Moto3 y Assen eran la combinación perfecta: ambos aguardaban lo inesperado. Así, la categoría más macarra ponía una ficha más en el tablero. La misma que tiempo después haría caer todas las demás: Álex Márquez se acercaba al título.
Bien conocida era la locura de la categoría pequeña. Ahí, donde reinaba el trato de iguales y la incertidumbre era la sombra que acechaba cada curva. Podía pasar cualquier cosa, y eso justamente fue lo que ocurrió: el primero y segundo clasificado fueron al suelo. Quedaba el camino libre para los pasos de campeón de Márquez, que tomó su oportunidad de la mejor forma que uno puede hacer, ganando.
Todo apuntaba a una carrera apretada, de esas de última vuelta donde el piloto se juega el tipo. Pero la suerte del deporte se cernió sobre los dos favoritos. Jack Miller, primero en clasificación, salía desde la pole con la intención del que sabe que puede ganar un título mundial. Aunque también sabía que atrás le seguían otros con la misma motivación, la fuerza extra que forja a campeones. Iba tan enchufado, buscando abrir hueco ya en las primeras vueltas, que las ganas del australiano barrieron la pista. Le bailó el neumático delantero, sin presencia de la característica lluvia del gran premio, perdió el control y fue al suelo. Así, sin más. Firmando su segundo cero tras el primero cometido en Mugello.
Álex Márquez, consciente de que no podía fallar, no tuvo rival. Repitió una nueva exhibición en Assen, tras la primera mostrada en Montmeló. El título comenzaba a nacer y a por él se lanzó: protagonizó una carrera en solitario con victoria indiscutida, su segunda consecutiva. Lo tuvo fácil porque el segundo en discordia, Romano Fenati, también sufrió del despiste. Se pasó de largo en el segundo giro y, pese a su esfuerzo, perdió una carrera que apuntaba a liderar. Tal fue el fallo de su inventiva, que quedó décimo octavo. El triunfo quedaba a merced del de Honda.
A pesar del recital que hizo sonar Márquez, hubo otro piloto que brilló por su compás. Era el ritmo de Álex Rins, que en un respiro de remontada subió de la sexta a la segunda plaza. A falta de once vueltas le mostró su potencial al de Cervera, posición que poco tardó en abandonar. Un error a final de recta de Márquez le brindó la oportunidad de nuevo, pero tan sólo le sirvió para complicarle el triunfo a su compañero de equipo. No se encontraba en plena forma, y poco después la carrera le pasó factura.
La igualdad de Moto2 marca la diferencia y ahí estaba Miguel Oliveira para pelearle el segundo puesto. Lo hizo sin éxito porque Álex Rins no quería ceder ni una plaza más. En la chicane que precede a la recta, el lugar donde en el trazado holandés se ganan carreras, Rins dictó sentencia acabando segundo. Lo único que compartió con Oliveira sería el podio, acabando éste finalmente tercero. Álex Márquez se quedaba a siete puntos del título mundial.
El GP de Holanda sirvió para abrir el campeonato. Allí se presentó una nueva candidatura porque la victoria tenía nombre propio. No era otro que el de Álex Márquez. El mismo que escribiría en dorado diez grandes premios después.