Muchas son las voces que se alzan a la hora de explicar que la categoría de MotoGP cada vez es más elitista. Es el escenario del que todo piloto quiere formar parte algún día en su carrera deportiva. Sin embargo, este sueño cada vez se antoja más complicado para los pilotos que compiten en la categoría de Moto2 o en otros campeonatos con posible acceso a la clase reina. Subir a MotoGP no es difícil, pero lo que sí que resulta peliagudo es poder enrolarse en uno de los equipos de fábrica, donde los manillares tienen overbooking de candidatos.

El último episodio de esta historia lo conocimos hace pocas semanas con la renovación de Tito Rabat con el Marc VDS Racing una temporada más en Moto2. El que se postula como posible candidato a proclamarse campeón de la categoría intermedia, ha optado por seguir en Moto2 al frente de un equipo que le proporciona sobradas garantías para optar al campeonato de nuevo. Rabat ha preferido esto a aceptar alguna de las ofertas que tiene para dar el salto de MotoGP, la mayoría de ellas a equipos CRT, en los que su objetivo sería intentar puntuar en todas las carreras, un horizonte nada apetecible para un piloto de la talla de Rabat.

Los más ansiados

Tras ir conociendo las renovaciones de los pilotos de fábrica con sus respectivas marcas (a falta de la confirmación de Jorge Lorenzo por Yamaha), los asientos más deseados son los de los dos equipos satélite de Honda, el GO&FUN Honda Gresini de Álvaro Bautista y el LCR Honda MotoGP, en el que compite el alemán Stefan Bradl.

El motivo por el que estos equipos están empezando a sonar cada vez más como posible destino de jóvenes talentos reside en la mala temporada que están completando tanto Bautista como Bradl. Ambos pilotos firman sus respectivos contratos año a año, y cuyas renovaciones se las ganan en virtud de sus resultados conseguidos a lo largo de la temporada.

A día de hoy ninguno de los dos pilotos tiene garantizada su continuidad en sus estructuras la próxima temporada. Lo que preocupa en el seno de sus equipos, y en Honda, la marca con la que ambos compiten, no es su situación en la general (Bradl es noveno y Bautista décimo), sino que por delante tienen a pilotos satélite como Pol Espargaró o Andrea Iannone con motos que, a priori, no deberían ser superiores a las suyas. En este grupo también hay que incluir a Aleix Espargaró, que corre con una moto Open y aventaja en más de 20 puntos a los pilotos de Honda.

En Indianápolis comenzarán a despejarse las incógnitas

La temporada se halla en el ecuador de su ciclo, uno de los momentos más importantes de la misma, ya que en ella muchos equipos se sientan a conversar sobre cómo se ha desarrollado la primera parte, y en qué aspectos conviene mejorar en la segunda mitad para que, tras la carrera en Cheste, el objetivo esté cumplido. Bradl y Bautista son dos de los pilotos que más trabajo tienen para esta segunda parte del Mundial, y es que su futuro en MotoGP está en juego.

Bradl ha pasado de sonar como posible sustituto de Pedrosa en HRC a no tener garantizada su continuidad en LCR por sus malos resultados. En el caso del talaverano, muchos rumores apuntan a que está dentro de la órbita de Suzuki, pero lo que es cierto es que el piloto quiere seguir con Gresini, por lo que también deberá mejorar sus prestaciones.

Bradl cometió un error que condenó su carrera en Sachsenring. | Fuente: speedweek.com

Se acercan los momentos decisivos de la temporada, donde se decidirán los campeones de las tres categorías, y lo más importante, se terminará de construir el puzzle de cara al próximo año. Una maqueta en la que Bradl y Bautista tienen que encajar sus respectivas piezas en un campeonato donde cada vez se hace más complicado tener un sitio asegurado.