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Resumen temporada del Núremberg 2013/2014: la cruz de Baviera

Decepcionante campaña del conjunto bávaro, que ocupó los puestos de descenso desde las primeras jornadas hasta la última. Drmic fue una de las pocas notas positivas dentro de un año plagado de sombras para "Der Club".

Resumen temporada del Núremberg 2013/2014: la cruz de Baviera
Bundesliga
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Por Iván Álvarez Pericón

Si en Múnich la Bundesliga solamente ha dado alegrías esta campaña, en la vecina Nürmberg casi todo han sido lamentos y caras largas. Amargura provocada por el mal trago de un descenso que se intuía desde las jornadas iniciales. Aunque el Bayern obtuvo los seis puntos del doble enfrentamiento en el derbi bávaro, fue el cuadro que disputa sus partidos como local en el Grundig Stadion quien más le complicó las cosas a lo largo de este curso futbolístico que acaba de finalizar en Alemania. Más allá del minuto 60 se tuvo que ir el conjunto de Pep Guardiola para abrir la lata y desactivar un planteamiento agresivo que les incomodaba sobremanera en la salida de balón. La visita del todopoderoso campeón fue una bombilla a medias de encender para Der Club dentro de una campaña plagada de sombras.

Trayectoria

Tras la consecución de una holgada permanencia en la temporada 2012/2013, el Núremberg iniciaba la recién finalizada edición de la Bundesliga con la intención de dar un paso más y aspirar a colarse en las posiciones europeas. Con la precisión milimétrica de Kiyotake como faro del conjunto en la parcela ofensiva, al nipón le llegaban el pasado verano socios de nivel como el espigado Ginczek (que venía de completar una magnífica campaña en el Sainkt Pauli) y Drmic, ansioso de mostrar en su campaña de debut en suelo alemán todas las buenas maneras insinuadas en Suiza. Bocanadas juveniles de aire fresco para complementar un proyecto solvente cimentado en la experiencia de hombres veteranos como Frantz o el guardameta Schäfer. Aventura ilusionante sobre el papel que nunca se trasladó al rectángulo de juego.

Desde la jornada inicial el viento siempre sopló en contra. Se sucedían los encuentros y a los bávaros se les resistía la victoria. Tras la manita encajada en casa frente al Hamburgo y después de haber sumado sólo cuatro puntos de los primeros veinticuatro posibles, Michael Wiesinger fue destituido de su cargo. El holandés Gertjan Verbeek ocupó su lugar en el banquillo que aunque imprimió un nuevo carácter al equipo no supo cosechar esos resultados positivos tan necesarios para dar tranquilidad a un conjunto que se ahogaba en los últimos puestos de la tabla clasificatoria. Los del Grundig Stadion llegaron al parón invernal en penúltima posición, sin conocer la victoria y con once puntos fruto de su abono al empate.

El 2014 trajo las victorias a Núremberg. Se inició el año con una goleada al Hoffenheim y un triunfo convincente en Berlín, justo antes de caer dejando muy buena imagen frente al Bayern para encadenar seis puntos en las dos siguientes jornadas frente al Augsburgo y al Eintracht de Braunschweig. Pese a la grave lesión de Ginczek, punta de lanza del equipo, los buenos resultados se encadenaban después de que Drmic, cerca del costado diestro durante casi toda la primera vuelta, asumiese el mando de las operaciones en ataque. Se vislumbraba la luz a la salida del túnel pero todo se volvió a torcer en el mes de marzo y la oscuridad regresó al norte de Baviera. La derrota ante el Borussia Dortmund marcó un nuevo punto de inflexión negativo en el devenir del equipo.

El cuadro bávaro se sumió en una espiral de malos resultados que agudizaban su inseguridad defensiva y su alarmante dependencia de Drmic para perforar la portería rival. Los setenta goles encajados hablan alto y claro del descomunal agujero defensivo existente en un equipo en el que Schäfer achicaba inundaciones con calderos de juguete. El veterano guardameta tuvo más de una tarde de gloria en el Grundig Stadion, pero los pueriles errores de concentración en las jugadas de estrategia y la pasividad a la hora de defender las combinaciones rivales en el balcón del área hacían de su tarea de salvamento una labor casi titánica. El Núremberg parecía destinado a hundirse y nada pudo evitarlo. Roger Prinzen relevó al destituido Verbeek en las últimas cuatro batallas pero fue una tirita insuficiente para tapar las numerosas heridas de guerra acumuladas en el campamento bávaro.

Mejor jugador: Josip Drmic

Perforó en diecisiete ocasiones la portería rival en la campaña de su debut en Alemania. Anotó el 46% de los goles de su equipo, difícil hacer más para que el conjunto bávaro eludiese el descenso. Primero cerca del costado derecho del ataque y en el segundo tramo de campeonato como referente ofensivo en la parcela central, su amplio catálogo de controles y disparos, así como su extraordinaria habilidad para atacar los espacios fueron un auténtico quebradero de cabeza para todas las zagas de la Bundesliga. Tiró del carro de su equipo como todo un veterano pese a sus 21 años, pero nadie le acompañó como se merecía. Pese al descenso del club bávaro, él escuchará el himno de la Champions en Leverkusen la próxima temporada.

Jugador revelación: Marvin Plattenhardt

Con el veterano Pínola consolidado en el eje de la zaga, este joven valor procedente de las categorías inferiores del club se adueñó con acierto y atrevimiento de la banda izquierda. Apuntado en las libretas de todos los ojeadores del país desde su magnífica actuación en el Europeo sub-17 allá por 2009, tras varios años en el primer equipo por fin ha demostrado su potencial. Muchos esperaban que fuese Stark quien diese el paso al frente esta campaña, pero ha sido Plattenhardt el que ha dado el paso al frente y se ha librado de la quema en una línea defensiva caótica durante la mayoría de los encuentros. Consolidado en la selección sub-21, continuará disfrutando la próxima campaña de la máxima categoría del fútbol alemán en Berlín.

Jugador decepción: Makoto Hasebe

Llegó como refuerzo de campanillas con la esperanza de reencontrarse con su mejor versión y sumar minutos de cara al Mundial, pero entre problemas físicos y errores en el funcionamiento colectivo apenas contabilizó actuaciones destacadas. Clave en el equilibrio del Wolfsburgo campeón dirigido por Felix Magath, desde entonces ha ido descendiendo su rendimiento hasta pasar desapercibido en un conjunto que ha perdido la categoría en la Bundesliga. Con poca contribución en el inicio de las jugadas, no brilló excesivamente a la hora de ahogar el caudal ofensivo del adversario, su faceta más destacada.

Once tipo y valoración de la temporada

Varios entrenadores han pasado por el banquillo del club bávaro esta temporada y todos se han debatido entre el 4-2-3-1 y el 4-5-1 como dispositivo táctico. Solamente en las últimas jornadas, cuando se hizo evidente que el equipo necesitaba mayor presencia en campo contrario se optó por juntar a dos puntas, con Pekhart como boya para los centrales y Drmic explotando su movilidad y su habilidad para atacar los espacios. Pese a esas ligeras oscilaciones en la medular, el equipo fue endeble sin balón y comenzó a ser frágil desde una línea defensiva que nunca ofreció garantías a su guardameta, quien pese a la mala situación clasificatoria fue uno de los destacados a lo largo del curso. Vulnerables sin balón, casi inocuos cuando disfrutaban de la posesión por la exagerada distancia entre líneas. Con esa tendencia a la inconexión, las bazas ofensivas se reducían a la capacidad de Drmic para generar peligro de forma individual y la precisión quirúrgica de Kiyotake en las jugadas a balón parado. Mantener la categoría con esas carencias era casi una utopía y el paso de las jornadas hizo amarga justicia de sus propios errores. Ni el desesperado cambio a última hora en el banquillo pudo evitar una debacle que se intuía desde el mes de septiembre.