Federer ya es finalista de Wimbledon. ¡Vaya si lo es! El torneo del suizo ha sido prácticamente impecable. Con un sólo set perdido (ante Wawrinka en cuartos) entre sus seis encuentros disputados, el genio de Basilea se planta en la última ronda del Grand Slam británico. Un torneo con el que mantiene una relación romántica de magnitudes siderales. Con la clasificación lograda en esta tarde de viernes, Federer suma nueve finales en la cúspide de la hierba. De las ocho anteriores, venció en siete. Sólo Rafael Nadal en 2008 pudo hacerle claudicar en su reino de cristal. El mago manda en Wimbledon y todos parecen saberlo a ciencia cierta.

Casi diez años de edad y experiencia separan a Roger Federer y Milos Raonic. El canadiense, una de las más fulgurantes apariciones del tenis mundial en los últimos años, alcanzaba el pasado miércoles las primeras semifinales de Grand Slam de su todavía corta carrera deportiva. Lo hacía venciendo a la sensación del torneo y verdugo de Rafael Nadal, el australiano Nick Kyrgios. Pero, sobre todo, lo hacía convenciendo. Su tenis portentoso, basado en su envergadura y su camaleónica (teniendo en cuenta su altura) capacidad para adaptarse a cualquier superficie, parecía poder herir gravemente a la elegancia de Federer. Al menos en esta ocasión, no lo hizo. Tampoco pareció pretender hacerlo.

Raonic no logró destaparse en ningún momento del encuentro

Raonic saltó a la pista principal de Wimbledon amedrentado por un escenario que haría temblar incluso al hombre con los nervios más infranqueables. Semifinales del torneo con más prestigio e historia del circuito ante el tenista que en más ocasiones (junto a Pete Sampras) se ha alzado triunfante en él. Un reto, aunque también un inmenso honor. El público, en su totalidad vestido de blanco, ahogaba con su silencio, como es ya habitual en el All England Tennis Club. La pequeña esfera amarillenta comenzaba a volar.

Roger Federer mostraba un temple extraordinario desde el inicio. Por otro lado, Raonic se mostraba inseguro, nervioso. A pesar de ello, su magnífico servicio le servía para no descolgarse definitivamente de un marcador que Federer comandaba implacable. Finalmente, una única rotura de servicio a favor del suizo decantaría el primer parcial por un solvente 6-4 a favor del tenista de Basilea. Milos Raonic se sabía por detrás y ello no contribuiría a hacerle experimentar una mejora en su juego.

La voracidad de Raonic cedió ante la elegancia de Federer (Foto: Al Bello / Getty Images).

El segundo set fue prácticamente un calco del primero. Con el canadiense titubeante, Federer no permitía ningún descuido y se mostraba absolutamente impecable en todos los aspectos del juego. Dominando a placer los peloteos largos y atreviéndose incluso a atacar el servicio de su rival, el, de momento, número 4 mundial volvía a repetir la historia de la primera manga y definía el marcador en un doble 6-4 que ponía contra las cuerdas a Raonic.

Si por algo se ha caracterizado Roger Federer en sus largos años de supremacía en el circuito ATP ha sido por su temple y sobriedad a la hora de cerrar encuentros o afrontar situaciones difíciles. Con ese cartel presente y el nerviosismo propio de la juventud de Raonic, el canadiense de origen balcánico terminó por ceder. La raqueta del suizo triunfó una vez más y le guió, con un marcador final de 6-4, 6-4 y 6-4, a su novena final de Wimbledon tras realizar un partido (al igual que el torneo en líneas generales) de exquisita calidad.

Djokovic, a la espera para el triunfo

Novak Djokovic, número dos mundial y primer cabeza de serie del torneo, esperaba ya a Federer en la gran final. Apenas dos horas antes, el serbio había derrotado a Grigor Dimitrov, otra de las grandes promesas del circuito, además caracterizado por la enorme similitud en su juego con el del tenista suizo. El búlgaro pudo ser el entrenamiento perfecto para un Djokovic que el domingo se enfrentará a la historia en un encuentro que promete dejar destellos para el recuerdo. Dos de los tenistas más brillantes en un duelo cara a cara sobre el templo más delicado del tenis. El que otrora fue conocido como 'el jardín de Roger Federer'.

Tras su prematura eliminación en la edición de Wimbledon de 2013, cuando cayó en segunda ronda ante el ucraniano Sergiy Stakhovsky, Federer buscará reeditar, en este domingo 6 de junio, un título que ha logrado, como ya se ha mencionado, en ocho ocasiones, y que nutrió sus vitrinas por última vez hace dos temporadas. Tras vencer en Halle y arrasar durante todo el torneo, parece que sólo la victoria podría saciar la sed del que ya es considerado una leyenda del tenis, a pesar de mantenerse todavía en activo. Sin embargo, la final de Wimbledon 2014 destacará por un detalle. En ella no habrá favorito. Simplemente tenis. Y del bueno.