La primera gran cita del mundial había llegado. El ambiente en Wembley era imponente; todo el ceremonial de los himnos y la haka maorí obtuvo un valor añadido ante la candidez del público y lo majestuoso del estadio londinense. La sensación de estar viviendo un partido que se podría erigir en una referencia de este evento, inundaba a todos los espectadores, y pronto se confirmaron las sospechas. El espectáculo estaba servido.

Ya fue impresionante el partido que brindaron ambas selecciones hace cuatro años, en el encuentro de cuartos de final. Un equipo argentino de gran disciplina y talento sacó toda la garra del mundo y más para mantenerse en el partido hasta el final. Y así ocurrió de nuevo en esta ocasión, a pesar de creer durante muchos momentos que el sueño podía convertirse en realidad.

Duelo de tú a tú hasta los compases finales

Comenzó algo fría la selección de Argentina, precipitándose en las defensas y otorgando tres golpes de castigo casi consecutivos durante los primeros 20 minutos. Todo rodaba favorable para Nueva Zelanda, que asistía impávida a una exhibición de Dan Carter en los tiros a palos.

Con 9-0 en el marcador y cierto desasogiego en la grada, Argentina encontró un salvavidas que no solo le reflotó, sino que la elevó a las alturas en aras de obtener un juego sobrehumano. Guido Petti ensayaba en el minuto 22, y Nicolás Sánchez no fallaba en la transformación, apretando el marcador y encorajinando a todo el equipo. Pronto se vio que la tendencia había cambiado. Wayne Barnes fue sancionado con tarjeta amarilla tras hacer una infantil zancadilla en una falta sacada con rapidez por parte de los argentinos, que se ponían por delante en el marcador.

Juego espectacular de delantero de Argentina, que llegó a soñar

Los "Pumas" se defendían de manera impresionante, y sus fornidos delanteros abrían huecos en la defensa neozelandesa. Conrad Smith también fue sancionado con tarjeta amarilla, y Argentina ampliaba su ventaja. 9-13 y el murmullo de la grada, que creía podía asistir a algo histórico. También lo creyeron los argentinos, aunque se relajaron en los últimos compases de la primera parte, encajando un golpe de castigo materializado por Dan Carter.

Nicolás Sánchez volvía a dar aire a Argentina nada más comenzar el segundo período, y ahí acabó todo. Nueva Zelanda incrementó el ritmo, jugó más agresiva e hizo circular el balón con tremenda rapidez y precisión. En un juego solo al alcance de esta selección, los kiwis vieron en Aaron Smith al revulsivo, que secundado por Carter, volvió a dar ventaja a los vigentes campeones del mundo.

El asedio era espectacular, y la defensa de Argentina comenzaba a acusar el esfuerzo de pasados minutos. En el 67, Sam Cane remató a la perfección una jugada de los tres cuartos, y puso tierra de por medio ante una Argentina que no pudo ya reaccionar, agotada físicamente. Los últimos 15 minutos de juego por parte de Nueva Zelanda pueden hacer cundir el pánico entre sus rivales, mostrando un nivel estelar.

Argentina tiene un prometedor camino en el mundial si mantiene este juego, mientras que Nueva Zelanda confirma su favoritismo para revalidar el título. Ha sido el primer gran partido del mundial, pero a buen seguro no será el último.