En el circuito es conocido como un jugador infranqueable, indestructible, que nunca admite la rendición. Darlo todo en cada partido es su carta de presentación. Su extraordinaria regularidad en las grandes citas le catapultó al Top3 y se ha mantenido en el Top5 durante un largo período de tiempo. Ese es David Ferrer, el jugador al que nadie quería al otro lado de la red. El rival era consciente de que para derrotarlo iba a tener que dejarse hasta el último aliento en la pista.

Pero desde Roland Garros el jugador español es otro. Ha perdido las virtudes -ambición, pasión y físico- que le llevaron a lo más alto de su carrera. Final de Copa de Maestros, Final de Roland Garros, campeón del Masters1000 de París-Bercy, Top3. Innumerables éxitos que, por ahora, se ven demasiado lejos. Antes del torneo parísino era Top5 y ahora mismo, tras una primavera negra y tras descender al séptimo puesto del ranking ATP, es el número seis del mundo, con 4085 puntos. Allí en París no pudo reeditar la final de 2013. Cayó en cuartos de final ante Rafael Nadal, su verdugo en las dos últimas ediciones de Roland Garros.

Tras la gira europea de tierra batida, llegó la hierba. Pero el cesped no trajo nada bueno para el español. Tuvo que acudir a Wimbledon sin preparación previa, pues se tuvo que dar de baja del torneo de Hertogenbosch por problemas estomacales. De esa forma, no pudo luchar por levantar su tercer título, tras los conquistados en los años 2008 y 2012. Acudió a Londres con dudas en su juego debido a la falta de ritmo y con precauciones físicas. Y lo pagó. En segunda ronda fue eliminado a manos de Andrey Kuznetsov (n.118), rompiendo la extraordinaria racha de diez Grand Slams consecutivos alcanzando los cuartos de final. Y en total, diecisiete Grand Slams enlazados plantándose en tercera ronda. Acabó así una gira de hierba aciaga, dos partidos disputados y una sola victoria.

Mini gira europea de tierra sin éxito

Debido a estos discretos resultados en hierba, David Ferrer decidió participar en los torneos de Bastad y Hamburgo, ambos sobre arcilla. Complicada decisión para un Top10, pues el mes de julio sirve, tradicionalmente, de descanso y preparación de cara a la gira americana de pista rápida de agosto. En el ATP250 de Bastad llegó a los cuartos de final donde el argentino Carlos Berlocq (n.55) le apeó del torneo. Sin duda una inesperada y dolorosa derrota, máxime siendo en tierra y en un torneo menor. La siguiente parada fue el ATP500 de Hamburgo, el torneo más importante sobre arcilla del verano. Era el escenario ideal de reencontrarse consigo mismo. Pero tampoco fue posible. No pudo levantar el título tras caer en la final ante Leo Mayer (n.27). A un paso del título. A un paso haber cogido confianza tras Wimbledon.

Con Milos Raonic (n.7) pisándole los talones en el ranking ATP, el español debe tener cuidado si no quiere perder posiciones de cara a la Copa de Maestros de Londres. Por ahora, en la Race To London David Ferrer ocupa el séptimo puesto, que le asegura un puesto entre las ocho mejores raquetas del año. A pesar de haber pasado una primavera negra, el verano americano puede ser su vía de salvación. Los Masters1000 de Toronto y Cincinnati y el UsOpen dictarán sentencia.