El PSG remonta el clásico con diez

Los locales se adelantaron con un penalti transformado por André Ayew que dejaba al PSG con un hombre menos por la expulsión de Motta. Los parisinos lograron darle la vuelta al marcador jugando sesenta minutos con diez. Al Marsella se le escapó una ventaja que el PSG sí supo conservar. (Foto: France Football).

El PSG remonta el clásico con diez
Foto tomada de la web de France Football
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Por Alonso Gallego

La tensión que siempre acompaña a este partido se pudo palpar desde el inicio, con un primer encontronazo entre Valbuena y Verratti ya en el minuto dos. El OM no tuvo problema en cederle el peso del encuentro a su rival y, dispuestos en 4-4-2, esperaban en su campo dejando jugar al PSG. Tampoco los parisinos propusieron de inicio una fuerte presión, lo que provocó que el juego se desarrollara en gran medida en la zona central, sin llegadas de peligro en los primeros minutos.

Fue a balón parado como llegaría la primera ocasión del partido. Valbuena logró superar la barrera con un tiro raso que pondría en serios apuros a Sirigu, quien enviaba a córner un balón que parecía ya dentro. En este contexto propuesto por el Marsella,con dos líneas de cuatro bien juntas aguardando en campo propio, el PSG tenía dificultades para lograr profundidad por dentro y parecía que la salida de Ibra de su zona podía ser clave para solucionar esto. Pero no era fácil encontrarle.

Hay algo que caracteriza a este Marsella y es que no necesita demasiada elaboración en el juego para generar peligro. Un centro de Mendy en una de sus constantes incorporaciones era rematado por el pequeño de los Ayew, pero Sirigu conseguía desviarlo y repeler también el inmediatamente posterior remate de Valbuena.

De nuevo con la llegada de un lateral, esta vez Fanni por la derecha, el Marsella pisaba área, aunque en esta ocasión Jordan Ayew no acertó con su remate. Apenas un minuto después, un error de Motta a la hora de despejar el balón acabó con la expulsión de éste, un penalti para el OM, Valbuena necesitado de las asistencias y Verratti amonestado, una vez más, por protestar. De transformar el penalti se encargó André Ayew. Por delante en el marcador y contra un jugador menos con sesenta minutos por delante. Pocas veces un partido así se presenta tan favorable.

Buena reacción del PSG tras el gol encajado

No se hizo esperar la respuesta del PSG, pues en la jugada siguiente Mandanda tenía que intervenir para atajar un remate de cabeza de Verratti. Blanc se vio obligado a mover el banquillo e introducir a Rabiot para aportar mayor equilibrio a un centro del campo debilitado con la expulsión de Motta y el elegido para abandonar el césped fue Lavezzi. Pero este PSG, incluso con uno menos, tiene mucho peligro. De nuevo a balón parado -donde este PSG ha mostrado un enorme potencial- llegaba el peligro a la meta de Mandanda, que evitaba con su estirada el gol de Ibrahimovic.

Ya habían avisado dos veces y los parisinos si que cumplieron la máxima de que a la tercera va la vencida o, en este caso, el gol. Se descolgó Ibra, abrió a la derecha y Van der Wiel puso un centro dañino, de los que hacen dudar al portero y a la defensa. En este caso, Mandanda no dudó en salir, pero su salida fue bastante mala y Maxwell se encargó de castigar dicho error mandando a la red ese balón. Inyección de ilusión para los parisinos, que volvían a igualar el marcador al filo del descanso pese a jugar con un hombre menos, y duro golpe para un Marsella al que le costó gestionar su superioridad, tanto numérica como en el marcador. Se presentaban así unos apasionantes 45 minutos para resolver este clásico francés.

El condicionante de la expulsión parecía obligar al Marsella a tomar las riendas del partido y eso no es algo que incomode a los de Elie Baup, acostumbrados a hacerlo a menudo frente a equipos inferiores, aunque es cierto que el ataque en estático no es la mayor virtud de este conjunto. Los locales acumulaban más posesión, aunque en muchas ocasiones de manera estéril, pero eso al menos suponía mantener al rival alejado del área. Y eso, teniendo en frente al PSG, nunca viene mal.

Tuvieron que pasar quince minutos de la segunda parte para que llegara la primera ocasión, pero ahí estaba de nuevo Sirigu para repeler el disparo de Payet, pese a la dificultad generada por el efecto del balón. Poco después, el colegiado señalaba un nuevo penalti, ahora para los parisinos. El balón había quedado muerto en el área y André Ayew llegó tarde a la disputa con Marquinhos. Esta vez el penalti pareció más claro. Y esta vez fue Ibrahimovic el que lo transformaría. En apenas treinta minutos de juego el PSG le había dado la vuelta al marcador jugando con diez.

Gignac y Khelifa entraron sustituyendo a J. Ayew y Payet, echándose en falta mayor atrevimiento por parte de Elie Baup. El PSG no iba a conceder ni un solo metro atrás, llegando incluso a poner cinco defensas con la entrada de Camara, por lo que mucho iba a tener que trabajar el OM para cambiar el partido.

El PSG supo conservar la ventaja ante un previsible Marsella

Los locales no dieron nunca el partido por perdido, pero la muralla defensiva que había levantado el PSG en torno a su área iba a ser difícil de superar. Las pocas opciones de que iba a disponer el Marsella pasaban por colgar balones al área, pero ahí estaban Camara, Alex y Marquinhos ayudados de varios jugadores más para repeler todos esos envíos laterales. 

Pasaban los minutos y se agotaban las opciones y las esperanzas locales. El equipo de Elie Baup había bajado mucho la intensidad respecto a lo mostrado en la primera mitad y sus ataques eran lentos y demasiado previsibles. El PSG cerró a la perfección el carril central y no tuvo problemas en cerrarse en su área, pues ahí iba a ser complicado que les hicieran daño dada la fuerza de sus centrales en el juego aéreo. Concluía así el gran clásico francés con la sensación de que el Olympique de Marsella ha dejado escapar tres puntos vitales cuando tenían todo a su favor.