Llegaban ambos equipos al duelo en Maguncia, la capital de Renania-Palatinado, en malas dinámicas, y el resultado final no mejoró esta circunstancia. Los locales, tras un inicio prometedor donde enlazaron jornadas sin perder y grandes resultados, han encadenado ahora jornadas sin ganar y se acercan peligrosamente a la zona baja.
Por su parte, la situación en el Stuttgart es todavía peor. Tras la dimisión de Armin Veh volvió Huub Stevens, y pese a ganar en su debut con contundencia, cayó también con contundencia en la anterior jornada, dejando en duda el titulado 'efecto Stevens'. El partido del Coface Arena era una prueba de fuego para medirlo.
El ambiente no defraudó. La primera parte del Stuttgart sí. Tras un inicio de partido con muchas faltas e interrupciones y poco ritmo, el Mainz se fue imponiendo poco a poco. El dominio pasó de ser alterno a ser claramente para los dirigidos por Kasper Hjulmand. Las internadas de Jairo, mayoritariamente por banda derecha, le crearon muchos problemas a Sakai, pero el atacante español no logró finalizar ninguna.
El dominio del Mainz crecía a la vez que crecía el protagonismo de Malli, muy participativo y creando problemas con sus conducciones a la espalda de Oriol Romeu, que muy solo y superado de nuevo, fue sustituido comenzada la segunda parte. El dominio se trasladó al marcador en el minuto 36. Okazaki forzó muy bien un libre directo en la frontal, y Geis, con un magnífico disparo, aprovechó la mala colocación de Ulreich y adelantó a los suyos.
El costarricense Júnior Díaz pudo sentenciar el partido en el 45, pero su remate de cabeza tras una falta lateral se perdió por poco. El Mainz mereció más ante un completamente inoperante Stuttgart, pero no logró sentenciarlo. Y ya se sabe...
Llegan el ritmo y las ocasiones
El Stuttgart dejó de lado el defensivo e incomprensible planteamiento de su técnico, y se lanzó al ataque en el segundo tiempo. Con más corazón que cabeza. Ese repentino ímpetu, por parte de un equipo que había estado completamente adormecido, sorprendió al Mainz, y Ginczek pudo empatar tras una gran jugada, pero Karius lo evitó.
El Mainz se sacó de encima la presión y volvió a disponer de ocasiones para ampliar su renta, pero sus delanteros no estuvieron acertados. Stevens movió el banquillo y deshizo el planteamiento inicial. Entró el serbio Kostic y a partir de allí el partido cambió.
Un par de centros suyos, partiendo desde la banda derecha, pero con su prodigiosa zurda, dieron vida al Stuttgart. Y de hecho, uno de esos centros, quizá el peor de ellos, se encontró con el premio del empate. La participación del central Noveski fue decisiva, pues dejó pasar el balón, decisión sorprendió a Karius, que solo pudo contemplar como el balón entraba tras pegar en el poste.
El gol supuso el inicio de los mejores minutos del Stuttgart en el partido, mientras que el Mainz evidenció claros problemas de creación y no supo como recuperar el dominio. Los minutos finales, con el partido completamente abierto, fueron una delícia para el espectador, siempre y cuando no hubiera desconectado tras la soporífera primera media hora.
Kostic pudo ser todavía más héroe en el 86, pero su disparo no entró por centímetros. Aunque más cerca del gol estuvo Okazaki. El japonés remató maravillosamente bien un balón muerto tras una jugada a balón parado, pero cuando la pelota se dirigía a la escuadra, con Ulreich ya superado, se elevó, salvador, Timo Werner.
Al final, reparto de puntos y las carencias de ambos todavía más visibles. Mucho han de mejorar de cara a la vuelta del parón, si quieren no sufrir para seguir disfrutando de pertenecer a la máxima categoría del fútbol alemán la próxima temporada.