El Dortmund lo seguía intentando, mientras comenzaron a llegar las malas noticias desde Italia. El Nápoles se adelantaba en el marcador, lo que clasificaba a italianos e ingleses. Pese a este mazazo, el Dortmund supo mantener la calma, y seguir desarrollando su juego.

Emoción y locura final

Llegado el minuto 87, cuando los aficionados desplazados hasta el sur de Francia ya se temían lo peor, una jugada, iniciada curiosamente desde la zona contraria a donde habían llegado el resto de ocasiones borusser, acabó en los pies de Schieber, quien inteligente, pasó el balón atrás, para que Grosskreutz, casi cayéndose, soltase un latigazo que sorprendió a Mandanda, para acabar colándose dentro de la portería. Era el gol que significaba el pase a los octavos de final, y tanto su autor, como el resto del conjunto, no dudaron en correr hacia sus hinchas, que se abalanzaron sobre la valla que les separaba del terreno de juego. Tras el gol, se llegaría al final de este partido con emocionante final.

Esta victoria permite al Dortmund acceder a la fase de octavos de final de la Champions League como primero de su grupo. El otro equipo clasificado es el Arsenal, a pesar de que anoche se quedó a un solo tanto napolitano de quedar apeado de la competición. Con estos dos partidos se cerraba el que para muchos ya era el grupo más emocionante de esta primera fase, y que, con un equipo eliminado por un solo gol, ha sobrepasado todas las expectativas.

1º Imagen: yle.fi

2º Imagen: Getty Images

3º Imagen: AFP/Getty Images