El Schalke está de moda. Después de cuajar su mejor partido del año ante el potente Hoffenheim, los chicos de Di Matteo ofrecieron en el Bernabéu el que posiblemente sea el mejor encuentro de la entidad en el último lustro. Una victoria por 3-4 ante el campeón de Europa en su campo, que si bien no les sirvió para avanzar de ronda, supone un auténtico espaldarazo para un proyecto que, poco a poco, parece estar cada vez más definido. Tras lo acaecido en Madrid, tocaba volver a la realidad doméstica, donde un Hertha de Berlín acuciado de puntos trataría de bajar de la nube a los mineros.

Mil veces Sané

Pese al claro halo de favoritismo minero concedido en los días previos, el choque empezó bastante igualado. El Schalke, aún en plena ola, quería mandar y ser protagonista, pero un Hertha muy concentrado no se arrugó y propuso batalla desde el primer momento. Los berlineses buscaban tener el cuero y salir desde atrás con el esférico jugado, pero el Schalke estaba bien plantado y con las líneas muy juntas, obligando a los locales a tener que jugar en largo para que sus ofensivas prosperaran. Por su parte, los de Di Matteo, trataron un día más de controlar el choque en el centro del campo, intentando enlazar a sus habilidosos mediapuntas para generar ocasiones en el arco rival.

El Hertha, muy concentrado, no se arrugó y propuso batalla

Transcurridos los primeros compases de choque, el Schalke parecía tener todo bastante bajo control, sin embargo el Hertha sería el primero en golpear. Fue una jugada aislada, provocada por un error de Fuchs en la entrega que permitió a Stocker plantarse en la frontal del área y chutar con virulencia al arco. Wellenreuther no estuvo fino en el despeje y Ben-Hatira, por primera vez titular en este 2015, adelantó a los locales. Verdadero jarro de agua fría para los renanos que, lejos de venirse abajo, siguieron con el plan establecido. Con el marcador a favor, los locales renunciaron definitivamente al balón, convirtiendo el encuentro en un auténtico monólogo minero.

Ben-Hatira Spidermann, durante la celebración del primer gol | Imagen: Hertha de Berlín

Las combinaciones rápidas entre líneas empezaron a sucederse con más asiduidad, y el Schalke empezó a encontrarse cada vez más cómodo. Con esta situación de partido, una figura volvería a elevarse por encima del resto en la tarde berlinesa: Leroy Sané. El chico del momento, que en un principio no iba a ser titular, se echó al equipo a la espalda. Por derecha, por izquierda, apoyando al mediocentro, tirando el desmarque; nuevo show del joven delantero, el cual culminaría con un tanto espectacular. Era el minuto 40 de partido. Huntelaar de tacón asistió a Sané y éste, tras colarse en el área, batió a Kraft con una vaselina maravillosa. Verdadera obra de arte de la pareja de delanteros mineros con la que el partido se iría al descanso.

Cambio de tornas

El inicio de la segunda mitad trajo consigo un cambio de aires. El Hertha, que hasta ese momento había estado más timorato, salió muy intenso del túnel de vestuarios y pronto se hizo con el dominio del encuentro. Los berlineses sabían del esfuerzo físico que su rival había completado entre semana, y con un Skjelbred imperial en la zona de medios, ahogaron a los mineros, que eso sí, disfrutarían de la primera ocasión de la primera mitad. Alrededor del minuto 51, Huntelaar recibió un pase dentro del área, se dio la vuelta y remató contra el cuerpo de Kraft. Solo dos minutos después de esa oportunidad, sería Kalou quién se toparía con el pecho de Wellenreuther en la mejor oportunidad del Hertha en el arranque.

Déjà vu del Schalke, que quedaba en desventaja en una jugada de gol idéntica a la del primer tiempo

Los minutos pasaban y el Hertha poco a poco fue perdiendo fuelle, con lo que el duelo se igualó, entrando en una fase de desorden algo caótica. Ningún equipo parecía tenerlas todas consigo y los cambios apenas afectaron a un choque que reservaría la emoción para los últimos diez minutos. Así, llegado el 81, el Schalke perdió la pelota en zona de medios permitiendo Stocker chutar desde la frontal, Wellenreuther despejó mal y Haraguchi, que había entrado de refresco, anotó a placer. Auténtico déjà vu del Schalke, que quedaba en desventaja en una jugada de gol prácticamente idéntica a la de la primera mitad.

Con menos de diez minutos para buscar la remontada, el Schalke no se lo pensó dos veces y comenzó a lanzar balones largos en busca de rematador. Matip la tuvo, pero anduvo torpe cuando solo tenía que empujarla; y cuando el tiempo llegaba al minuto 90, el propio central se reharía de su error colocando el empate definitivo en el marcador. Un centro de Fuchs combado que Matip cabecearía poniendo el cuero inalcanzable para Kraft, y cerrando de esta manera el partido.

Empate final entre Schalke y Hertha de Berlín que, si bien deja un sabor agrío, ayuda a los dos conjuntos a dar un pasito más hacia su objetivo. Ambos buscaron la victoria, y ambos tuvieron sus ocasiones y fases de dominio, por lo que el empate se antoja como lo más justo para ambos. El Hertha lo tuvo muy cerca, y desarrolló un gran partido, pero seguirá una semana más en la zona baja de la tabla. Por su parte, el Schalke pierde un poco el fuelle de esta semana, y pasará toda la semana fuera de los puestos Champions.