Atlanta 96', las Niñas de Oro conseguían la primera medalla de oro olímpica para la gimnasia rítmica española. Ninguna de ellas superaba la edad de los 17 años, el día en el que alcanzaron tan preciado metal. Fue un 2 de agosto, cuando hicieron una actuación espectacular y tuvieron que confiar en que sus rivales fallasen para obtener el primer puesto. Una tal Almudena Cid, que se encontraba siguiendo la competición, corrió hasta el vestuario para informar a las españolas que las rusas habían fallado y que por tanto casi con total seguridad eran las nuevas campeonas. Así comenzó la historia de la gimnasia rítmica en la modalidad de conjuntos, con un oro para España.
Veinte años después... El Equipaso
Veinte años es mucho tiempo. Casi se había olvidado lo que era tocar metal en gimnasia rítmica. España lo tuvo cerca en varias ocasiones, pero se le escapaba de las manos. Tras las Niñas de Oro llegó el Equipaso. Un seudónimo creado por una de las integrantes del equipo, Lourdes Mohedano, que debido a su seseo cordobés bautizó al equipo de gimnasia rítmica española con dicho nombre. Unas gimnastas disciplinadas, cargadas de creatividad y pasión, devolvían a España a su lugar en el mundo de la rítmica.
Han pasado cuatro años desde esa amarga tarde en que las chicas de la gimnasia rítmica española lloraban desconsoladamente sobre el tapiz con su medalla de chocolate. La medalla se quedó muy cerca, la acariciaron, la tocaron con la yema de los dedos. Sin embargo, no se consiguió. Lejos de desanimarse, las chicas duplicaron sus esfuerzos hasta llegar a la perfección. Un sacrificio enorme, muchas horas sobre el tapiz para que saliesen los montajes, pero visto los resultados merecieron la pena.
De Atlanta 96' a Río 16' han pasado más de veinte años. Mucho tiempo sin recibir un metal olímpico. Almudena Cid, ya no correteaba por los pasillos para avisar a las Niñas de Oro, sino que comentaba al borde de las lágrimas las proezas de estas chicas. Aunque hay cosas que seguían siendo igual, las rusas eran el rival a batir. En Río no valía fallar, esa palabra no estaba escrita en el diccionario de estas heroínas.
Una medalla de plata que sabe a oro
España conseguía la nota más alta en el primer ejercicio
El 21 de agosto de 2016 será por siempre un día muy especial para los amantes de la gimnasia rítmica. España realizó dos montajes perfectos, sin fallos, y se metían de cabeza en la lucha por las medallas. En la primera rotación, el ejercicio de cinco cintas, España abría la jornada. A ritmo de la samba brasileña, se metieron al público en el bolsillo y bordaron la rutina. Cambios arriesgados, sin cometer fallos en las recepciones y con una magnífica coordinación. El resultado fue un 17.800, la nota más alta y una auténtica exhibición.
En el momento en el que salió Rusia al tapiz se vio que no iba a ser una batalla fácil. Las rusas cometieron una serie de errores que podrían haber penalizado mucho más su nota, pero los jueces no pensaron igual. Italia, otra de las favoritas al oro, también se quedaba a rebufo de las chicas españolas y el resultado final se iba a decidir en la última sesión. Muchos se extrañaron por la nota del equipo ruso, y pensaron que su montaje no merecía quedarse tan cerca del español.
En la segunda y definitiva rotación, España volvía a abrir pista. La actuación estuvo plagada de acrobacias, taconazos y combinaciones innovadoras. Con el tradicional flamenco español, Alejandra Quereda, Artemi Gavezou, Sandra Aguilar, Lourdes Mohedano y Elena López, dejaron impresionados al público que se puso en pie. Sin duda, la nota de 17.996 pudo valer el oro, pero en dicha final no fue así. El ejercicio de las rusas marcó sentencia. Con la frialdad propia de su tierra y la mente calculadora salieron e hicieron un espectacular montaje. Tal vez su nota de 18.663 fue excesiva, cuesta pensar que fuesen siete décimas mejor que las españolas, pero así dictó el jurado.
El Equipaso de Plata
Sería injusto hacer una rabieta en un día como el que se ha vivido. Algo histórico lo que han conseguido estas cinco gimnastas de procedencia española. Con la samba brasileña sonando de fondo se marchan de la ciudad de Río de Janeiro, pero se van con una medalla de plata colgada al cuello. La suerte volvió a sonreír a la rítmica de España. La plata devuelve al olimpo a la gimnasia española y demuestra al mundo las cosas que se pueden obtener con trabajo y esfuerzo. El Equipaso de Plata ya tiene su ansiada medalla.
