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Benneteau prolonga su maldición en las finales

El francés Julien Benneteau cayó en la final del torneo de Kuala Lumpur ante el japonés Kei Nishikori, poer 7-6 (4) 6-4. Aunque fuera un resultado previsible, la desconsolación que se crea en el galo es enorme, y ésto tiene una explicación. Es su décima final en un torneo ATP y su décima derrota. Ver para creer. ¿Casualidad o hay alguna razón tenística, mental y/o física que lo explique?

Benneteau prolonga su maldición en las finales
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Por Diego Jiménez Rubio

Siempre ha sido complejo levantar torneos, a todos los niveles. El hecho de jugar toda una semana a un gran nivel frente a jugadores muy dispares entre sí, no requiere únicamente de talento sino de una gran fortaleza mental. Esto se incrementa en las finales; partidos con los nervios a flor de piel, donde la experiencia y los resultados de torneos anteriores juegan un papel preponderante. Es precisamente éste último factor el que puede estar torturando a Julien Benneteau. Con 32 años, un palmarés envidiable en dobles y nada desdeñable en el circuito individual, el francés acumula ya 10 finales perdidas, todas las que ha jugado. La desconfianza se va incrementando y se puede entrar en un bucle difícil de salir. El francés está siendo la "pescadilla que se muerde la cola".

Finalista todos los años desde 2008

Desde el año 2008 Benneteau alcanza, al menos, una final todas las temporadas. Esto demuestra una notable regularidad, así como las lesiones han respetado al elegante jugador galo. Precisamente en 2008, Julien perdía las finales de Casablanca frente a su compatriota Simon, y de Lyon ante Soderling. Ambas son derrotas comprensibles, ya que se enfrentó a jugadores superiores a él en ránking.

Ocho de las diez finales, en pista dura

Además de hacerlo en Casablanca, Benneteau alcanzó la final de un torneo sobre tierra batida en Kitzbuhel, en el año 2009. Su verdugo esa fez vue García López, quien logró remontarle un set en contra, vapuleando al francés en el tiebreak del segundo parcial (7-1) y aprovechándose del desgaste mental que ello ocasionó en Julien, haciéndose con la tercera manga por un marcador de 6-3. Comenzaba a existir cierta preocupación y desconfianza.

En 2010 y 2011, Benneteau bajó un poco su nivel de juego, lo que no le impidió alcanzar una final cada temporada. Especialmente dolorosa fue su derrota en Marsella frente a su amigo y compañero de dobles Michael Llodrá. A pesar de conocerse bien, Benneteau no fue capaz de contrarrestar el saque-red del parisino, y sucumbió finalmente 6-3 6-4. En 2011 otro sacador fue el que se cruzó en su camino; esta vez en Winston Salem, John Isner se hizo con la victoria.  5 finales perdidas...se comienza a hablar de maldición.

En 2012 la maldición se hace una realidad

Sin embargo, fue en 2012 cuando se comprobó hasta qué punto estaba afectando ésto a Benneteau. El galo cayó en Sydney y Kuala Lumpur ante dos rivales asequibles para él, o al menos muy parejos, como fueron Jarko Nieminen y Juan Mónaco. Ya en 2013, Juan Martín del Potro metería el dedo en la llaga en Rotterdam, y la gota que colmó el vaso fue el partido perdido ante Joao Sousa, de nuevo en Kuala Lumpur, tras ganar el primer parcial 6-2 e ir dominando gran parte del segundo. Nishikori escribió una nueva línea de este drama.

En Kuala Lumpur, Benneteau ha perdido tres finales

Analizando los jugadores a los que se ha enfrentado así como los marcadores, se puede percibir la existencia de partidos que era lógico perder, pero otros en los que el tenis de Benneteau se ha bloqueado en los momentos culminantes. Ni siquiera el hecho de ser un gran campeón en la disciplina de dobles o el llevar tantos años en la élite del circuito han supuesto una ventaja para el francés. El tenis le debe un título a Benneteau, y casi siempre se suele hacer justicia, pero el margen de tiempo se acorta y la ansiedad en el galo es cada vez mayor. Quizás a la undécima vaya la vencida.

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Sobre el autor
Diego Jiménez Rubio
Fui Coordinador General de Más Deportes y Viajes, y miembro del Consejo de Dirección de VAVEL España. Me encanta comunicar mi pasión por el turismo y el deporte, y hacerlo con responsabilidad y profesionalidad.