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Moto3, la perseverancia de un sueño

La categoría pequeña generó la temporada 2015 un sueño perfecto. Danny Kent, después de cinco años en el Mundial, se proclamó Campeón del Mundo de Moto3 en la última carrera del Gran Premio de Valencia. Un recorrido que comenzó sin rival y que terminó sublevado a Miguel Oliveira, héroe antagónico del británico que brillo con luz propia en su desenlace. Por el camino se toparon con otros tantos: Enea Bastianini, aspirante al título en 2016, Alexis Masbou, Livio Loi y jóvenes promesas como Jorge Navarro y Niccolò Antonelli.

Moto3, la perseverancia de un sueño
Foto: Leopard Racing
esperanzamurcia
Por Esperanza Murcia

Moto3, una miscelánea perfecta. Imagínenlo todo en la pequeña cilindrada, porque de todo hubo en 2015. Resucitó Barry Sheene en Danny Kent, perseverancia de cinco años por los cuarenta de espera británica. En su sombra, cuando más sufrió, nació otra leyenda, la de Miguel Oliveira, orgullo de luchador que hizo mayor al primero. Explosivo, para bien y para mal, Enea Bastianini. Presente estelar en una guerra de titanes. Se colaron en ella otros tantos: Masbou, Antonelli, Fenati y Loi. A fin de cuentas, así va esto. Se trata de creer, a lo grande, olvidando convencionalismos, porque en la más pequeña de las categorías, se sueñan imposibles. Y se cumplen.

Foto: Leopard Racing
Foto: Leopard Racing

Una locura maravillosa. Eso es Moto3. Y con locura comenzó. Tal así que la victoria valió 23 milésimas a favor de Alexis Masbou. Poco le faltó a Bastianini, heroico saliendo el de veintiuno, que sin embargo tuvo que esperar a ella. No quedó ahí la igualdad, Qatar inauguró a lo grande el año: menos de un segundo entre los nueve primeros clasificados. Entrega absoluta de todos ellos.

Quedó tercero Kent en el desierto de Losail para tomar impulso y volar a lo más alto. En Austin inició su año en un estilo tirano que nadie en un principio podía creer. La categoría más igualada, muestra de ello la primera carrera, fue dominada duramente por el piloto británico. Si en Texas ganó por 8.5 segundos, en Argentina, la siguiente cita, lo hizo por más de diez. Insólito. Lo consiguió bajo condiciones normales. Para consolidarse como líder, en Jerez cambió la sintonía con el mismo final. Nueva victoria, y ya iban tres, ganada en la última curva. Error, primero de muchos, de Fabio Quartararo. Segundo acabó Oliveira, en un principio de temporada que por desgracia se le iba a complicar para remontar a lo grande al final.

Foto: Leopard Racing
Foto: Leopard Racing

Fue en Le Mans cuando Kent se bajó por primera vez del podio. Ocurrió todo del revés en el trazado francés. Quartararo, en pole, acabo con caída. El británico, venciendo a la suerte, finalizó cuarto saliendo trigésimo primero. Los protagonistas, aún así, no fueron otros que el triplete italiano: Romano Fenati, Enea Bastianini y Francesco Bagnaia, por ese orden, se alzaron en el podio. A destacar el segundo, logrando la posición saliendo décimo octavo en un premio de grandes remontadas.

La acción se animaba y en Mugello se hizo historia. Miguel Oliveira dio a Portugal su primera victoria. Y como la merecía. Apretó los dientes para conseguirla. Todo se decidió en la recta y en ella venció. 0.071s sobre Kent le valió. Cruzó primero la línea cuadros y consiguió su primer triunfo mundialista. Quién le diría los otros tantos que iba a sumar... Aunque le tocaría sufrir primero.

Foto: Red Bull KTM Ajo
Foto: Red Bull KTM Ajo

Kent, estrella absoluta, seguía con hambre y con esa sed se apuntó la victoria en Montmeló. Cedió en Assen con Oliveira para volver a ella en Sachsenring, cita marcada por la ausencia del portugués que le plantaba cara. Conoció la mala suerte el luso. Una caída en los libres le produjo una rotura del cuarto metacarpiano de la mano izquierda sin mayor opción que la de volar de vuelta a su país natal para operarse. En estas últimas carreras antes del parón estival fue gestándose otro piloto, Jorge Navarro, que ya comenzaba a despuntar en un mundial donde se hizo más que notar. En Holanda quedará para siempre Niklas Ajo. Como esto es un deporte de valientse cruzó la meta de rodillas, salvando una caída que cerró a remolque agarrado de su moto.

Foto: Gresini Racing
Foto: Gresini Racing

Cambió el patrón en la segunda mitad de campeonato. Kent dejó de reinar, Bastianini se perdió con él y Oliveira se convirtió en héroe. Todo empezó en Indianápolis. Allí se conoció, por primera vez, la flaqueza del primero acabando vigésimo primero. Le tocó allí lidiar con la lluvia, convulsión que aprovechó Livio Loi con victoria siendo la primera vez que un español dentro de la categoría no se la llevaba en este trazado. Continuó el lío en República Checa con bandera roja. Trastocó ésta la carrera no pudiendo ser más que séptimo el británico. Bastianini, sacando partido, acabó segundo, presentándose como un aspirante al título que, pese a los buenos augurios, no se iba a confirmar. En esta última brilló por encima de cualquier otro Niccolò Antonelli, llevándose la victoria, talento en bruto que a finales de temporada comenzó a pulir.

Pese al "declive", en Silverstone sonó el 'God save the Queen'. O más bien al rey, Kent. Ganó ante los suyos fiel a su estilo, devastador. Más de ochos segundos de por medio con el resto. No tuvo rival, recordando a ese piloto tirano del comienzo. Pero como en Moto3 lo que parece no es, llegó Misano para intercambiar los papeles: primera victoria mundialista de Bastianini, también bajo su público. Esos dos caminos dispuestos a unirse en un intrépido final acabaron chocándose bruscamente con otra realidad.

Foto: Red Bull KTM Ajo
Foto: Red Bull KTM Ajo

Aragón fue el ocaso de ambos pilotos. Allí acabaron por los suelos, testigos fuera de pista de la era Oliveira que se les echaba encima. También lo hicieron en Australia. Tenía la oportunidad Kent de coronarse campeón en el triplete asiático, pero no le dejó el portugués hacerlo. Cuán grande fue su espíritu. Fuerte como él fue a por el todo o nada. Y todo se llevó, cuatro victorias en cinco carreras, robándole sólo un triunfo el sobresaliente Antonelli en Motegi. Qué decir de eso: 140 puntos de 150 posibles. Son números de campeón, aunque el que se coronase fuese otro. Encanto del motociclismo, que todos lo sean.

En la recta final del 2015 terminó de brotar Jorge Navarro para ganarse el puesto indiscutible en la cabeza. Consiguió su primer podio en Motorland para repetir en Japón, Malasia y Valencia. Adiós a la temporada a lo grande y como aspirante al título para el próximo año junto con Bastianini.

Foto: Leopard Racing
Foto: Leopard Racing

Se contuvo de más Danny Kent. Dos caídas y puestos fuera del top five le lastraron  en el desenlace de un año perfecto. Aunque tampoco le hacía falta puntuar más. La autoridad ejercida al principio le daba suficiente ventaja al final. Cómo debió de sentir ese respiro. Vivió unas últimas carreras de agonía, de amarga espera, como si ese título tan de rogar no fuera a germinar. Pero lo hizo. Estuvo pensado al milímetro. En Valencia, a una carta fácil para él, se lo llevó. Ya había relevo de Barry Sheene, porque Kent con un noveno puesto era Campeón del Mundo. Le sirvió la victoria a Miguel Oliveira sólo para su honor, máxima voluntad. Honró también Kent, conservador, pero el más perseverante. Dos estilos, dos grandes. En ellos, el poder de los sueños, porque Moto3 es perfecta para soñar.