El británico se hizo con una victoria de prestigio en las primeras semifinales del Open de Australia 2015, deshaciéndose del checo Tomas Berdych al que le duró el fuelle un set. Con esta remontada, Andy Murray ya espera a Wawrinka o Djokovic en la gran final del domingo.
Berdych dura un set
El inicio del duelo por la finalísima de este Open de Australia de 2015 arrancó tan vibrante como igualado. Nadie se imponía en un partido que enfrentaba a dos de las raquetas más en forma del circuito y que más y mejores sensaciones positivas habían dejado a lo largo de este primer Grand Slam del año.
Solo en el final de la primera manga el choque se desvió ciertamente de los esquemas iniciales. Berdych hacía efectiva su superioridad hasta el momento en pista para firmar el primer break del encuentro, pero Murray tiraba de orgullo en el siguiente juego para devolvérselo, acabando todo en un justo tiebreak. Todo terminaría del lado del Tomas Berdych, que se hacía con la primera manga (8-6).
Lección de juego y cabeza de Murray
Tras el tiebreak, lejos de continuar con su ritmo de tenis, el checo se durmió y desapareció absolutamente del partido. Andy solo podía aprovecharlo, y continuando con su más que correcto tenis del primer set, igualaba el choque con un duro rosco a su oponente (6-0).
El checo apenas ganó 10 puntos en el segundo set
Severa lección de tenis y mentalidad la que le inculcó el británico a un Tomas Berdych que vagaba sin rumbo por la pista. Y eso en unas semifinales de un Grand Slam se paga, y muy caro. El tercer set fue otro paseo militar de Murray: 6-3.
El checo no aparecía por pista, y cuando quiso, ya no pudo. A pesar de todo, Berdych tuvo sus opciones en el cuarto set de engancharse de nuevo en el partido, pero desperdició las dos únicas bolas de break que Murray le permitió desde el primer set.
Así las cosas, el buen trabajo del británico solo tuvo que esperar para encontrar la oportunidad en la que asestar el golpe definitivo a las opciones del choque. Llegó en su último servicio, con 5-5, Murray volvió a enseñar los dientes y se llevó un gran partido (7-5).
Una victoria de nivel que le coloca en una final de Grand Slam casi dos años después, tras su Wimbledon 2013. Tras hacerse con el US Open y con Wimbledon, ahora tiene la oportunidad de incluir a sus vitrinas su tercer Grand Slam. A un paso del sueño.