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El Milan, un quiero y no puedo

Empate a tres, seis goles en un emocionante partido de ida y vuelta que pudo ganar cualquiera. El Milan empezó ganando y terminó rezando. Gran partido de Poli. Dos goles de Laxalt para el Bologna y el Milan marca tres goles sin Balloteli. (Fotos: "La Gazzetta Dello Sport" y "goal.com").

El Milan, un quiero y no puedo
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Por César Davila

Tres goles, dos palos y numerosas ocasiones de gol para el Milan sin Balloteli en ataque. Paradójicamente, sin su mejor delantero, el equipo de Allegri ha realizado uno de los mejores partidos que se le recuerda en bastante tiempo, hablando siempre en la faceta ofensiva y al menos en lo que a número de ocasiones se refiere. Si de una cosa no se puede acusar a este Milan, es de falta de actitud. Y es que el equipo rossonero demostró esta jornada unas ganas y un empuje absolutamente digno de elogio.

Balloteli no estaba, culpa del propio Balloteli, debido a la reciente auto exclusión del incontrolable delantero, que la jornada pasada con el encuentro ya cerrado y con el público enfilando las bocas de metro, dejaba a sus compañeros sin su jugador referencia para varios partidos, y a sus aficionados sin palabras al enterarse, ya de camino a sus casas, por la radio. La más reciente espantada, que raramente será la última.

Sin Balloteli en el campo para jugarse en tiro cada uno de los balones de los que dispone, el equipo milanista tomó la inteligente actitud de apretar y combinar, o al menos intentarlo. Incluso el anárquico Robinho puso los pies en la tierra y su talento al servicio de los mortales. El brasileño y Poli fueron sin duda dos de las mejores armas de Alegri. Y de ellos dos surgió el primer gol, de un magnífico pase a la espalda de la defensa que el jovencísimo Andrea finalizó como si de un veterano nueve se tratara.

Poli, que aún puede contar sus batallas para el Milan con los dedos de la mano, es el cimiento en el que debe apoyarse el nuevo proyecto milanista. El mejor en el campo y el único que aúna el trabajo y talento que dignifica la histórica camiseta rossonera.

Pero Poli no es suficiente. Y poco después de que Matri errara un gol hecho, que hubiera asfaltado el camino que aún su equipo debía recorrer, la defensa milanista hizo acto de presencia y Laxalt aprovechó el carril de Abate para marcar el primer gol de su equipo y dar un giro a los acontecimientos más previsibles. Un duelo que parecía llevar de la mano el Milan a base de voluntad, que sin demasiado orden ni juego estaba dominando, pasó de manera casi imperceptible a caminar de la mano de los de casa.

El Bologna también está necesitado de puntos y su empuje y sus ganas no desmerecían las milanistas. Los locales se sentían cómodos en el campo y cada uno de sus ataques, meras brisas, se sentían como un vendaval para la apolillada defensa del Milan.

Tras el descanso el partido fue el mismo, dos equipos hambrientos empujando con toda su necesidad y sus carencias. Algo normal en Bologna, pero impropio de un gigante como el Milan. Ninguno de los dos equipos disponía de la capacidad para imponer su juego. Así que, fuera táctica y técnica, todo empuje y descontrol, emoción y diversión, el partido se resolvería en las áreas. Y en su área el Milan es endeble y perecedero, como un cucurucho al sol, sólo es cuestión de tiempo que se caiga solo. El Bologna siguió zarandeando la defensa y el Milan acumulando ocasiones, pero mientras los de Allegri se estrellaron contra un inspirado Curci, los de Pioli disfrutaban de la impoluta autopista patrocinada por Abate, ya que los tres goles que encajó Abbiati llegaron por esa carretera de cuatro carriles. Otro gol de Laxalt, uno más de Cristaldo y la incapacidad milanista, parecían dejar claro el futuro resultado. Cabe destacar la entrada al campo de Niang, cuando su equipo más necesitaba un revulsivo que acertara con la pelotita dentro del rectangulito, que perdió cada balón que sus compañeros cometieron el error de confiarle.

Pero, quizás esta vez, otra vez, el fútbol y su extraña manera de repartir suertes quiso premiar el sudor de los de Allegri. Cuando el partido se daba casi por finalizado y todos miraban la tabla de clasificación y bajaban posiciones hasta encontrar donde quedaba el Milan… Fue ese el momento en el que todo cambió, nuevamente. En apenas tres minutos, dos goles del Milan cambiaron el partido por completo. Dos jugadas afortunadas, dos rebotes caprichosos y los dos goles que repartían, quizás justamente, un punto para cada equipo.


Bologna 3-3 AC Milan| SKY Sport Highlights