Hay una diferencia que separa actualmente a los 3 equipos que se encuentran en los puestos que dan acceso a disputar la próxima edición de la Champions League con el resto de conjuntos del Calcio: sólo ellos han demostrado ser lo suficientemente sólidos como para merecer tales posiciones. La Juventus tiene la mejor plantilla y al mejor entrenador y la mezcla le permite gobernar con puño de hierro, la Roma ha demostrado tener una enorme pegada arriba y una defensa (casi) inexpugnable, mientras que el Nápoles de Benítez ha sabido encontrar todas las debilidades de sus rivales y aprovecharlo con unos jugadores hechos a la medida de las exigencias impuestas por el técnico español. Sin embargo, el Inter no ha sabido aportar nada más que un Rodrigo Palacio en estado de gracia, pero que sin él su equipo se hunde. Por eso, el sueño de lograr la tercera plaza comienza a resultar utópico.

No había ocurrido absolutamente nada hasta que a Dramé se le ocurrió adelantar su posición y presionar casi en el área del Inter. Robó el balón y éste le cayó en los pies a Paloschi, que sin ningún defensa que le pusiera en aprietos avanzó hasta entrar en el área y fusilar a Handanovic. De los pocos aficionados que había en esta ocasión en el Giuseppe Meazza, casi todos habían visto ya esa película. Su equipo salía dormido y sin ningún tipo de orgullo.

Sorprendentemente, el Inter despertó. Porque no suele ser habitual que los nerazzurri respondan con contundencia ante semejante afrenta. Pero lo hizo, aferrándose a un Ricky Álvarez que recordó en el primer tramo del partido a la versión que ofreció en el inicio del campeonato y que le llevó a la selección argentina. El bonaerense se escoró a la derecha, y desde allí, a pierna cambiada, se dedicó a liderar los ataques de su equipo. En una de sus primeros intentos encaró a Hetemaj, le superó y sirvió un centro al área pequeña que aprovechó Nagatomo para igualar el marcador.

Desde entonces, el Inter vio un filón en las botas de Ricky y se encomendó al único jugador que ponía algo de claridad, porque Kovacic –que sustituía a Guarín por sanción- permanecía desaparecido. De hecho, de no ser porque el asistente de Dino Tommasi vio un fuera de juego inexistente, Nagatomo hubiera culminado la remontada.

El Chievo se dio cuenta de la situación y viendo el sufrimiento de Dramé en su banda, le llenó de ayudas que finalmente diluyeron al centrocampista argentino. Los de Mazzarri sufrían al perder a su referencia en ataque, por lo que cada intento de acercarse al área de Puggioni parecía ser un grito de auxilio dirigido hacia sus centrocampistas y Palacio, que no disponía de los espacios necesarios para ayudar a sus compañeros.

Con este empate el Inter se sitúa en puestos de Europa League a 10 puntos del Napoli

Tras el descanso el ritmo impuesto por los locales aumentó, por lo que el Chievo tuvo que retroceder y permitir que el balón merodease por las cercanías de su portería. Sin embargo, Eugenio Corini ordenó a sus hombres adelantar las líneas y el Inter comenzó a ahogarse viendo cómo otra vez las ideas desaparecían. Mientras tanto, Thereau y Paloschi se encargaban de recordar al trío de centrales nerazzurro que en caso de despiste ellos estarían ahí para hacérselo saber.

Unos por inercia y otros por necesidad terminaron volcando campo a favor de los ataques locales. Mazzarri dio entrada a Milito en detrimento de Cambiasso, viendo que haría falta disponer de un delantero centro nato que permitiera a Palacio moverse entre líneas. Pero el juego siguió siendo plano, sin que Kovacic hiciera acto de presencia. Son 19 primaveras las del croata, por lo que decir que sus inicios en el Inter son un fracaso resultaría excesivo, pero a decir verdad aún no ha cumplido con las expectativas depositadas en él. Pese a ello, la confianza en su figura sigue intacta.

Sólo un momento de iluminación de Ricky o una aparición por sorpresa de los delanteros podía permitir al Inter llevarse los 3 puntos, pero ninguna de las dos cosas se produjo. El Inter vuelve a tropezar mientras el objetivo impuesto a principio de temporada de luchar por los puestos de Champions –quizá iluso, visto con perspectiva-, se aleja. El Napoli se encuentra ya a 10 puntos con la mitad del camino aún por recorrer.