Calvo y González reeditan la noche mágica del taekwondo

Eva Calvo se cuelga la plata olímpica en -57kg en sus primeros Juegos Olímpicos tras ceder solo ante su archirrival Jade Jones en la final y tumbar a las dos medallistas de bronce. Joel González consigue su segundo metal olímpico, un bronce, en la nueva categoría de -68kg después de un ciclo olímpico plagado de lesiones y novedades. El taekwondo prolonga el éxito de Londres.

Calvo y González reeditan la noche mágica del taekwondo
Eva Calvo y Joel González durante sus combates definitivos en Río 2016. Foto: COE y Zimbio.
ismaelperez
Por Ismael Pérez

Del 8 de agosto de 2012 en Londres al 18 de agosto de 2016 en Río hay cuatro años, diez días, un torrente de cambios y las mismas dos medallas. Que se lo digan a Eva Calvo, que entonces, de vacaciones, veía por la televisión con 21 años como Joel González cerraba una noche mágica con un oro en -58kg un ciclo olímpico por el que transitó como una apisonadora.

Ahora ella ha traspasado la línea del sueño a la realidad y ha entrado en esa escena televisiva para colgarse una plata en la categoría de las de menos de 57 kg. Y comparte fotos de alegría con él, que ahora gana su segunda medalla olímpica, un bronce que cierra con éxito su reto de subir diez kilos de peso hasta los -68kg para encontrar verdaderos rivales después de sobrevivir a cuatro años más cercanos a la pesadilla que al paraiso que vivió en su juventud hasta Londres.

En el tatami cambian los protagonistas pero se refrendan los éxitos que tanto se resistieron en Atenas y Pekín, cuando el taekwondo español era tan o más puntero. Río avaló que el pleno de Londres (un oro y dos platas) no era una conquista fruto de la casualidad con una plata, un bronce y un diploma que bien pudo convertirse en otro podio para el joven Jesús Tortosa, derrotado solo en el punto de oro.

La medalla que cierra un gran ciclo

La segunda noche de ensueño en cuatro años se construyó a base de tensión y sufrimiento de los dos hasta el último segundo. Eva Calvo ganó por uno solo punto cada uno de sus tres combates hasta la final, lo abría siempre la puerta a encajar una patada sobre el último aliento que quebrase el camino. Tuvo que remontar Eva ante la tailandesa Phannapa Harnsujin con una patada en la cabeza (5-6) y bregar en cuartos ante la durísima iraní Kimia Alizadeh Zeenorin, que acabó en el podio por la vía de la repesca, de patada en el casco a patada en el casco (es decir, de tres en tres puntos) que la asiática sumaba a golpe de rearbitraje por vídeo. Con 8-7 a favor, Irán volvió a pedir revisión para sumar en el último instante y por primera vez el juez cruzó los brazos en señal de negación. 

El combate cayó de su lado y le dirigió a unas semifinales de 'catenaccio' total ante la egipcia Hedaya Wahba, que venía de batir a la japonesa Hamada, una de las favoritas, y también terminó su noche compartiendo el tercer cajón del podio con Zeenorin. Tras seis minutos de ataques simulados que nunca encontraban con fuerza a la africana, la leganense de 25 años se vio de nuevo en el alambre, abocada esta vez al punto de oro. Golpeó primero y aparcó su kimono en la final después de 82 segundos más de vida o muerte (0-1).

Uno de los momentos en el combate por el bronce | Foto: COE
Eva Calvo durante el combate por el oro | Foto: COE

Cuando llegó ya sabía que le esperaba Jade Jones para el combate definitivo de un duelo entre las dos primeras del ranking que se ha alargado durante todo el ciclo olímpico. La británica, oro olímpico en Londres, había perdido cinco de sus ocho enfrentamientos con la española, pero se repuso en los últimos, más cerca de los Juegos.

En el día señalado, Jones colocó una muralla imposible para el cansancio de la española. Con dos golpes en la cabeza colocó un 6-0 en un instante que Calvo, dispuesta a no morir tan pronto, minimizaría en el segundo asalto de dos minutos con una cadena de ataques que la colocaría 7-6. La madrileña encendió de nuevo la bombilla de la prudencia y la cabeza fría para culminar la remontada con paciencia, pero Jones no le concedió tiempo. Sacó la bestia bestia que acabó engulliéndola 16-7 para repetir el oro olímpico.

Otro reto, otra medalla

Para entonces, González ya tenía en su cuello su segunda medalla olímpica, porque había superado las adversidades de un cuadro que se llenó de sorpresas. Sudó para derrotar en primera ronda al croata Filip Grgic 3-4 mientras los teóricos favoritos a las medallas se paseaban ante sus rivales. El González de los 68kg poco tiene que ver con el joven de 58kg, más alto que todos sus rivales, con más facilidad para llegar a sus cabezas con sus piernas como palancas. Ahora prioriza la defensa, pero no ha perdido un ápice de su inteligencia ni su carácter ganador. Con remontadas que parecían imposibles alcanzó la plata en el último Mundial.

Hasta el tercer asalto tampoco resolvió 7-4 ante el mongolo Temuujin Purevjav en cuartos, el hombre que había apeado al mexicano Saul Gutiérrez, uno de los favoritos. El cuadro pareció sonreir a Joel González, que en lugar de al coreano Daehoon Lee (su viejo enemigo ya en la última final olímpica, con el que acabó compartiendo el cajón del bronce) le colocó al jordano Ahmad Abughaush, un matagigantes que derrotó a tres de los seis mejores del ranking y ganó el oro.

Entre los mejores estaba el de Figueras, que volvió a la prudencia y encajó un 4-0 con un mondolio imprevisible. A mitad del combate, González no encontraba la manera de puntuar después de sufrir otra patada en la cabeza. Entonces sí debía arriesgar, cambiar la guardia, y revolucionar los voltios de un combate que acabó perdiendo 12-7 y casi resucita todos los males cuando el jordano le empujó hacia fuera del tapiz y se dolió de la rodilla que le ha amargado todo el ciclo olímpico.

Joel González durante el combate por el oro | Foto: COE
Joel González durante el combate por el oro | Foto: COE

Aunque exhibió más iniciativa en la pelea definitiva por el bronce ante el venezolano Edgar Contreras, éste supo taparse para llegar con el tercer asalto abierto. Y ahí surgió de nuevo la calidad de Joel con una patada de tres puntos. Un kiongo (sanción que otorga un punto al rival) mantuvo la tensión hasta el final, pero el oficio de un campeón olímpico no permitió más sustos.

Después de lesionarse en el Mundial de Puebla en 2013 (el único en el que no estuvo en el podio), desarrollar su carrera de Criminología en Bruselas y en Madrid investigando las apuestas ilegales en la Liga de Fútbol, recuperarse a tiempo para apurar hasta el final la clasificación olímpica y volverse a dañar la rodilla en diciembre, está de nuevo en el podio olímpico, protagonista como en Londres de otra noche de felicidad para el taekwondo español.

VAVEL Logo
Sobre el autor
Ismael Pérez
25 años. Periodista. He cubierto los JJOO de Londres y Sochi para Somosolimpicos.com y los grandes campeonatos de atletismo desde 2011, en Praga y Ámsterdam como enviado especial. @Ismael_Prz