En un deporte individual y tan solitario como el tenis, una competición por equipos puede resultar un bálsamo para los jugadores. Competir bajo la misma bandera, con un objetivo común y representando a todo un país deberían ser acicates suficientes como para afrontar un evento internacional por selecciones. En la mayoría de deportes, uno de los cúlmenes en la carrera de los deportistas es ganar una competición por selecciones, pero en el tenis la Copa Davis se va desvirtuando poco a poco, generando un poso de inconformismo en los aficionados y desarraigo de los jugadores. ¿Qué está fallando?

Primer equipo argentino Copa Davis. GettyImages

El tenis evoluciona, pero la Copa Davis se estanca

Si se hace el interesante ejercicio de comparar la velocidad del juego a finales de siglo XX e inicios del XXI con el imperante en la actualidad, se podrá percibir cómo el ritmo de bola es netamente superior en la actualidad. Las raquetas son más ligeras y potentes, las bolas más veloces, los jugadores más fuertes y resistentes... El tenis ha dejado atrás toda aura aristocrática que le caracterizó en sus orígenes, para convertirse en un deporte de titanes. Si a la intensidad física en pista se le suman los recurrentes viajes que han de hacer los tenistas por todas las partes del globo, se obtiene una temporada de 11 meses duración, con cientos de miles de kilómetros en desplazamientos. La globalización del tenis y su asentamiento como un deporte cada vez más popular con estrellas de mucho tirón mediático, han hecho que los países que acogen torneos de alto nivel se incrementen, así como que la inmensa mayoría de jugadores asentados en el top20 cuenten con compromisos publicitarios y de sponsors, que reducen aún más el período de descanso de los tenistas.

¿Es compatible el calendario actual con el formato de competición de la Davis?

Teniendo en cuenta esta situación, ¿resulta factible la continuidad de la Copa Davis tal y como es en la actualidad? Algunas de las pocas semanas de descanso disponibles en el calendario son ocupadas por eliminatorias de la competición internacional. La primera eliminatoria suele ser inmediatamente después al Open Australia. Tras dos semanas de intenso calor en el país de los canguros, ¿es realmente apeticible cruzarse el mundo para jugar sobre tierra batida o en pista indoor, sin ningún tipo de adaptación previa, y partidos al mejor de cinco sets? Esto no es más que un riesgo para la integridad física de los jugadores y hace que muchos de los mejores tengan que renunciar, percibiendo la Copa Davis más como una carga que como una ilusión.

Obviando ya las cuestiones físicas, también es preciso ahondar en lo que supone la Copa Davis para el tenis actual, y lo representativa que puede llegar a ser. Si por algo se caracteriza el deporte de la raqueta es por el respeto al rival, el ambiente mágico de veneración por el favorito del público pero también de respeto y admiración hacia el rival. Y en muchas ocasiones, eso se está perdiendo. El forofismo y la mala educación se abren paso a través de la Copa Davis en un deporte que nunca ha representado estos valores. Se abandona en muchos casos el ánimo a los propios, por el ataque al rival, vilipendiando al mismo. ¿Ha de ser ésto así? Además, la elección de la superficie de la pista por parte del local, no hace más que desvirtuar el espectáculo, imponiendo en ocasiones superficies en el límite de la legalidad, como fue el caso de la eliminatoria jugada por España en Alemania. La International Federation of Tennis ha de tomar decisiones, reinventarse. Todo en la vida cambia, evoluciona, y el tenis no es para menos. Cada año se introducen cambios, y la introducción del ojo de halcón fue una apuesta valiente y pionera por parte de la ATP. Pero, ¿cuál es el papel de la ITF en el tenis?

Suiza, con Federer a la cabeza. GettyImages

Hay muchas posibilidades de maniobra para ilusionar tanto a aficionados como a jugadores. Alternar años de competición con otros de descanso, establecer la superficie en la que se juega al azar, no jugar al mejor de cinco sets, etc. Se deben plantear actuaciones integrales y conjuntas entre ATP, ITF y sindicato de jugadores. La tradición es importante, que se lo digan a Wimbledon, pero ésto no les frenó para implantar una cubierta desplegable en la Central del All England Club. Nunca se ha de establecer la tradición como un obstáculo a la evolución, porque es precisamente eso lo que se plantea; no sólo cambios, sino evolución. Jugadores y aficionados lo esperan y lo merecen. El orgullo e ilusión por defender al país al que se pertenece ha de imponerse de nuevo.