Últimos clasificados, dudas en el banquillo, un balance de partidos muy negativo... El Stuttgart no pasa por su mejor temporada. Tras un verano ilusionante, donde el equipo parecía haber borrado la mala imagen del pasado curso, los de la Mercedes se encuentran, casi un año después, en una situación incluso más delicada. Y es que, mientras sus rivales más cercanos parecen dar signos de reacción, ellos se mantienen encallados en el fondo de la tabla. Por todo ello, el partido que les enfrentaría al Hertha de Berlín, rival directo por la permanencia, se presentaba como vital para sus aspiraciones. Un partido del que, más allá de los tres puntos en juego, parecía depender la figura de su entrenador Huub Stevens, muy cuestionado durante las últimas semanas.
Buenas intenciones
A la vista de las alineaciones de uno y otro equipo, y dada la urgente necesidad de los locales de sumar, el choque arrancó tal y como cabía esperar. El Stuttgart salió a mandar y a tener la pelota, mientras el Hertha replegó filas atrás, dejando hacer a los de Stevens. Con los extremos muy abiertos, y Maxim por el centro con total libertad, los locales trataron desde los primeros minutos de mandar en el partido, volcando toda su producción ofensiva en los costados. Agresivos y con bastante mordiente e intensidad, el Stuttgart pronto monopolizaría el choque, ante un Hertha completamente entregado.
Pese a las buena predisposición del equipo, al Stuttgart, un día más, le costó muchísimo generar
No obstante, y pese a las buena predisposición del equipo, al Stuttgart, un día más, le costó muchísimo generar. Werner y Kostic lo intentaron con mucho ahínco por sus lados, pero las jugadas siempre concluían bien con una pérdida, bien con un centro forzado, lo que no supuso un problema para defensa capitalina. Tanto fue así que, pese a lo nulo de su choque en ataque, el Hertha fue el responsable de generar la mejor ocasión del primer tiempo, con un chut desde la frontal que Ulreich atajó abajo. Intentonas, centros fallidos y cierta desesperación de la parroquia, fue lo poco destacable de una primera mitad que, sin prácticamente una oportunidad que echarse a la boca, tocó pronto a su final.
Escasa capacidad
La segunda parte comenzó de igual forma que se desarrolló todo el primer tiempo. De nuevo, un voluntarioso Stuttgart topándose una y otra vez con su falta de claridad a la hora de crear juego. Por su parte, el Hertha, espectador de lujo de los problemas de su rival, siguió esperando. El punto del empate, sobre todo teniendo en cuenta la situación en la que dejaba a los de Stevens, era un caramelito para los berlineses y así lo demostraron durante los 90 minutos de partido. Sin noticias de Kalou, Stocker o Beerens, toda la posibilidad de ver algo de juego en el choque parecía pasar por las botas del trío de mediapuntas del Stuttgart, que lo seguirían probando hasta el final.
Un voluntarioso Stuttgart topándose una y otra vez con su falta de claridad
En torno al minuto 65, Ginczek tuvo la primera ocasión de la segunda mitad, pero su remate se marchó fuera, y solo cuatro minutos después Kostic, con un libre directo, hizo sonar el ¡uy! en el graderío, pero el marcador permaneció sin moverse. Stevens decidió entonces cambiar algo, dando entrada a Ibisevic en lugar de Ginczek. Cambio hombre por hombre que apenas varió el devenir de un partido, que poco a poco fue perdiendo enteros, a medida que el Stuttgart perdía el fuelle y la viveza de la primera mitad. Ya al final, durante el extenso tiempo de prolongación (siete minutos), Schulz, que había entrado en la segunda mitad, sería expulsado, llegándose al final del partido con el resultado inicial de 0-0.
Esta fue, a groso modo, la breve historia de un partido tan pobre como escaso por parte de ambos equipos. Entre la apatía de unos y la incapacidad de otros, empate a nada que deja al Stuttgart, y a su entrenador, muy tocado. A cuatro puntos de la salvación, que podrían ser más al final de la jornada, los de Baden-Wurtemberg siguen sin dar signos de reacción y el tiempo se va aagotando. Por su parte, el Hertha, vuelve a casa con los deberes cumplidos, y con un puntito más, que seguro será crucial de cara al final de año.