Hellas Verona y Sampdoria cerraban la jornada de la Serie A con un duelo que se miraba de manera muy diferente por cada equipo.

Por los genoveses el objetivo era ganar, para asaltar la cuarta plaza y seguir la estela de su vecino Genoa. Sin ninguna duda la ciudad genovesa es la que más feliz está en toda la Serie A, pero mas aún estará el que termine por delante de su vecino al finlal de la competición. Sobre todo si es con una plaza Champions.

Realidad distinta tenía el Hellas. Tras un año, el pasado, en el que peleó hasta el final una plaza en Europa League, este año han cambiado mucho las tornas para el conjunto veronés pues ahora el objetivo es la permanencia y los últimos resultados no invitan precisamente al optimismo, por eso mismo necesitaba hoy de forma cuasi imperativa los 3 puntos.

Hoy el partido empezó igualado. Por un lado el equipo local salió muy intenso, con mucho corazón sobre el césped, aunque se fue diluyendo poco a poco por el cansancio. Enfrente una Sampdoria que ante todo siempre se mostró calmada, pero en cada llegada daba un susto a la afición local.

La roja a Márquez condicionó el partido

Pero el mayor susto lo dio un jugador local, el mexicano Rafa Márquez, cuando vio la tarjeta roja en el minuto 27, provocando un penalti. Eder transformó y el partido se aclaró para los visitantes.

Parecía todo acabado pero reaccionó el Hellas. No podía ser otro hombre, Luca Toni, que con un zurdazo la clavó en la izquierda de la meta de Romero. El público enfurecía, ni con todo en contra se rendía su equipo. Aunque bien es cierto que el esfuerzo lo pagarían al final.

Se creció el Verona antes del descanso y Luca Toni pudo dar ventaja a los suyos. Aunque esta vez erró. Así nos íbamos al entre tiempo con un empate que daba emoción al tramo final del encuentro.

Reanudó el partido de una forma tranquila. Ambos equipos parecían negarse a coger el timón del encuentro, y vimos los peores momentos del encuentro en cuanto a ocasiones y ritmo.

Pero prontó rompió con esto la Sampdoria. El conjunto azul se dio cuenta de la pasividad de su rival, causada en parte por el cansancio, y empezó a lanzar balones al área hasta que Okaka consiguió cabecear uno y enviarlo al fondo de la red. Volvían a tener ventaja y con un jugador mas.

Esta vez tras el gol no se relajó el equipo visitante y fue a por la sentencia. Solo tuvo que esperar cinco minutos para conseguirlo. Fue tras una magnífica asistencia de Eder a Gabbiadini para que este definiera desde muy cerca del arco. Era el 1-3 y ahora sí se había acabado el encuentro.

La media hora restante tuvo poco cuento. Una Sampdoria que pudo incrementar la goleada, aunque tampoco parecía poner toda la carne en el asador y prefería mantenerse bien ordenador por los posible ataques rivales. El Verona lo seguía intentando, pero mas por jugadas individuales por parte de sus enrabiados jugadores, que por la búsqueda de una forma conjunta de encontrar el empate.

Así lentamente se fueron consumiendo los minutos, hasta que finalmente murió el partido. Con el incrementó la preocupación en Verona que ya ven de cerca las orejas al lobo del descenso y se dan cuenta que este año no va a ser tan bonito como el anterior, y con la salvación todos quedarán contentos.

Precisamente contentos es como está toda la parroquia de la Sampdoria. Cuartos y a solo un punto del puesto Champions que ocupa su vecino, parece todo un sueño para la ciudad de Génova y precisamente para este equipo que hace pocos años estaba en segunda.

Lo mejor está por venir, pero lo que está claro que con esta Sampdoria la diversión está asegurada.

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