Pocas veces el famoso tópico "una parte para cada equipo" es tan ejemplificador de lo que pasó en el Mercedes-Benz Arena de Stuttgart en esta octava jornada de la Bundesliga. Ambos conjuntos llegaban al partido con sensaciones un tanto extrañas antes del parón de selecciones, los dirigidos por Armin Veh habían empatado en Dortmund y logrado ganar su primer partido, pero cortaron esa racha de resultados positivos con una derrota en Berlín. Por su parte, los pupilos de Roger Schmidt arrastraban también unos irregulares resultados, alejados del ilusionante inicio de campaña.

Pero todo esto quedo en un segundo plano cuando, casi sin tiempo para tomar asiento y revisar las alineaciones, Heung-Min Son aprovechaba el rechace de la defensa local a un intento de internada de Kiessling. El balón caía a los pies del surcoreano que, con mucha calidad, recortaba a un defensor local y al guardameta Kirschbaum y ponía el 0-1 transcurridos poco más de tres minutos. El portero local volvería a ser protagonista cinco minutos después. Un mal pase suyo caía a las botas del autor del primer gol y éste, tras controlar el esférico, lo colocaba con una magistral volea en la escuadra local. El bueno de Son pudo aumentar todavía más la ventaja en un mano a mano, tras un nuevo desajuste defensivo, que estrelló en el larguero, aunque fue anulado posteriormente. Varios errores y la indudable calidad del atacante surcoreano condenaban al Stuttgart en menos de 10 minutos.

El ritmo del partido bajó, algo que permitió poder visualizar el esquema táctico de ambos equipos. El equipo de la capital de Baden-Württemberg formaba con un 4-3-3 con bastantes argumentos en el centro del campo, pero que hasta el momento no había podido más que correr detrás de las balas visitantes. Las figuras de Leitner, canterano del Borussia Dortmund, y de Oriol Romeu, cedido por el Chelsea, estaban completamente ausentes.

El conjunto de Leverkusen presentaba también una novedad táctica significativa con respecto a sus últimos encuentros. Schmidt optó por dejar de lado su ya clásico 4-2-3-1 y optó por un 4-4-2 muy ofensivo. Desapareció la figura del doble pivote, incluso, por momentos, la del pivote. Los hombres más centrados eran Reinartz y Çalhanoğlu, éste último mucho más retrasado de lo que nos tiene habituados, intentando así que su participación en el juego fuera más constante, pero sin demasiado éxito. En las bandas, Brandt y el mencionado Heung-Min Son, intercambiándose constantemente. En este movimiento de permutación también entraba Karim Bellarabi, recientemente internacional absoluto con los de Löw, que acompañaba a Kiessling en la punta de ataque.

Cuando ya la primera parte agonizaba y la cabeza de Veh pensaba en como revertir la situación, su equipo solo inquietaba a balón parado, llegó lo que para muchos hubiera sido la sentencia. Pared vertiginosa entre el autor del doblete y mejor jugador del partido, para que Bellarabi anotara el 0-3 tras superar con mucha facilidad a todos los defensores que le salieron al paso. Uno de ellos, el ahora también internacional Rüdiger, estuvo bastante desafortunado y fue sustituido por Hlousek al descanso.

El Stuttgart logra una remontada impensable

El inicio de la segunda parte no fue muy diferente a la primera. Ritmo más lento de lo que suele ser habitual en los partidos del Bayer, condicionado claro por el marcador, y pocas ocasiones. Las caras de Veh eran un poema, pero todo iba a cambiar en 20 minutos. Un centro lateral del austríaco Klein lo remataba de cabeza casi a placer Werner. La complacencia y relajación del equipo visitante, sobre todo en defensa, metía al Stuttgart en el partido. En ese momento llegaba el primer cambio defensivo de Schmidt, bastante desafortunado en sus decisiones en este partido.

Poco después, de nuevo Klein anotaba su primer gol en Bundesliga con un disparo duro desde la frontal ante la mirada de la defensa y de Leno que se quedaba corto con los puños. 2-3 y el Mercedes-Benz Arena rugiendo, pero en ese contexto no apareció ni la solidez ni la pausa que necesitan los equipos para aspirar a metas ambiciosas. El Bayer Leverkusen volvió a naufragar en esta situación. Muchas imprecisiones y buscando anotar el 2-4 a la desesperada, olvidando por momentos que jugaban sin casi jugadores de corte defensivo en el centro del campo y provocando que el equipo se partiera constantemente. El Stuttgart comenzó a llegar con facilidad y Harnik puso el empate tras una falta lateral defendida igual de mal que lo habían hecho ambos conjuntos durante el partido.

El Bayer tuvo un par de ocasiones e incluso un gol anulado en un intento a la desesperada de arreglar el despropósito de los últimos 20 minutos, pero el que estuvo más cerca de ganarlo fue el equipo local, y solo Leno pudo con el ímpetu de un Stuttgart que sale muy reforzado, pero sigue abajo. Aunque peor parado queda el Bayer, a 7 puntos de la cabeza, en sexta posición y con el preocupante dato de que solamente han logrado una victoria fuera del Bay Arena, fue en Dortmund, otros que no están para tirar cohetes. Pero eso ya es otra historia, y la del Leverkusen es que deberían aprender que no todo en el fútbol es el ataque.