Pólvora mojada del norte de Londres

Los gunners necesitaban la victoria, pero no supieron encontrarla ni dispusieron de las armas necesarias. La poca eficacia para superar a la defensa de los tigers, a pesar de controlar el juego durante casi todo el partido certifica los problemas de los gunners para aprovechar la posesión. En cambio, el equipo de Steve Bruce supo cómo empatar un partido en el que solo tuvieron dos ocasiones de gol, a pesar de que uno de los goles no debió subir al marcador.

El inicio del partido fue muy espeso con el dominio del Arsenal, pero sin crear peligro ante un equipo muy replegado. Alexis intentó cambiar esta tónica atravesando el área por el costado derecho y dejar un centro sobre Wilshere, que llegó en carrera, pero no supo encontrar la portería de Harper. También lo intentaron con pases en larg; así lo hizo Welbeck gracias a su envergadura pero su disparo fue atajado de forma pobre por Harper, pero lo remedió tras salvar el disparo a bocajarro de Sánchez.

Harper inició el partido como el héroe de los tigers. Su rápida actuación impidió la llegada de Welbeck ante un centro desviado de Oxlade, que había recibido tras una preciosa visión de juego de Cazorla por debajo de las piernas de la defensa. Y volvió a aparecer. El guardameta voló para atajar la preciosa parábola de Santi Cazorla que iba teledirigida a la escuadra izquierda.

Y ahí murió su actuación heroica. Alexis Sánchez recibió la pelota de Wilshere en tres cuartos de campo, quebró la cadera de Davies gracias a su aceleración y se plantó en el balcón del área pequeña de Harper. Nada pudo hacer, el disparo raso, fuerte y rápido atravesó la mano del meta para colarse por la escuadra derecha de su meta ante la visión de Tom Huddlestone que no llegó a cerrar.

Los tigers se diluían con el gol en el campo mientras el Arsenal aprovechaba para subir la línea en búsqueda de abrir todavía más la herida de Alexis. Es posible que la temprana lesión de Jelavic durante el calentamiento descolocase al equipo; Abel Hernández lo sustituyó.

Y apareció Diamé, su única actuación remarcable en el primer tiempo. El portento físico avanzó entre los defensas, se deshizó mediante un agarrón de Gibbs, hecho que no apreció el árbitro, para batir con una bonita vaselina a Szczęsny. Aún así, Arsenal seguía con el dominio de la pelota, pero diluyéndose en los problemas anímicos que genera que los gunners reciban un gol.

El gol empezó a dar confianza al Hull que empezaron a adelantar la línea ofensiva pero sin peligro sobre la meta de Szczęsny. De todas maneras, el repliegue sobre su área era patente cada vez que la pelota estaba en los pies de Wilshere.

Los tigers seguían intentando proponer un juego más ofensivo, pero sin eficacia para superar la línea comandada por la dupla Mertesacker-Monreal. Además, Ben Arfa desdibujado con muchos errores en el control y el pase, que destrozaban las pocas oportunidades de acercarse a la meta gunner.

Y llegaron los problemas de nuevo para el banquillo de Steve Bruce. Harper se quejaba de problemas en su brazo izquierdo, señalándose el bíceps. No solo perdía a Jelavic durante el calentamiento, también perdía a Harper. El tercer portero, Jakupovic, sustituyó al inglés. Más quebraderos de cabeza ya que el técnico inglés ya perdió a McGregor a principios de mes.

El último tercio de la primera parte se batió en la zona del medio del campo, con errores de pase en ambos bandos y Alexis desdibujándose en un Arsenal que no supo usar las bandas a pesar de las tentativas de Bellerin y Gibbs.

La injusticia poética

La segunda parte servía para destrozar, todavía más, el estado anímico del Arsenal. Un centro preciso de Tom Huddlestone llegó a Abel Hernández, que se adelantó a Mertesacker, para perforar la meta de Wojciech Szczęsny, que nada pudo hacer a pesar de su estirada.

Los errores de pase de los tigers eran remediados por la defensa, sobre todo por la gran posición de Dawson. Los problemas de movilidad del Arsenal, las rápidas actuaciones de la defensa tiger y el empeño del equipo de Wenger de meterse al área por el centro mataban las posibilidades de gol. Además, el pase final errado acababa con cualquier opción ofensiva de los del norte de Londres.

Bruce y Wenger querían cambiar el partido. Ramsey entró en la cancha en detrimento de Flamini mientras que Gaston Ramírez sustituía a Abel Hernández. El movimiento del francés era obvio: más carga ofensiva en busca de los espacios que crea el gales y su contribución en la creación en el medio.

Y la lesión volvió. Una desafortunada entrada de Jack Wilshere le obligó a abandonar el terreno de juego a favor del teco Campbell, además de colgarse una amarilla por su dura rasa. Y el cambió empezó a funcionar. A pesar de jugar en una posición más retrasada, comenzó a buscar los huecos que no conseguían encontrar los gunners. La única acción de peligro que iba a tener el Hull tras el gol acabó en agua de borrajas debida a la rápida recuperación del Arsenal tras la pérdida de Alexis Sánchez en el borde del área.

Y el Arsenal volvió a llevar peligro en ataque gracias a las ideas de Ramsey y Campbell, que activaron al resto de sus compañeros. Dawson necesitó a las asistencias sanitarias tras un golpe en un saque de esquina. El defensa regresó al campo sin problemas. A esto, siguió la pólvora mojada en los pies de Alexis Sánchez. Tras un gran pase del propio chileno, dejó muerto con el pecho Welbeck pero Alexis no supo encontrar la meta de Janukovic. La jugada dejó completamente tocado a Dawson que fue sustituido por Bruce.

Justicia poética

Y Alexis Sánchez resucitó. Tras recibir la pelota al borde la circunferencia del centro del campo, empezó a cabalgar con único objetivo: superar a sus rivales. Y lo hizo hasta tres veces cuando cedió la pelota a Welbeck, con el que se ha entendido muy bien desde su llegada. Sin dubitaciones Welbeck se acomodó la pelota y batió a Jakupovic con la izquierda en la primera acción del bosnio.

La meta de Jakupovic se veía tambaleada. Un disparo de Cazorla obligó al meta a despejar con problemas, Campbell cazó la pelota pero su pase por el costado derecho fue sacado con rapidez por la defensa. Los tigers se replegaban sobre la figura de su portero; Gaston Ramírez era el único que no defendía. Sánchez y Olxade-Chamberlain obligaron a Jakupovic a lucirse mientras que Monreal no supo concretar con su volea en la última acción de peligro que cerró el partido tras el pitido de Roger East.

El Arsenal sigue viendo cómo se le escapa el Chelsea: 11 puntos de diferencia en tan solo ocho jornadas. Y la poca eficacia de cara al gol empieza a revelar otro problema. Por si no fuese suficiente, los constantes cambios en la defensa por las lesiones que se traducen en errores tácticos y estos devienen en gol, la falta de gol está condicionando muchos partidos que terminan en empate.

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