Serena Williams afrontaba uno de los partidos más difíciles de los últimos tiempos. La estadounidense llegaba al All England Club después de caer estrepitosamente en segunda ronda de Roland Garros ante Garbiñe Muguruza. Una derrota dolorosa y difícil de digerir. "¿Quién ha dicho que lo he superado? Lo dudo. Conociéndome, no", aseguraba la reina del ranking WTA a su llegada a la capital del tenis.

Han pasado prácticamente cuatro semanas desde la derrota en la capital francesa. Cerca de un mes después y con el orgullo tocado, Serena saltaba a la Pista Central de Wimbledon con ganas de volver a encontrarse con su juego. De ser esa jugadora que avasallaba a sus rivales con su enorme físico y potencia. De esa tenista que suma 33 Grand Slam y 5 de ellos en Londres. Serena tardó en entonarse, pero cuando lo hizo, consiguió borrar de la pista a Tatishvili.

Tatishvili tuvo sus opciones en el primer juego, pero Serena apretó con el servicio.

Al igual que Sharapova, la estadounidense arrancó el encuentro turbia. Parecía que la derrota ante Garbiñe todavía estaba rondando su cabeza y que no estaba con confianza. Enfrente se encontró con una Tatishvili agresiva al resto. Mordía la georgiana el servicio de Serena, que no conseguía entonarse. Golpeaba la pelota sin fuerza, algo mordida, y no conseguía superar la red. Pero su potente servicio consiguió solventar la papeleta en el primer juego -salvó cuatro bolas de break-.

Con el primer punto en el bolsillo, Serena siguió fiel a su estilo. Cerró el puño con rabia y se fue al otro lado de la red sin pasar por el banquillo. Había solventado una difícil papeleta y estaba con confianza. A partir de aquí, Serena fue a más. Empezó a soltar la mano desde el fondo y a dominar a su rival. Ahora Tatishvili no encontraba ninguna brecha en los golpes de la estadounidense, que consiguió quebrar el servicio de Anna en dos ocasiones para cerrar el primer parcial con tres saques directos (6-1).

La joven georgiana -residente en Estados Unidos- no le quiso perder la cara al partido y siguió con su tenis agresivo, que le llevó a ponerse por delante por primera vez en el encuentro (1-0) al inicio del segundo set. Pero Serena es mucha Serena. La número uno del ranking WTA no quiso relajaciones y subió su nivel tenístico. Se acomodó en el fondo de pista y empezó a soltar la mano a derecha e izquierda.

Tatishvili logró apuntarse nuevamente su servicio (1-2) y restar para abrir brecha en el marcador. Pero la número 113 del ranking no volvería a sumar ningún punto. Serena siguió con el pie en el acelerador y empezó a apurar líneas. De derecha y de revés. Paralelo o cruzado. La menor de las Williams acampaba a sus anchas sobre el pasto londinense y quería cerrar por la vía rápida.

No se dejó sorprender en ningún momento Serena, que acabó cerrando el partido con un saque sublime y una aproximación a la red (6-1 y 6-2). Victoria 71 del huracán Williams en Wimbledon y acceso a la siguiente ronda ante la ganadora del duelo entre Scheepers y McHale. Arranca la andadura de Serena hacia su sexto entorchado londinense.