La cuarta jornada de Champions lleva inscrita la palabra revancha, y los lusos son de esos equipos que vienen dispuestos a tomarse la justicia por su mano. Esta vez el Schalke se las verá en su territorio, un territorio en el que el Sporting forma parte de los clubes más grandes.
A buen entrenador, pocos cambios bastan
A pesar de que pueden presumir de ser una de las cantera más prolíferas del fútbol mundial, de ella han salido jugadores de la talla de Figo, Cristiano Ronaldo, Joao Moutinho o Nani entre otros, el Sporting ha pasado el último lustro vagando por el desierto. Hasta el pasado año cuando, dirigido por Leonardo Jardim, volvió a colocarse en el estandarte europeo, metiéndose en fase de clasificación para la UCL. Pero a Jardim no tardó en salirle novia: el Mónaco fichaba al entrenador venezolano, y el Sporting recibía a Marco Silva.
El joven entrenador autóctono portugués ha sabido tratar bien la herencia de Jardim, creando un bloque sólido y competitivo, muy firme atrás, al que no le importa ser protagonista con la pelota, la cual no maneja nada mal, como ya se demostró en Gelsenkirchen. Su gran juego posicional sumado a su fortaleza mental, son aptitudes más que favorables para plantar a los mineros.
El plato bien frío
Así lo demostraron en el partido de ida, donde merecieron mucho más. Tras reponerse de un 3-1 en contra, contando desde el minuto 30 con únicamente 10 jugadores sobre el verde, el injusto penalti pitado por el árbitro en su contra, supuso que volvieran a casa sin un punto de su paso por tierras germanas. El duro mazazo pareció durar poco, pues en la competición doméstica ganaron su correspondiente partido. A pesar de ello, esta pasada jornada, en el encuentro disputado ante el un rival directo como es el Vitoria Guimaraes, que se presenta este año como candidato a todo, el resultado fue nefasto, lo que podría haber mermado la confiada de los leones.
Para levantarse del traspié en la Primeira Liga, el Sporting cuenta con jugadores de gran nivel, que han sabido adaptarse al juego del equipo y que se configuran como piezas determinantes ante partidos de esta identidad. Entre ellos destaca Adrien Silva, jugador clave para la escuadra lisboeta y brújula del equipo. Desde el centro del campo maneja el juego, siendo a su vez un excelente llegador y realizando una gran labor asociativa. Arriba, para el gol, encontramos a Slimani, una de las revelaciones del Mundial. En el último partido ante el Schalke, se lesionó en el minuto 30 de partido y el equipo lo notó. Este argelino, que junto a su selección llegó tan lejos, se configura como un delantero muy fuerte y potente. Veloz y difícil de parar, con gran acierto de cara a gol.
A pesar de la importancia de Silva y Slimani, la parte vital en el juego del Sporting corre a cargo de sus dos extremos, encargados de generar todo el flujo de ataque: Carrillo y Nani. El primero, un joven canterano que está demostrando grandes cosas, y el segundo, el hijo pródigo, que tras su paso por el United, vuelve a casa ostentando de nuevo un lugar importante dentro del equipo. Son jugadores rápidos, extremadamente habilidosos con el balón e incisivos por su banda, lo que los vuelve determinantes en el juego del equipo de la capital Portuguesa.
A pesar de conformarse como un equipo muy competitivo, lo cierto es que el Sporting ocupa el último puesto del grupo G, por lo que con un punto de nueve posibles a sus espaldas, la realidad muestra que a los portugueses solo les vale ganar si quieren tener opciones de continuar su andadura europea.
¿Quién quiere el balón?
Quien saliera victorioso del anterior choque entre ambos equipos llega a Portugal comandado por un Di Matteo que, a pesar de que cumplirá su cuarto partido al frente del equipo cuajando buenos resultados, no termina de convencer. Como ya prometía por su historial, ha convertido al Schalke en un equipo muy reservón, que prefiere esperar atrás a llevar la voz cantante. Sea en la Bundesliga o en Europa, como local o visitante, lo cierto es que a los mineros no tienen reparo alguno en ceder la posesión al rival, tratando así de buscar los espacios a la contra.
Por otro lado, cuando les toca atacar, siempre suele ser mediante juego directo. Una estrategia basada en balones largos que buscan ganarla por arriba, con ataques fugaces, muy poco elaborados, en los que intenta conectar con alguna genialidad de sus jugadores de ataque. Este tipo de juego resultaba funesto en ocasiones bajo los mandos de Keller, pues la zaga defensiva era un gran cráter del equipo en la etapa en la que estuvo bajo sus órdenes. En este sentido, los mineros han experimentado un crecimiento de nivel en la línea de zagueros, y por tanto el sistema parece funcionar con algo más de acierto.
Leve mejora defensiva
Esta mejora en la línea defensiva tiene varias claves: Di Matteo está contando con la pareja de centrales que tanta gente pedía: Kirchhoff-Howedes, que poco tienen que ver con los Matip, Santana, etc de antaño. Además, a la individualidad de esta pareja de centrales se le suma el trabajo y sacrificio colectivo, donde incluso los extremos forman parte del engranaje defensivo cuando el equipo repliega en 4-4-2. Los únicos exentos de participar en estas labores son el mediapunta y el delantero. A pesar de la notable mejoría en defensa, lo cierto es que no son para nada un equipo de presión alta, sino que prefieren esperar en medio campo para echarse sobre el rival.
A pesar de que en defensa el equipo no cuenta con una retaguardia de gran nivel, lo cierto es que al Schalke le basta una genialidad de alguna de sus indiviudalidades más destacadas para solventar cualquier partido. En este contexto surge la figura de Klaas Jan Huntelaar, quien de nuevo, como el pasado año, vuelve a ser el hombre más determinante y vital para el equipo. Además de haber anotado en los 4 partidos de UCL este año, es el único jugador capaz de transformar los simplones partidos mineros en victorias.
Una de las nuevas caras del equipo, Choupo-Moting, se ha convertido también en una pieza clave para el conjunto minero. La nueva incorporación se ha adaptado perfectamente al equipo y le ha ganado el puesto al resto. Es un jugador muy incisivo y goleador, que ha estado presente en casi todas las jugadas de gol. Uno de los más disciplinados en el trabajo defensivo, ha sabido aclimatarse a la perfección al nivel requerido por Di Matteo a sus extremos. A pesar de que partía como una de las últimas opciones en su puesto, con la entrada de Di Matteo, otro jugador que está destacando es Obasi. Es un extremo africano rápido y driblador, pero algo falto de precisión, que en el partido de ida completó una gran actuación.
La gran pérdida del equipo, en cuanto a esas figuras individuales, y la baja más significativa es Julian Draxler, quien la pasada jornada de Bundesliga se lesionó y permanecerá apartado del verde hasta 2015. Hasta ahora el joven minero estaba siendo muy importante con Di Matteo, jugando de enganche por detrás de Huntelaar. Todo indica que Meyer será el encargado de suplir su puesto. Boateng, también lesionado desde hace semanas y Goretzka, que es baja desde septiembres, son otras de las ausencias más significativas en el Schalke.
Alineaciones
