Se esperaba mucha más batalla sobre el tapete azul de la Arthur Ashe. La primera semifinal con la retirada de Shuai Peng supo a poco, pero el enfrentamiento entre Serena Williams y Ekaterina Makarova tampoco pudo demorarse mucho. La culpable fue la de siempre. Serena Williams volvió a ser demoledora en suelo americano. La número uno no entiende de compasión ante una rival que parecía asustar tal y como llegaba a la antesala de la final. Habiendo batido a Bouchard y Azarenka por el camino, Makarova se hizo ‘pequeña’ ante una Serena que, excelsa en confianza, dio un auténtico recital de tenis para meterse de lleno en su primera final de Grand Slam en el presente curso.
Serena desbordó a Makarova desde el fondo de pista apoyada en una potente derecha
Sin las ideas claras, con el brazo encogido, a la defensiva. Makarova no pudo hacer nada ante el vendaval de bolas que Serena mandaba desde el otro lado de la red. Fue imposible contrarrestar a la número uno que, apoyada en un veloz saque y en una potente derecha, desbordó desde el fondo de pista a la mujer que disfrutaba de la condición de semifinalista de un ‘Grande’ por primera vez en su carrera.
En apenas 23 minutos de encuentro la menor de las Williams se veía sirviendo para adjudicarse la primera manga, habiendo ganado tanto los juegos de saque como los de resto con relativa comodidad. Al otro lado de la malla, la moscovita quedaba noqueada ante la profundidad y potencia de cada uno de los golpeos que impactaba Serena. En la soledad del campo de batalla y ante semejante ofensiva, Ekaterina Makarova no pudo si quiera llegar a degustar de alguna opción de rotura. Un contundente 6-1 se escribía del lado local.
El guión no cambió apenas en el segundo acto. Tan sólo al final del mismo Makarova pareció intentar cambiarlo, pero ahí estuvo Serena, una vez más intratable, para sentenciar lo que desde un comienzo pareció suyo.
En 40 minutos Serena ya mandaba 6-1 y 4-0 en el partido
Metida en cancha y cambiando las direcciones con su derecha, la número uno abría la pista a su antojo. Makarova corría de lado a lado pero la suerte no estaba de su lado. Transcurrían 40 minutos de contienda y Serena ya había instalado un parcial de 4-0 en el segundo set. Todo parecía visto para sentencia cuando la rusa consiguió su primera y única rotura en el octavo juego para intentar, si cabe, aproximarse a su tenis. Con el 5-3 y sirviendo para mantenerse en el partido, Makarova fue incapaz de prestar más batalla y en una hora entregó la semifinal a una Serena Williams que jugará por el título el domingo ante Caroline Wozniacki.
A la cita con la historia, Serena acudirá como número uno del mundo tanto en la clasificación mundial como en la RACE, con una racha de 20 partidos ganados en el US Open desde que perdiera ante Samantha Stosur la final de 2011 y habiendo perdido tan solo 26 juegos en el torneo, además de no haber cedido un set. 15 años después de su primer entorchado en Flushing Meadows, Serena vuelve a citarse con la historia en el mismo lugar. Quiere reinar en Nueva York, ser profeta en su tierra, serlo por sexta vez en su carrera.