Con el empate de la Fiorentina en Parma (2-2), el Nápoles debía ganar para colocarse a ocho puntos y abrir una brecha considerable ante su rival directo. La pelea por el Scudetto es imposible debido al nivel de una Juventus que no baja el pistón y, por tanto, los de Benítez quieren asegurar el tercer puesto para repetir participación en Champions. A pesar de jugar ante el Swansea hace cuatro días y repetir en tres, el técnico español apostó por un once con bastantes titulares. Por su parte, el Génova se encontraba en 11ª posición con 29 puntos, en una zona muy tranquila y con poca presión. Seguramente por eso Gasperini decidió salir a jugar lo máximo posible de tú a tú a un Nápoles que sufre mucho cuando le presionan.
La calidad de Higuaín golpea primero
La primera mitad empezó a todo trapo, el Nápoles fue a por la victoria desde el minuto uno y el Génova no se arrugó ante un rival, presumiblemente, superior. La imagen dada en Gales debía cambiarse, los de Benítez se salvaron de una posible goleada y consiguieron un empate sin goles que les deja muy vivos en la eliminatoria. El equipo local salió a mandar con el balón, un muy participativo Hamsik encontraba frecuentemente a Mertens que estuvo acertado en todo menos en la definición. Callejón buscaba su oportunidad desmarcándose continuamente en banda derecha e Higuaín, totalmente libre, trataba de deshacerse de los centrales con movimientos constantes. La primera ocasión fue para Mertens a los ocho minutos con un disparo que despejó Perín a córner, el extremo está acostumbrando a los aficionados de San Paolo a ver trallazos que parecen imparables si ven puerta.
El primer y único gol de los primeros 45 minutos no iba a tardar, Gonzalo Higuaín, a los 14 minutos, conseguía picar el balón por encima de Perín tras un magnífico pase de Hamsik. Una vez más aparecía Higuaín que ya lleva 13 goles en esta temporada y parece ir a más. La conexión Hamsik-Higuaín empieza a dar sus frutos tras unos meses en los que han coincidido poco sobre el terreno de juego. El Génova no se vino abajo, sorprendentemente sacó las uñas y pudo causarle mucho peligro con muy poco a un Nápoles con muchos problemas defensivos. Dos minutos después del gol de Higuaín iba a llegar la ocasión más clara para los visitantes cuando Fede Fernández iba a sacar un disparo de Konaté bajo los palos.
El Génova se hizo grande a través de Matuzalem, el brasileño cortó todo lo posible en el centro del campo napolitano imposibilitando llegadas a la espalda de la defensa. La más clara antes del descanso iba a ser otro disparo lejano de Mertens que iba a salir desviado por muy poco. El Nápoles debía sentenciar el encuentro en la segunda mitad cuanto antes porque el Génova se crecía por momentos.
(Foto: Higuaín picándola por encima de Perín en el 1-0)
Un ex apareció para hundir San Paolo
Los de Benítez salieron al campo como si la segunda mitad durase 15 minutos, apáticos y poco ambiciosos hicieron crecer a un Genoa que se lo acabó creyendo. Ya en el minuto 48 volvía a avisar Konaté pero Reina pudo rechazar su disparo. No fue hasta 20 minutos después que iba a llegar una ocasión. El Nápoles esperaba recuperar rápido y matar el partido, como suele hacer, a la contra. Pero Hamsik, Callejón y Mertens no estuvieron precisos en el último pase facilitando mucho las cosas a un Génova muy serio en defensa. En el minuto 66 iba a llegar el segundo aviso de los visitantes mediante Sculli pero su intento se marchó cerca del palo largo. El Nápoles se volvía a salvar aunque lo más sorprendente era la poca ambición para ir a por el segundo.
Quien juega con fuego se quema y Benítez jugó demasiado. El técnico español dio entrada a Inler por Jorginho, claramente buscando un jugador fresco en el centro para acabar el partido con 1-0. El Génova se fue arriba a la desesperada buscando hacer daño a balón parado. No tuvo suerte en varios córners y faltas laterales pero iba a encontrar el ansiado gol tras una falta en la frontal. Calaió, ex del Nápoles, que había entrado por Motta en un cambio muy ofensivo iba a ser el encargado de silenciar San Paolo. Por un momento parecía que Maradona había vuelto a su ciudad, que el Diego volvía a disparar a la escuadra un tiro libre. El que se vistió de héroe fue Calaió, su disparo se coló en la escuadra, previo paso por el palo, consiguiendo un golazo digno del '10' de Nápoles. Calaió afirmaba hace unos días que "en Nápoles los aficionados le trataban como un rey, todavía estoy sorprendido del afecto que demuestran". Por un día, Calaió silenció el campo que tanto le quiso y le quiere.