Corren tiempos similares en el equipo que dirige Wenger desde 1996. Un tercer puesto en la Premier League recuerda demasiado a esos resultados que lleva cosechando el equipo londinense desde la última liga en la época de Los Invencibles. Pero ese juego dinámico y vertical ya no se ve por el Emirates –el Arsenal cambió de estadio en la temporada 2006/2007-. Tan solo una FA Cup, ante un rival que puso muy poca resistencia en la final, es la recompensa de los gunners. Una competición en la que tuvieron muy poca competencia, valga la redundancia, y el partido en el que peor lo pasaron fue la semifinal ante un equipo de la zona baja del Championship.

El principio de temporada selló las posibilidades del Arsenal de, por fin, luchar por una Premier League. Solo dos victorias fueron capaces de conseguir los hombres de Wenger, dejando por el camino cinco empates y una derrota ante, el que a la postre, sería el líder de la liga: el Chelsea. Y eso que la temporada había empezado de formar espectacular para el equipo del técnico francés. Ganaron la Community Shield por tres goles a cero al Manchester City de Manuel Pellegrini, otro técnico que tampoco ha sido capaz de luchar por revalidar el título de liga del año pasado.

El principio de temporada selló las posibilidades de luchar por la Premier League

La Copa del Mundo pasó mucha factura en el equipo del francés, ya que muchos jugadores llegaron mucho más tarde y apenas pudieron realizar la pretemporada. Otros, en cambio, venían tan agotados de esa competición que arrastraron o se lesionaron por el camino. El caso más claro es el de David Ospina. Hasta que no se recuperó completamente de sus problemas musculares no pudo desbancar de la meta a Wojciech Szczęsny; Wenger le dio la oportunidad para castigar el comportamiento del polaco. Y dio resultado. El portero colombiano no destaca por su espectacularidad sino por su solvencia y su buen devenir durante el partido, ya que comete muy pocos errores.

Para exponer brevemente el problema de las lesiones, podemos ilustrar aquellos que se perdieron el partido frente al Chelsea: Abou Diaby, Aaron Ramsey, Mikel Arteta, Theo Walcott, Yaya Sanogo, Olivier Giroud, Mathieu Debuchy, David Ospina y Serge Gnabry. Dicho en otras palabras, el equipo partía sin un punta de lanza en el ataque experimentado –Welbeck apenas llevaba dos meses en el equipo- y hombres importantes como Mikel Arteta, Theo Walcott o Aaron Ramsey no podían ayudar en el centro del campo. El lateral derecho tenía un parche con Calum Chambers; el jugador no está cómodo en esa posición y ahí, llegaron muchos problemas en la defensa en jugadas de transición defensa-ataque del rival.

El equipo tampoco gozaba de un esquema de juego definido, y los jugadores iban rotando constantemente en todas las zonas del terreno de juego. Las victorias en el cuadro de los de Highbury House El equipo seguía teniendo problemas para luchar con los grandesse configuraron con muchos problemas para poder alcanzar los puestos de Liga de Campeones, derrotando a rivales más débiles pero con muchos problemas frente a otros como el Swansea City, Manchester United o Stoke City, que ha completado una magnífica temporada de la mano de Mark Hughes. O un empate frente al Liverpool. El equipo seguía con la misma dinámica que lleva años persiguiendo a Arsène Wenger: los enfrentamientos a los rivales de gran talla como Chelsea, Manchester United o Manchester City.

La Liga de Campeones también estaba siendo tierra de sufrimiento para el Arsenal. Un equipo menor como el Beşiktaş le puso muchísimas dificultades para superar la fase previa de acceso a la competición. En la fase de grupos empezó con mal pie con una derrota ante el Borussia Dortmund, porque en ningún momento les dejaron jugar con su estilo. Galatasaray y Anderlecht fueron victorias, por el contrario. Pero en el Emirates, la cosa fue diferente con los belgas. Iban ganando tres a cero en el minuto 60. Pero a partir del gol de Vanden Borre todo fue a peor. Y acabaron empatando a tres en el minuto 90. Las posteriores victorias ante alemanes y turcos les permitieron alcanzar los octavos como segundos de grupo.

El punto de inflexión llegó en Año Nuevo. El equipo se enfrentaba, de nuevo, a la revelación de la liga en su feudo, el St. Mary’s Stadium. En el enfrentamiento de la primera vuelta, ganaron por la mínima. Pero en la segunda vuelta fue un desastre para el conjunto de Arsène Wenger, que se vio superado en todo momento por los chicos de Ronald Koeman. El primer gol evidenció el grave problema que tuvo el Arsenal en el primer tramo de la temporada: Sadio Mané se adelantó en carrera a Laurent Koscielny, y con dos toques dejó vendido a Szczęsny y la defensa para anotar un espectacular gol, sin apenas ángulo, con su pierna no natural.

El pragmatismo al poder

La FA Cup deparó un cambio en el estilo de juego de los 'gunners'

Un punto de inflexión para Arsène Wenger. El juego de combinación ha sido el estilo que ha buscado practicar el equipo del francés. Pero los resultados no habían acompañado y, además, han tenido siempre muchos problemas para derribar equipos muy defensivos. El juego se volvía racano, predecible y muy horizontal, y la verticalidad que tanto le gusta a Wenger no aparecía. O, al menos, que tanto le gustaba en años anteriores. Los invencibles quedan muy lejos de esta época marcada por la contención financiera debida a la construcción del Emirates. El staff del equipo buscó nuevas formas de armar el equipo, sobre todo, con jóvenes jugadores y talentos emergentes en equipos más pequeños.

El cambio en el equipo llegó con el comienzo de la FA Cup. La competición más antigua del fútbol es el escenario ideal para intentar encauzar la temporada y regresar de nuevo a lo más alto de la clasificación; lo que le dejaba la superioridad del Chelsea, en otras palabras. Esto lo reafirmó con la goleada al equipo de Mark Hughes, que le había ganado en la primera vuelta con una gran superioridad en el juego aéreo y los centros laterales. El partido en el Emirates se caracterizó por la superioridad neta del conjunto de Wenger.

Pero el partido que confirmó la competitividad del equipo de Wenger sería el duelo frente al Manchester City en el Etihad Stadium. De sobra se conocían los problemas del Arsenal para jugar contra los grandes equipos. Pero el resultado esta vez sería totalmente distinto. El equipo de Wenger estuvo espléndido en la labor defensiva y las pocas ocasiones que tuvieron las aprovecharon muy bien para conseguir dos goles con la magnífica actuación de Santi Cazorla. Un equipo netamente ofensivo como el Manchester City se quedó a cero ante otro que había sufrido mucho defensivamente en el inicio de temporada.

A pesar de ello, también ocurrieron dos batacazos para el equipo: perder el derbi del norte de Londres y la estrepitosa derrota en el Emirates Stadium frente al Mónaco. El partido frente a sus rivales de Bill Nicholson Way. Las estadísticas resumen muy bien la diferencia El partido de ida frente al Mónaco fue un desastreentre los dos equipos: 6 disparos a puerta frente a 2, por 12 disparos fuera de la portería frente a 3. El partido empezó muy bien con el gol de Mesut Özil para los de Highbury House. Pero, a partir de ahí, se desinflaron y fueron superados claramente por el Tottenham Hostpur. El equipo comenzó una ardua labor defensiva que no obtuvo resultado positivo ya que sus rivales remontaron al final del encuentro.

La derrota en Mónaco insufló todavía más fuerzas. Fotografía: Clive Mason/ Getty.

La siguiente decepción llegó dos semanas y media después. Volvía la Liga de Campeones: los octavos de final. El Arsenal tenía un rival relativamente asequible con muchos problemas para entrar en la máxima competición europea en su liga. Pero la Liga de Campeones guarda esa magia de aquellos equipos menores que pueden intentar acabar con los grandes. Pero aquí las estadísticas iban al contrario. El Arsenal tuvo muchos problemas ante la sólida defensa de los del Principado. Además, el equipo se desmoronó con el espectacular de Kondogbia, aunque la ayuda de Mertesacker fue esencial para dejar "de piedra" a David Ospina. A partir de ahí, el Mónaco siguió jugando sus bazas al contraataque mientras el Arsenal buscaba el empate. El partido quedó finalmente uno a tres.

Desde entonces, ¿qué le ha deparado al equipo del sobrio técnico francés? Un buen número de victorias, tres empates y una única derrota en el Emirates frente al Swansea City. El Arsenal empezaba a ver, por fin, la luz al final del túnel para poder ganar con solvencia a un equipo grande. Un Everton que ha realizado una campaña desastrosa esta temporada fue la primera víctima de los londinenses para afianzarse en la zona de Champions. Pero el rival con el que demostrarían su buen quehacer ante los grandes llegaría en la sexta ronda (cuartos de final) de la FA Cup.

Los octavos de final fueron el final del Arsenal en Champions

En la primera vuelta de la liga no pudieron con el equipo de Louis van Gaal a pesar de jugar mejor y gozar de más ocasiones; simplemente no supieron aprovecharlas, al contrario que sus rivales. En esta ocasión, las tornas cambiaron. El Arsenal jugó nuevamente mejor, aunque De Gea estuvo inmenso en la portería de los diablos rojos. Los gunners aprovecharon mejor sus ocasiones. Incluso Danny Welbeck encontró el gol ante sus antiguos compañeros tras un error en la zaga rival para entenderse con el meta. El delantero dribló a De Gea para meter el gol de la victoria.

El pragmatismo se hizo santo y seña del equipo de Arsène Wenger. Este comprendió que los resultados, al final, importan más que el juego si se quieren obtener grandes réditos. El Arsenal ha jugado siempre muy bien pero ha pecado de una excesiva mala puntería para aprovechar eso. En este último tramo de temporada, en cambio, aprovecharon mejor el juego al contraataque en lugar de llevar la batuta del juego con un gran resultado. Solo cabe decir que ha sido el mejor equipo inglés en este año 2015.

‘Bye, bye Champions’

La vuelta de los octavos de final contra el Mónaco se antojaba muy difícil para poder remontar. El equipo fue el completo dominador del encuentro, pero la defensa monegasca estaba muy bien posicionada en el campo, la gran virtud del conjunto de Leonardo Jardim. A pesar de ello, encontraron el segundo gol en el minuto 76 mediante un disparo de Ramsey, pero el ahínco por el tercero se quedó ahí, en ahínco. Tuvieron varias oportunidades pero esa noche, la suerte no quiso aliarse con los de Wenger.

Francis Coquelin y Héctor Bellerín han sido las sorpresas de la temporada

Por si no fuese suficiente con estos buenos resultados, que no magníficos, también se vengaron de esa dolorosa derrota frente al Liverpool la pasada campaña. En otro partido que dominaron, sobre todo, en el marcador se afianzaban con gran seguridad en la tercera posición a rebufo del segundo -y desinchado- segundo clasificado: el Manchester City. Un precioso gol de Héctor Bellerín destronó el cero a cero en el minuto 37 y, ocho después, se marchaban al descanso con tres a cero. Un partido casi resuelto para el conjunto londinense. La segunda parte solo deparó dos tantos más, uno por cada escuadra.

Francis Coquelin, recuperado de su cesión al Charlton Athletic, y la sensación de la pretemporada, Héctor Bellerín, han sido dos estupendas perlas gracias al fantástico trabajo de scouting del club, la formación en las divisiones inferiores del conjunto y las oportunas cesiones en otros clubes. Francis Coquelin fue recuperado de su cesión por las bajas en el centro del campo poco antes de la llegada de la Navidad. Desde entonces, se ha afianzado como fijo en el pivote del centro del campo con una fantástica labor que ha sido imprescindible en todos los encuentros. Héctor Bellerín, en cambio, entró en juego por las lesiones de Mathieu Debuchy y los errores de Calum Chambers en el lateral derecho, además de la cesión de Carl Jenkinson al West Ham United. Bendito problema para Wenger la temporada que viene con tres grandes laterales derechos.

Llegaba la semifinal de la FA Cup, Wembley esperaba al Arsenal para llegar a la final sin demasiados problemas. Al fin y al cabo, el Reading era un equipo del Championship de la zona media-baja de la tabla. Pero la magia que rebosa la Copa de Inglaterra estableció una atmósfera especial. Como era de esperar, el balón fue para los londinenses y las ocasiones más claras también. La primera parte era gunner y el resultado así lo reflejó con el gol de Alexis Sánchez. Pero la segunda parte fue diferente.

De nuevo, la FA Cup rescató la temporada

El equipo se relajó ante un equipo supuestamente menor y eso lo aprovechó muy bien el conjunto de Steve Clarke. No tardaron mucho en encontrar el gol del empate, diez minutos después de salir al campo. El encuentro se dividió en esos momentos, con intentos de ambos, infructuosos, por marcar el gol de la victoria. Este llegó en la primera parte de la prórroga y no siguió los cauces deseados para ningún equipo. Alexis Sánchez anotó el gol gracias al error de Adam Federici para atrapar un balón que no era difícil. Un error que perdurará en la mente del meta australiano y que, además, este año se enfrentará al Arsenal en su nuevo club, el ascendido Bournemouth.

Estalló la burbuja

Pero, a partir de aquí, los resultados ya no serían tan buenos para el equipo de Arsène Wenger, que veía como su burbuja empezaba a resquebrajar. Dos victorias, tres empates y una derrota fueron los números que cosechó el Arsenal en sus últimos seis encuentros de Premier League. El equipo jugó muy bien sus partidos pero apareció un fantasma de antaño: la puntería.

El partido frente al Chelsea se caracterizó por el pragmatismo de José Mourinho, que sabía muy bien que no necesitaba más que un empate frente al Arsenal para asegurar la Premier League. El Arsenal fue un equipo mejor, pero estuvo a merced del planteamiento de Mourinho en todo momento. Además, Héctor Bellerín tuvo que contener sus subidas para proteger su banda de las llegadas de Eden Hazard. El belga apareció muy poco en un encuentro donde destacó la actuación de Óscar. John Terry realizó, también, un trabajo sobresaliente para frenar a Olivier Giroud.

Hull City y West Bromwich Albion fueron victorias fáciles para el equipo de Wenger: a pesar de que los tigers se jugaban el descenso no fueron rivales para el equipo de Arsène Wenger. El partido aplazado por su enfrentamiento de FA Cup fue un partido aburrido Los grandes se volvían a resistir al Arsenaldonde el Arsenal no fue capaz de mover el marcador en ningún momento, acabando con sus posibilidades de conseguir el segundo puesto en liga. Y, además, ante el Swansea City se llevaron una derrota que no merecían pero en el fútbol gana aquel que mete más goles en la portería contraria.

Ya solo quedaba un último partido en Premier League. El Arsenal viajaba de nuevo a Old Trafford para medirse al Manchester United. El equipo de van Gaal sabía muy bien que aspiraban a la cuarta plaza y, por tanto, a la previa de Liga de Campeones pero no por ello iban a dejar de luchar por la tercera frente al Arsenal. El partido se caracterizó por la falta de ocasiones para ambos equipos. El Manchester United fue ligeramente superior en la primera parte. No obstante, la segunda parte sería de los hombres de Wenger, sobre todo tras el revulsivo que supuso la entrada de Theo Walcott. De nuevo, el rapidísimo inglés estaba listo. El extremo fue un constante quebradero de cabeza para la defensa de los red devils, pero, a pesar de ello, se fueron con un empate del partido.

Reyes de copas

Llegó el final de temporada. La Copa de la Liga había sido una aventura, un espejismo para el Arsenal, que perdió en primera ronda frente al Southampton. La Liga de Campeones fue, de nuevo, otra pérdida frente a un equipo supuestamente menor pero que puso las cosas difíciles ante dos grandes como el Arsenal y la Juventus, aunque los turineses han conseguido llegar a la final de la competición. La Premier League ha vuelto a deparar un triste tercer puesto, que amplía la racha de Arsène Wenger llegando a la fase de grupos pero que siguen retrasando la consecución de esta.

Tan solo quedaba la final de la FA Cup. La competición más antigua del fútbol estaba lista para centésima trigésima cuarta final. Arsenal y Aston Villa estaban listos para la misma. El Arsenal llegó a su última final la pasada campaña y ganó el trofeo frente al Hull City. El Aston Villa, en cambio, llegó a su última final en el año 2000 pero perdió frente al Chelsea y su último título proviene de 1957. A pesar de ello, los villanos tenían siete trofeos de la competición por los once de los pistoleros hasta la final.

La única alegría llegaría con la consecución de la FA CupEl partido fue, casi, un paseo triunfal del equipo de Wenger. El balón fue del equipo de Wenger en un partido que el Aston Villa sabía que debía jugar al contraataque, aprovechando las virtudes del joven Jack Grealish y de su gran delantero Christian Benteke. Pero no fueron capaces de poner en grandes aprietos la meta protegida por Wojciech Szczęsny: tan solo algún problema en los balones aéreos, pero el polaco los despejó todos con gran solvencia.

Tim Sherwood intentó solucionar el partido con diferentes cambios en su escuadra, pero en el minuto 60 estaba el partido prácticamente cerrado. Theo Walcott comenzó el festival en el minuto 40 con un gran disparo con la zurda ante un error de la defensa villana y asistencia de Alexis Sánchez, el hombre de la final -aunque el premio de mejor jugador cayó en las manos de Santi Cazorla-. Alexis Sánchez amplió el marcador con un espectacular derechazo desde treinta metros que, unido a la labor de muro de la defensa, provocaron que entrase en la meta de Shay Given. Per Mertesacker, a la salida de un córner, puso el tercer gol para dejar sellada la final. Pero no quedó ahí. Olivier Giroud y Alex Oxlade-Chamberlain dejaron su sello en la final. El primero con el cuarto gol, y el segundo asistiendo al francés.

La final de la FA Cup deparó el duodécimo título para el Arsenal en esta competición. Este hecho le convierte en el equipo con más títulos de la Copa de Inglaterra. Además, esto refleja la gran competencia por esta copa a lo largo de la historia, ya que doce títulos son pocos -en 143 años de historia- en comparación con otras demarcaciones geográficas. En España, el FC Barcelona posee 27 títulos de copa; en Alemania, con 60 años menos de historia, el Bayern Múnich posee 17 títulos, 11 más que el siguiente en la lista. Otros lugares como Italia, el mayor ganador es la Juventus con 10 aunque su copa tiene 50 años menos de historia que la inglesa; en Francia, el Olympique de Marsella posee diez entorchados con 45 años menos de competición.