Paulo Fonseca y Leonardo Jardim se aproximan a un duelo donde el reflejo de aquello que los predomina será fundamental. Ambos muy diferentes, aunque en el fondo quieren lo mismo.
El Oporto consiguió tener a uno de los entrenadores más jóvenes en la Zon Sagres, después de un espectácular paso por el Paços Ferreira el futuro de Paulo Fonseca debía ser algo extraordinario. Las expectativas eran grandes, pero muy intrigosas, tomar el mando de un equipo que no sólo era el líder de la liga sino el mayor exponente del fútbol portugués, no sería trabajo fácil.
La estrategia de Fonseca se ha basado en una organización clara, llegaba al Oporto para refrescar el concepto y mantener el liderato; en esta ocasión el sostener una posición en Champions League superior a la conseguida la edición pasada es algo que podría contagiarse a todo el club. Sin embargo, tenía que lidiar con algo, llegar como el "nuevo" costaría trabajo y más cuando pilares de la plantilla se habían marchado, tenía que re-armar a un Oporto más fuerte.
Por otro lado, el Sporting de Portugal sufría en encontrar un entrenador que retomara el sentimiento del club, que llegara y organizara sin importar consecuencias. Lo que la mayoria hubiera pensado era la continuidad de Jesualdo Ferreira, pero la decisión tenía que reflejar resultados. Leonardo Jardim se convirtió en entrenador de los "leones", su reciente buen desempeño en el Olympiacos sería la referencia de fortaleza que buscaba el club.
Jardim se basaba siempre en que "el éxito depende la seriedad en el trabajo diario", la capacidad de análisis del rival le permitía encontrar las propias fortalezas de su plantilla, siempre exigente y métodico en su estrategia. Llegaba para darle vida a un Sporting que parecía ir en picada,.
Al comienzo de la Zon Sagres, cada quien con sus preocupaciones. Dos comienzos diferentes que parecían dejar claro el camino de ambos. Se postulaban como los equipos más fuertes de esta temporada; el Oporto manteniendo esa habilidad nata en atacar a su rival, pero la sorpresa fue el Sporting pues un inicio con marcador de 5-1 pintaba para ser lo que ahora tenemos.
Llega el día del clásico, los dos entrenadores a mostrar sus diferentes habilidades para salir con una victoria; no es un juego para definir al mejor entrenador pero sí para descubrir quien tiene la mejor táctica para cada rival.