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Pesadilla de una noche de invierno

Con un majestuoso Kevin De Bruyne, el Wolfsburgo tuvo su noche más sublime y derrotó 4-1 al Bayern de Múnich en el peor partido en Bundesliga para el Bayern de Guardiola. La distancia en la tabla entre ambos se recorta a ocho puntos.

Pesadilla de una noche de invierno
Bas Dost firmó doblete en la victoria ante el Bayern. // (Foto de fcbayern.de)
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Por Jonathan Josué Laguán

Hay noches que se llenan de magia, fantasía e ilusión. Hay noches donde todo el mundo da vueltas y las cosas se vuelven tan paralelamente irreales que cuesta trabajo digerir dichos acontecimientos. Para Dieter Hecking y Josep Guardiola, la noche del 30 de enero de 2015, en el Volkswagen Arena, será una de esas noches donde nada tiene explicación y todo parece tener sentido al mismo tiempo. Para Hecking, haber dado cuenta del Bayern de Múnich por un categórico 4-1, donde fueron inmensamente superiores a sus rivales y donde no hay espacio para la duda será la mayor gesta de su equipo en mucho tiempo. Por otra parte, una caída así de trágica, que solo hace recordar a la fatídica noche del 0-4 ante el Real Madrid la temporada pasada, deberá conducir a Guardiola a una intensa reflexión sobre el rendimiento de su equipo en un partido para olvidar y para buscar mejorar una vez más.

Pitazo inicial y el homenaje único a Malanda

El partido arrancaba con un profundo y emotivo homenaje a la memoria de Junior Malanda, fallecido recientemiente. Sin embargo, pareciera ser que ese mismo sentimiento elevó a mil las capacidades de los lobos y redujo a su mínima expresión a los de Guardiola. Con un 3-4-3 siempre apostándole a la multiplicidad y plasticidad del sistema, el catalán plantó a Rode por derecha y a Alaba como tercer central. Por su parte, Hecking apostó a Vierinha como lateral y a la explosividad de De Bruyne como mediapunta solo por detrás de Bas Dost, goleador carente de goles hasta ahora.

Pero el lobo olió la sangre de los bávaros y se lanzó a morder.

Pero el lobo olió la sangre de los bávaros y se lanzó a morder. Sin dudarlo, la primera línea del Wolfsburgo se volcó sobre Dante y Boateng y comenzaron a asfixiar la salida, haciendo que el trámite de la pelota le fuera imposible circular por los pies de Xabi Alonso y Bastian Schweinsteiger. Esa reducción del juego del Bayern provocó que la salida fuera difícil, sin embargo, sobre minuto tres, los bávaros lograron salir pero Müller perdió el balón sobre la derecha. Acto seguido, la velocidad del contragolpe de los lobos, iniciado con Caligiuri como plataforma de salida, derivó en un control orientado de Perisic que abrió para De Bruyne. El belga cedió de primera para Dost quien definió por debajo de un petrificado Neuer y colocó el balón en el rincón izquierdo de la puerta.

Sorprendidos y desencajados, los jugadores del Bayern comenzaron a ver como el ímpetu del Wolfsburgo se traducía en gol y en un sentir de guerra que superó la elegancia y casi displiscencia de los bávaros. Schweinsteiger y Xabi Alonso chocaban constantemente contra Arnold y Luiz Gustavo, mientras Boateng recurría a balones largos que quedaban en la defensa de Naldo y Knoche. Apenas un zurdazo de Müller al 12' y un cabezazo de Schweinsteiger al 13' fue lo más que los bávaros lograron incomodar la puerta de Benaglio.

El Bayern generaba pocas llegadas y el Wolfsburgo siempre representaba una amenaza cuando alargaba la cancha

Por su parte, el Wolfsburgo se movía de forma coordinada en el fondo de la zaga y evitaba que los disparos de Lewandowski y Xabi Alonso pasaran la barrera defensiva. Al 19', un contragolpe veloz dejaba mal parado a Boateng pero Arnold no alcanzaba a rematar el centro de De Bruyne. Al 24', Naldo se crecía y frenaba a Lewandowski y al 26' Vierinha sorprendía de larga distancia a manos de Neuer. Sobre minuto 29, un rebote al borde del área era pescado por Alaba, pero su potente zurdazo era bien atajado por Benaglio en el fondo. El Bayern generaba pocas llegadas y el Wolfsburgo siempre representaba una amenaza cuando alargaba la cancha.

Un minutos despues, Bernat se atrevía a pasar a Vierinha en la individual, pero su disparo llegaba manso a Benaglio. Luego, al 39', Müller mandaba un centro peligroso que Naldo alcanzó a rechazar antes de la llegada de Robben solo sobre el centro. El partido se diluía en una ventaja mínima para los lobos cuando, al 45+2', un cobro de falta de Ricardo Rodríguez era mal rechazado por Lewandowski sobre le centro. El rebote lo pescó Bas Dost y, en un acto casi mágico y divino, el holandés conectó una volea tosca y ortodoxa, pero que se clavó en el ángulo superior izquierdo de la portería de Manuel Neuer. Era el 2-0 y la locura estallaba en el Volkswagen Arena.

Con una tremenda ovación y un ensordecedor grito de victoria, la afición de los lobos despedía a los suyos, luego de haber presenciado la mayor demostración futbolística del equipo de Hecking. Velocidad, precisión, contundencia y rigidez táctica eran las cartas que estaban venciendo la resistencia endeble de un Bayern de Múnich desencajado, perdido en sus vacaciones invernales y aun con el sentimiento de no sentirse cómodo con el regreso a las canchas. Era oler sangre y devorar. Era sacar una victoria que le mostrara al mundo que el Wolfsburgo es el segundo lugar de la Bundesliga por justas razones.

El Show del Ilusionista Belga

El segundo tiempo no registraba mayores cambios en sus protagonistas. Hecking se mantenía fiel a su idea y Guardiola solo reubicaba piezas y adelantaba líneas. Sin embargo, con un Dante y Boateng fuera de forma, ese mismo adelantamiento significó el golpe mortal para el catalán. El Bayern arrancaba el segundo tiempo con hambre pero con prisa, con sprint pero con demasiada locura en medio de su vértigo. Perdidos en el invierno, los bávaros vieron como sus movimientos carecían de la brillantez de siempre y se hundían en la espiral de la desesperación, lo que los hacía verse mucho más torpes dentro de la cancha.

Los centrales bávaros perdieron la noción del campo y se olvidaron de un fundamento básico defensivo

Justamente esa ausencia de exquisitez en los movimientos llevó a que, al 52', una nulidad táctica del Bayern hizo que De Bruyne, aunque más adelante de los defensas pero por detrás de la línea del medio campo (siendo esto lo que legalmente lo habilitaba en la acción) se marchara solo para definir con toque fino por debajo de la salida de Neuer y decretar el 3-0 en el marcador. Increíblemente, los centrales bávaros perdieron la noción del campo y se olvidaron de un fundamento básico defensivo, sobre todo, para un equipo que gusta adelantar tanto sus líneas.

Era el 3-0 lapidario pero merecido. Lo sublime del Wolfsburgo se contraponía a lo paupérrimo del Bayern y el marcador era solo un reflejo fiel de lo ocurrido en la cancha. Sin embargo, no todo era gris en el Bayern y, al 54', una gran internada de Juan Bernat, de lo más rescatable en los bávaros, aprovechaba un despiste de Naldo y Benaglio para hundir el balón a la red y poner el 3-1 en el pizarrón. El descuento, más que merecido, era producto de un empuje de equipo herido, demasiado lastimado para vencer, pero lo suficientemente consciente para causar daño y maquillar su caída.

Bernat celebra el descuento en el marcador. // (Foto de fcbayern.de)

El gol de Bernat trajo cierta luz de esperanza al Bayern.

El gol de Bernat trajo cierta luz de esperanza al Bayern. Sachweinsteiger y Alonso podían conectar mejor y Dante y Boateng ya no enfrentaban tanta presión al salir con el balón. Weiser ingresó por Rode para intentar combinar con Robben sobre derecha, pero las llegadas claras aún eran materia pendiente. Al 56', Arnold disparaba por encima de la puerta de Neuer y, un minuto después, Lewandowski mandaba un derechazo desviado de la puerta de Benaglio. Müller cabeceaba desviado al 66', pero Luiz Gustavo respondía con un potente zurdazo tapado por Neuer al 68'. Al 71', un tiro libre a doble jugada era lanzado por Robben, pero Benaglio se vestía de héroe y hacía un tapadón de lujo al potente zurdazo del holandés.

Sin embargo, a la siguiente jugada, al 72', un despeje de Naldo cayó en los pies del mago De Bruyne. El belga enfiló a puerta con toda velocidad y, sobre la entrada al área, frenó a contrapie para descolocar a un flojísimo Dante. El joven belga quebró en dos amagos al brasileño y conectó un zurdazo potente que se clavó en al puerta de Neuer a pesar del vuelo del meta alemán. Como llevado al pasado, Dante lucía tan lento y tosco como en el Mundial y permitía el 4-1 final en el marcador.

Con el marcador definido, el Wolfsburgo aminoró la marcha y se dedicó solo a cerrar espacios y evitar sorpresas. Sin embargo, el Bayern estaba roto desde el alma. Schweinsteiger gritaba pero solo conseguía ganarse tarjeta amarilla y llegar tarde a las marcas. Robben lucía gris, escondido, tácito, como el Robben previo al triplete de Heynckes. Boateng y Dante volvieron a ser los troncos que poco o nada pudieron hacer ante Di María y simplemente el Bayern retrocedió años luz en su proceso evolutivo de la primera vuelta de la temporada.

El Bayern estaba roto desde el alma

El partido expiró entre tenues llegadas del Bayern de la mano del recién ingresado Pizarro y de un Götze que llegó demasiado tarde. Apenas un disparo de Robben tapado por Benaglio en el achique y un balón que Pizarro no pudo empujar al fondo de la red fueron los mayores peligros que el equipo de Guardiola presentó ante el meta suizo. El árbitro decretó el final y el estallido fue monumental. Si se planeaba un homenaje a Malanda, éste ha sido llevado a cabo esta noche con una muestra de fútbol divino de parte del Wolfsburgo. Con esta victoria, los lobos recortan a ocho puntos la ventaja que tiene el Bayern sobre ellos y pone un poco de emoción a la segunda parte de la liga. Todo parece indicar que la estafeta de Klopp ha pasado a Hecking como el rival más mortal al que deben enfrentar los bávaros si quieren alcanzar el tricampeonato y el triplete de la temporada.