El Newcastle United por fin sabe lo que es ganar dos partidos consecutivos en la presente temporada. Nueve jornadas después, los magpies encadenan triunfos, dibujando un trazo más de la línea ascendente que están marcando los pupilos de Alan Pardew. Blanco y negro vuelven a lucir brillantes en Tyneside.

El enemigo y el escenario en la batalla por la segunda victoria del Newcastle planteaba uno de los panoramas más complicados del fútbol inglés: el Tottenham Hotspur y su feudo, White Hart Lane. Sin embargo, a pesar de lo complicado de la cita, Pardew y sus pupilos supieron escapar de su visita a Londres con una victoria al más puro estilo salvaje: adaptándose a los cambios del entorno.

La apuesta por Ayoze

Alan Pardew salió con un once formado por Krul, Janmaat, Taylor, Coloccini, Dummett, Anita, Colback, Obertan, Sissoko, Gouffran y Ayoze. El técnico repitió la alineación que dio la primera victoria en liga a los blanquinegros con una destacada variante: el español Ayoze Pérez sería la referencia ofensiva. Ni Rivière ni Cissé: la oportunidad de ocupar el puesto de delantero centro le había tocado al ex del Tenerife.

No fue un partido cómodo para Ayoze. Su equipo optó por ceder el balón a los spurs y protegerse, esperando las oportunidades de hacer daño cuando los locales dejasen grietas en sus dominios. En este planteamiento, el español estuvo obligado a luchar por balones largos, jugar de espaldas y buscar un sitio en la soledad del ariete. Un papel teóricamente preferible para un jugador con más físico, y en ese sentido Ayoze no encontró su lugar sobre el verde.

Sin embargo, los buenos matadores son aquellos que cuando tienen una oportunidad, la aprovechan para llevar el balón al fondo de las mallas. Y en White Hart Lane, Ayoze fue el perfecto killer. Un gran remate de cabeza hizo que el goleador canario fuese la portada de la victoria de su equipo, materializando el tanto que hacía real la remontada. El lugar correcto en el momento justo. Ahí estuvo el español, justo donde le había pedido Alan Pardew.

Ceder el control para sorprender

Una de las mejores cualidades que ha mostrado el Newcastle United esta temporada es la iniciativa que suele mostrar a la hora de tener la posesión y marcar el tempo del partido. Si bien es cierto que el equipo acaba sufriendo normalmente por perder ese control que ha construido durante muchos minutos, no deja de ser un aspecto a valorar.

Contra el Tottenham la historia cambió. Alan Pardew asumió el potencial de los spurs en ataque y en el centro del campo, y decidió que los suyos cederían el manejo del choque a los locales. Una estrategia peligrosa basada en el sacrificio y en apretar los dientes en defensa, pero que podría tener un final muy positivo.

La escuadra de Tyneside tuvo que lidiar con el martilleo constante a su defensa por parte de sus rivales londinenses. Muchas veces se rompió el equipo en dos sectores: el espacio entre Colback y Anita y la defensa, y la banda derecha. En esta última zona se vio a un Janmaat más desacertado de lo habitual, y precisamente desde ahí nació el gol del Tottenham, que finalizó Adebayor de cabeza, haciendo daño a los magpies donde más sufren: el juego aéreo.

En ataque, la salida del balón estuvo bloqueada por una buena presión de los spurs, que supieron ahogar a Colback, la brújula de los de Tyneside. La telaraña de los locales atrapó al centrocampista inglés, que no pudo brillar. Ni Anita ni Sissoko pudieron ayudar en las labores de creación, perdidos en la batalla por la medular. Un primer tiempo en el que el Newcastle sólo tuvo un 31 % de posesión y cuatro ocasiones (ninguna entre los tres palos) definió el estilo de los urracas.

Pardew gana la batalla táctica... y el partido

Uno de los hombres más criticados en el mal inicio de temporada del Newcastle United fue el gran reforzado tras el partido en White Hart Lane. Alan Pardew comprendió que resguardándose atrás no conseguiría nada, y se mostró ambicioso realizando dos sustituciones fundamentales: Ameobi entró por Obertan y Cabella por Anita. Así, cambió el dibujo del equipo de un 4-2-3-1 a un 4-3-3. Construyó un trivote formado por Sissoko, Colback y Ameobi, mezclando poderío físico con técnica, y colocó en la línea ofensiva a Cabella, Ayoze y Gouffran.

La lección táctica de Pardew no se hizo esperar ni un minuto. A los seis segundos del inicio de la segunda parte llegó el gol del empate. En una jugada ensayada, el Newcastle aprovechó el despiste local para, con un pase milimétrico de Colback a la espalda de la zaga del Tottenham, poner las tablas gracias al gol de Ameobi, que anotó tras una gran carrera por la izquierda. Una acción de esas que demuestran que el fútbol, a veces, es mucho más simple de lo que parece.

El guión no cambió para los urracas: no importaba que la pelota siguiese perteneciendo al Tottenham, había quedado demostrado que las oportunidades llegarían. Sin embargo, los blanquinegros llevaban ahora mucha más pólvora en sus ataques.

El gol de la victoria llegó en el minuto 57, y fue un perfecto reflejo de todo lo que había necesitado el Newcastle durante el partido. Primero, Sissoko arrancó desde donde más le gusta, el centro del campo, impulsando a los suyos con su potente zancada y su imperial físico. Ahí, acompañando a Colback, es donde el francés es uno de los mejores jugadores del equipo, mientras que desde la mediapunta pierde muchas de sus facultades. Sissoko conectó con su compatriota Cabella, que desde la banda izquierda recordó la segunda necesidad: un hombre de su perfil, de esos que tienen un guante en el pie para colgar balones milimétricos al área. El centro botado por Cabella llegó a la cabeza de Ayoze, que con un perfecto remate hizo realidad la remontada. Una jugada retrató la mejoría del Newcastle.

Ganar sin sufrimiento parece ser algo que no guste al Newcastle, que prefiere terminar sus partidos poniendo a prueba los nervios de su afición. Pardew decidió construir un muro ante la portería defendida por Krul, y sus pupilos resistieron uno y mil envites para arrancar la victoria de las garras de los spurs. No en vano, en el minuto 78 sacó a Ayoze del campo para dar entrada a Haidara, que normalmente juega de lateral, colocándole en el trivote de la medular y blindando la defensa. Liderados por un Coloccini que estuvo impecable durante todo el choque, los magpies no sólo sobrevivieron, sino que pudieron festejar su segunda victoria seguida. La salida del túnel cada vez es más real.

Dudas, críticas y peticiones de dimisión han acosado a Alan Pardew desde que la temporada empezó, y es que como suele pasar en el fútbol, el primer objetivo cuando las cosas van mal es el que está a los mandos de la nave. Sin embargo, el buen hacer no se puede pasar por alto. Y el domingo en White Hart Lane el técnico del Newcastle fue el estratega de la remontada visitante. El rey de la pizarra en Londres.