El Bayer Leverkusen llegaba a esta vigesimoquinta jornada de la Bundesliga tras haberse impuesto por 0-3 al Paderborn con goles de Papadopoulos y doblete de Son Heung Min. El Stuttgart por su parte, llegaba de disputar su partido frente al Hertha de Berlín en la jornada del viernes pasado. Encuentro en el que empataron a cero y aburrieron a toda Alemania despreciando cualquier tipo de fútbol de ataque.

Dos zarpazos para sacar adelante el partido

El encuentro en el BayArena comenzó disputado con acercamientos en ambas áreas. Primero lo intento el Stuttgart por medio de Werner, pero su centro lo despejó Papadopoulos. Los locales replicaron en la siguiente jugada pero tampoco tuvieron éxito. En estos primeros minutos en los que ambos equipos competían por el control el Leverkusen pudo haber conseguido aislar al Stuttgart. Pues si presionaba la salida de balón los de Stevens ofrecían apoyos en corto y Ginczek se quedaba muy solo y lejos arriba. Pero no lo hicieron y se limitaron a esperar atrás, quien sabe si con la cabeza en el partido del martes o en donde.

Con los locales sin hacer acto de presencia en el partido el juego fue dominado por el Stuttgart. Sin embargo, los visitantes nunca tuvieron clarividencia a la hora de atacar y no encontraron la manera de penetrar en la defensa planteada por Schmidt en los metros finales. Las bandas con Kostic y Werner fueron sus únicas vías para atacar la portería defendida por Leno. Así lo hicieron y en un centro de Kostic que se paseó por todo el área Werner tuvo una ocasión clara que no acertó a rematar.

En un córner Niedermeier consiguió rematar pero se encontró con la oposición de Leno. Y un minuto después el Stuttgart gozó de su mejor ocasión. Sakai puso el balón a la espalda de Hilbert y Werner centraba un balón que acababa en los pies de Ginczek. El delantero a bocajarro fue incapaz de batir a Leno que voló haciendo uso de unos reflejos formidables para detener el disparo.

Media hora duró el Stuttgart en el campo, el tiempo que el Bayer Leverkusen tardó en hacer acto de presencia en el partido. Bellarabi desbordaba por la banda derecha y centraba. El caos y la indecisión reinaba en una defensa que hizo aguas en todo momento y tras un revuelo el balón lo acababa recogiendo Wendell. El lateral zurdo del Bayer cruzó el balón e hizo el primero para los locales. Pero la cosa no quedó ahí una vez el Bayer despertó y agarró la presa no la soltó. Bellarabi fijaba a su par y abría para Hilbert, el lateral centró y Drmic apareciendo en el área pequeña remataba solo al fondo de la red.

Dos únicas jugadas, dos zarpazos que sirvieron para que los aspirinos se fuesen con una ventaja de dos goles al descanso sobre un Stuttgart que más allá de la ocasión de Ginczek, nunca asustó a los locales durante la media hora en la que fue dueño y señor del partido y del balón.

Dos chispazos más sentenciaron el partido

Aunque los dos goles hicieron muchísimo daño al Stuttgart, los de Huub Stevens salieron de los vestuarios decididos a cambiar el devenir del partido. Nada más comenzar los segundos 45 minutos, los visitantes tuvieron un córner que no aprovecharon. Los de Schmidt en cambio, se encargaron bien pronto de apagar el fuego de las esperanzas rivales. Papadopoulos avisó en el primer córner, el griego remató y estuvo a punto de anotar el tercer gol.

Un tercer gol que llegaría a los cinco minutos de la reanudación a manos de Karim Bellarabi. El dorsal 38 recibía en banda y encaraba para desbordar una vez más a un Sakai que fue incapaz de frenarlo a lo largo de todo el partido. El atacante del Leverkusen cruzó su disparo y anotó el tercero que sentenció el partido y acabó con cual esperanza visitante.

El Bayer estaba decidido a hacer sangre en la herida y G. Castro filtró un pase interior para Son pero ni el coreano que se encontró con Ulreich, ni Bellarabi que falló la vaselina en el rechace fueron capaces de hacer el cuarto. El Stuttgart, más por obligación que por fe intentó irse hacia arriba lo que propició que dejase unos huecos enormes en la zaga. Algo que no puedes hacer cuando tienes jugadores como Calhanoglu, Bellarabi o Son en frente.

Aprovechando estos espacios Drmic hizo el cuarto y logró su particular doblete. Hilbert interceptaba un pase en medio campo y pasaba el balón al turco. Calhanoglu condujo de dentro a fuera atrayendo a la defensa y cuando soltó el balón para Drmic, el suizo solo tuvo que aprovechar el espacio dejado por su compañero para avanzar y batir por abajo al palo corto al guardameta rival.

A raíz del cuarto gol el partido terminó. El Bayer se limitó a guardar la posesión y la ventaja en un pacto de no agresión que al Stuttgart no le importó aceptar. Sabedor de que todavía podía ser mucho peor, los de Huub Stevens no fueron a buscar a un Leverkusen que cada vez que quisó piso el acelerador y creo peligro.