Pocas veces un banquillo del Stade de la Route de Lorient habrá acogido tanto nivel. Pese a la dificultad de la visita, y con la mente pensando en el Barcelona, hoy Ancelotti dejó en el banquillo a Lavezzi, Lucas Moura, Pastore y Beckham, entre otros. Mientras tanto, Gameiro se frotaba las manos viendo la oportunidad que se le presentaba. 

El PSG no le dio la espalda al encuentro y asumió el control del balón, pero la fuerte presión de un equipo tan físico como es el Rennes no lo ponía fácil. No se limitó a defender el cuadro local y en los quince primeros minutos de partido Sirigu ya había intervenido hasta en dos ocasiones, de mucho mérito una de ellas. 

El gran dinamismo de los centrocampistas y delanteros parisinos era clave para salvar la primera presión de los de Antonetti, pero ni Gameiro ni Ibrahimovic disponían de balones francos que les permitieran llevar peligro a la meta rival. Transcurrían así los minutos entre constantes pérdidas de uno y otro equipo en medio campo, mientras que las áreas esperaban intactas la llegada del balón. 

Tan sólo Ibrahimovic, tras un gran movimiento de arrastre de Gameiro, dispuso de una oportunidad clara, pero Costil adivinó su intención y detuvo su intento de vaselina con la zurda. Un disparo de Pitroipa desde la frontal fue la última ocasión de una primera mitad algo trabada en el juego y escasa en cuanto a ocasiones. 

Tras la reanudación, Ancelotti dio entrada a Beckham en lugar de un Verratti tan preciso y pausado con balón como excesivamente acelerado sin él. La intención era clara: poner fin a la horizontalidad de la primera mitad y suministrar balones a los delanteros a la espalda de la zaga local. El equipo lo entendió a la perfección. 

Si hay alguien que se maneja bien en esa verticalidad es Ménez. El francés arrancó en medio campo, con metros y mucho hueco por delante, y sin soltar el balón se deshizo de todos los defensores que le salieron al paso. Así se plantó en el área y allí él no perdonó. Tocaba mantener el resultado. 

Reaccionó Antonetti y también lo hizo su equipo tras los cambios. No quedaba otra. Se fue al ataque el Rennes frente a un PSG muy replegado. Pese a ello, los locales encontraron huecos en la medular y llegaron hasta la frontal del área en varias ocasiones, pero una vez allí desaparecía la clarividencia. 

Los parisinos no salían de su campo, pero no les importaba, pues los de Ancelotti saben sufrir sin balón . Eso propiciaba que circulara el balón bajo el dominio del Rennes, aunque sin demasiado peligro. Mavinga llegaba con frecuencia por el carril izquierdo y Pitroipa y Feret asumían mayor protagonismo entre líneas, pero no era suficiente. 

Superar esa última línea del PSG se le hizo casi imposible al Rennes, que ya volcado en ataque veía como Ibrahimovic hacía el definitivo 0-2 cerrando una gran contra con un cabezazo en boca de gol. Matiene el PSG la distancia respecto a su inmediato perseguidor, el Olympique de Marsella. Mientras, el Rennes ve como se acaban las oportunidades para engancharse al tren de Europa tras haber sumado tan sólo 2 de los últimos 21 puntos en juego.