David Ferrer vuelve a ser el rey de Acapulco, su torneo predilecto del circuito y en el que se ha impuesto en un mayor número de ocasiones. El número nueve del ranking ATP levantó esta madrugada el trofeo de campeón tras imponerse a Kei Nishikori, primer cabeza de serie y gran favorito para alzarse campeón. Con este título, Ferrer suma ya su tercer triunfo de este 2015 tras vencer en Doha a comienzos del mes de enero y en Río de Janeiro la pasada semana. El tenista de Jávea, a sus 32 años, recupera sensaciones y se reivindica como un tenista muy a tener en cuenta para los grandes del circuito.

La final de Acapulco se presentaba como todo un reto para David Ferrer. Su rival, el nipón Nishikori, lo había vencido en nada menos que cinco ocasiones a lo largo del último año. Parecía haberle tomado la medida de forma irrevocable, y su tenis neutralizaba por completo las intentonas del guerrero alicantino, quien sucumbía ante el japonés una y otra vez sin mostrar indicios de que la situación pudiese pegar un giro. Además, cabe tener en cuenta que cuatro de esas cinco victorias habían tenido lugar sobre pista dura, superficie sobre la que se estaba a punto de disputar la final de Acapulco.

Recuperar el trono

El defensor del título, Grigor Dimitrov, caía en octavos de final ante un Ryan Harrison que se convertiría en la gran revelación del torneo hasta caer en semifinales ante el propio Ferrer. Con la eliminación del tenista búlgaro, la parte baja del cuadro se despejaba para el español, quien no hacía caso omiso a las benevolencias del destino y avanzaba impertérrito a lo largo de la semana. Sijsling, Matosevic, Tomic y Harrison constituían su camino hacia una final en la que lo esperaba el rival más complejo que podía tocarle: Kei Nishikori.

Sin embargo, la historia de David Ferrer y el ATP 500 de Acapulco es especial. Con tres títulos consecutivos logrados en el torneo mexicano en las temporadas 2010, 2011 y 2012, Ferrer cayó en la final del 2013 ante un apoteósico Rafael Nadal que comenzaba la que, a posteriori, se convertiría en una de las temporadas más impecables de su carrera. El año pasado, Ferrer firmaba su peor actuación en años en Acapulco, cayendo en cuartos de final ante el sudafricano Kevin Anderson y quedándose fuera de la final después de cuatro años seguidos disputándola. Pero 2015 era el año del retorno.

El partido de esta madrugada era más que una simple final para David Ferrer. Más que las jugadas (y ganadas) en Doha y Rio. En primer lugar, vencer a Nishikori suponía todo un reto, y, además, recuperar la corona mariachi proporcionaría a Ferrer un impulso moral clave para afrontar la parte importante del primer tercio de temporada. Así saltaba el de Jávea a la pista, con todo por ganar y mucho que perder. Fiero e inamovible. Nishikori, con su habitual frialdad asiática, sostenía su raqueta al otro lado de la red. Y el tuteo comenzaba.

Comienza la batalla

El arranque del partido fue tosco y disputado. Ambos tenistas golpeaban con fuerza el esférico amarillo desde el fondo de la pista, sin apenas realizar aproximaciones a la red y manteniéndose fieles a su estilo bregador. Los breaks tampoco tardarían en llegar, algo lógico teniendo en cuenta que se enfrentaban dos de los mejores restadores del circuito, quienes, además, no cuentan con un servicio demasiado destacado. Ferrer, sin embargo, se agarró con mayor consistencia a su saque. Nishikori concedía dos roturas, mientras el alicantino salvaba cinco de las seis oportunidades de break en contra y se anotaba el primer parcial por un firme 6-3. El primer movimiento lo había realizado él.

Sin embargo, el verdadero baile de breakestaba a punto de comenzar. El segundo parcial comenzaba con ambos atacando en avalancha con el resto. Nishikori rompía a Ferrer y Ferrer a Nishikori. Así hasta en tres ocasiones. De esta forma, el marcador se estableció en un 5-5 en el que cada uno de ellos sólo había podido mantener dos de sus cinco servicios, algo sumamente simbólico para comprender el matiz con el que contó el partido. En ese momento, la experiencia de David Ferrer llamó a la puerta, y lo hizo para sentenciar el partido. Con Nishikori pecando de conservador, el de Jávea avanzó sobre la pista, forzó con pelotas profundas y provocó errores del lado del japonés. Un nuevo break caía del lado de Ferrer, quien mantenía su saque y cerraba el partido.

De esta forma, David Ferrer suma su tercer título de este 2015, superando notablemente el único logrado en 2014 y los dos que sumó en 2013, aunque todavía lejos de los estratosféricos siete títulos que levantó en el que se mantiene como el mejor año de su carrera deportiva: 2012. Sin embargo, todavía comienza el mes de marzo y queda mucha temporada por delante. Y David Ferrer todavía no ha dicho su última palabra en la ATP.