Más de 85.000 almas abarrotaban el estadio de Wembley para ser testigos de la última batalla por una plaza en la próxima edición de la Premier League. Aficionados de uno y otro equipo mostraban orgullosos sus colores y de sus gargantas salían cánticos de esperanza, sólo silenciados durante el God Save the Queen que precedió al pitido inicial.

Bienvenidos a Wembley. | Foto: Rex.

15 minutos bastan

El partido arrancó con fuerza e intensidad, sin un dominador claro durante los primeros minutos. En el minuto 8 el Norwich avisó de lo que estaba por llegar. Johnson recogió en la frontal el rechace de un centro que peleó Jerome y soltó un latigazo que se estrelló en el travesaño del arco defendido por Konstantopoulos. En la réplica, en una jugada muy similar, fue Vossen para el Middlesbrough quien estrelló su disparo en el larguero tras acunar con el pecho un despeje de la defensa del Norwich.

La balanza pronto comenzó a decantarse y en el minuto 11 un fallo en la salida de balón del español Daniel Ayala lo aprovechó Jerome para escaparse hacia la portería remontando la línea de fondo. Tras amagar el pase atrás, el ariete vio un hueco entre Konstantopoulos y el palo corto, por donde supo enviar el balón hasta el fondo de la red.

Solamente unos minutos después, en el 14 y tras una larga posesión, Redmond recibió un balón en la frontal y con un control orientado quedó en disposición para disparar cruzado, raso y fuerte y subir el 0-2 al marcador. Habían transcurrido menos de 15 minutos de partido y el Norwich ya tenía una ventaja de dos goles. El Middlesbrough, mientras tanto, las veía venir sin saber reaccionar ante la mayor experiencia y temple de los canaries.

Alex Neil celebra con rabia el segundo tanto de su equipo. | Foto: Action Images.

Los hombres de Alex Neil no dudaron ni un solo instante. Tras ponerse en una situación muy favorable para acabar triunfando, se adueñaron del esférico y no dejaron espacio para que el Boro despertara. Redmond, Johnson y Hoolahan comenzaron a asociarse, manteniendo el balón siempre alejado de su área. Sin crear demasiadas ocasiones a su favor, pero sin permitirlas en su contra, los minutos fueron pasando y Mike Dean terminó por señalar el camino hacia los vestuarios sin que el Middlesbrough hubiera mostrado todavía intención de reaccionar.

Cambio de actitud, pero nada más

Tras la reanudación, el Boro intentó por fin despertarse de su letargo, pero su reacción anímica se quedó en voluntad. Ayala lo intentó cabeceando algún córner, Bamford tuvo su única ocasión en el minuto 58 al rematar a la media vuelta un pase interior de Tomlin y Karanka introdujo a Kike en el 68 para buscar el gol que les diera esperanzas, pero la incidencia del murciano en el partido fue mínima.

En el 69 Nsue filtró un balón hacia Kike, quien remató de primeras con la derecha y su envío golpeó en un defensor. El trabajo del Norwich y la incapacidad del Middlesbrough hicieron que el ímpetu de los de Karanka se fuera enfriando a medida que el final del partido se iba acercando. En el minuto 78, Redmond envió un lanzamiento de falta unos centímetros por encima de la escuadra.

El Middlesbrough tuvo sus dos últimas tentativas a falta de diez minutos para los 90. Adomah buscó a Bamford en el área y su pase atrás fue despejado por un Bassong que firmó una actuación soberbia, siempre en su sitio. En el posterior saque de esquina Ayala cabeceó picado desde el punto de penalti y Grabban salvó bajo palos en la ocasión más clara del Boro en la segunda parte.

El regreso a la Premier

Los últimos minutos podían haberse evitado. El Middlesbrough perdió la esperanza, el Norwich contemporizó y el partido se fue apagando mientras los aficionados canaries se encendían. Un año después, su equipo regresaba a la máxima categoría del fútbol inglés y cuando el árbitro pitó el final el júbilo invadió la parte amarilla de las gradas de Wembley. Tras un año de vuelo guiado por un sorprendente Alex Neil, los canaries alcanzan el lugar del que nunca quisieron marcharse.

El festejo. | Foto: PA.