Thomas Schaaf había sido cesado en mayo de 2013 tras estar ligado al club de Bremen desde 1978, fecha en la que ya formaba parte de las categorías inferiores del club. Así pues, con Robin Dutt a cargo del equipo, el Werder Bremen afrontaba su primera campaña sin el técnico de Mannheim. Un año de transición en el que la escuadra de Bremen compitió sin pena ni gloria.

Robin Dutt salvó matemáticamente al equipo a falta de dos jornadas para concluir la Bundesliga. Para lograr la salvación acabó resultando clave el no distraerse con la DFB Pokal, competición en la que el Werder Bremen cayó eliminado a las primeras de cambio tras perder por 3-1 frente al Saarbrücken. Además, fueron claves las victorias contra rivales directos como el Hamburgo o el Núremberg y los empates frente al Eintracht de Frankfurt, Stuttgart y Eintracht Braunschweig.

Aprobado rozando el suspenso para una afición acostumbrada a las grandes noches. Punto y aparte a una decepcionante temporada en la que el conjunto terminó la ida ocupando la 11ª posición en la clasificación. Un verano difícil en el que trabajo no iba a sobrar en los despachos del club. Una vez superado el primer año, tocaba afianzar el proyecto y comenzar elevar los objetivos del club para devolverlo al lugar que debe ocupar.

No llegaron jugadores capaces de suplirlos con garantías

Terminó el verano y llegó la hora de encarar una nueva temporada. Durante el periodo de fichajes hubo bajas cruciales para el equipo pero no llegaron jugadores capaces de suplirlos con garantías. Hombres de la talla de Aaron Hunt, Mehmet Ekici, Aleksandar Ignjovski o Sebastian Mielitz abandonaron el equipo. Para intentar elaborar una plantilla capaz de enfrentarse al nuevo reto se incorporó a nuevos jugadores como Alejandro Gálvez, Izet Hajrovic, Fin Bartels y Santiago García, que ya había formado parte de la plantilla la temporada anterior en calidad de cedido.

Skripnik toma el mando

La temporada dio comienzo y el primer partido era de copa. El Werder Bremen venció por 2-3 al Illertissen mejorando así la actuación ofrecida en la anterior temporada. Pero la Bundesliga es otra cosa y las cosas se empezaron a torcer desde el principio. Tras cuatro empates y cinco derrotas, el Werder Bremen era el único equipo que aún no conocía la victoria llegados a la novena jornada. Llegados a este punto, la directiva tomó la decisión de cesar a Dutt.

Viktor Skripnik, entrenador que había realizado un gran trabajo a las órdenes de las categorías inferiores del club, tomaba el mando. Contó como victorias sus primeros tres partidos ganándose así el apodo de “victoria” Skripnik. Con Torsten Frings, leyenda viviente del club, como segundo entrenador consiguieron cambiar la dinámica de un equipo que iba cuesta abajo y sin frenos.

La mejoría es notable pues con un partido menos que Dutt, el conjunto de Bremen ha logrado más del triple de puntos de la mano de Viktor Skripnik. Pese a que se concluye la ida en la 16ª posición, se puede ver como un rayo de esperanza alumbra la ribera del río Weser. Al margen de los aficionados, los directivos del club también han sabido apreciar el buen trabajo que Skripnik ha realizado durante estos años en el club y su esfuerzo ha dado sus frutos a modo de renovación.

En lo que llevamos de temporada hay dos cosas apreciables en el rendimiento y resultados del club. La primera es el mal rendimiento de los fichajes, Hajrovic tras participar en el mundial de Brasil era el encargado de suplir a Hunt en tres cuartos. Sin embargo, el bosnio no ha estado a la altura. Ni siquiera ha conseguido un sitio fijo en el once, al igual que Gálvez. La segunda, es que el buen rendimiento de Junuzovic y la aparición de una joven promesa como Davie Selke han sido de lo más destacable del conjunto alemán.

Así pues, el Werder Bremen termina un año para el olvido y lo hace con un bagaje de 43 puntos sobre 111 posibles. Habiendo logrado 11 victorias, 10 empates y 16 derrotas y teniendo una diferencia de goles de menos 21. Pero todo queda en la memoria de la gente, en sus pensamientos ya solo está la esperanza y confianza en un proyecto que Viktor Skripnik ha sabido transmitir.