Grigor Dimitrov ya está en la tercera ronda del Masters 1000 de Indian Wells. Lo ha conseguido esta noche de domingo tras imponerse a otra de las grandes promesas del tenis mundial como el australiano Nick Kyrgios en un partido taquicárdico e igualado hasta sus últimos suspiros. El tenista búlgaro de 23 años, actual número 11 de la clasificación ATP, llegaba a Indian Wells tras un mediocre arranque de temporada, en el que no ha conseguido cuajar y se ha mantenido con la caída en picado de su juego con la que finalizó el 2014. Sin embargo, con la apertura de la parte más importante de la temporada, el denominado sucesor de Federer por el lenguaje popular debía asumir su rol

Para arrancar su andadura en Indian Wells, primer Masters del año que, como siempre, se disputa en el estado norteamericano de California, Dimitrov debía enfrentarse a Nick Kyrgios, un tenista que a sus escasos 19 años ya ha alcanzado proezas de la magnitud de alcanzar unos cuartos de final de Grand Slam y colarse entre los mejores 40 tenistas del planeta. El búlgaro había estado exento en la primera ronda del torneo debido a su condición de undécimo cabeza de serie, mientras Kyrgios se había deshecho del norteamericano Denis Kudla en sets corridos.

La diferencia estilística entre ambos tenistas era notable. Grigor Dimitrov, un jugador que prima la calidad antes que la cantidad, centra su juego en su repertorio de fondo de pista, la velocidad que imprime a su excelente revés a una mano y su acierto en la red; mientras que Kyrgios es todo un sacador al uso: potente, fuerte y propietario de un golpeo plano de esos que levantan ascuas al rozar el cemento

El partido comenzó lo más igualado posible. De hecho, el primer parcial en su totalidad fue un intercambio de servicios atinados que desembocó, como no podía ser de otra manera, en un tie-break que acabaría cayendo en el tenista más experimentado (por una vez, Dimitrov encarnaba esta figura). El segundo set fue territorio oceánico. Nick Kyrgios asumió el liderazgo sobre la pista con un golpeo más acertado con su derecha y hundió a su adversario en el fondo de la pista, atacando su servicio con eficacia. Un break a favor del australiano (el único registrado por el momento) hacía que la manga cayese de su lado por 6-3 y colocaba al tercer set en la compleja diatriba de dictaminar quién sería el vencedor de tal extraordinaria batalla.

Los nervios comenzaron a ser protagonistas entre dos tenistas cuya juventud e inexperiencia en rondas finales siempre acucian en los momentos decisivos. Kyrgios cedía su primer break del encuentro, aunque pronto se reponía endosando una rotura a su rival que, a la postre, llevaría el encuentro a un tie-break que lo resolvería todo. Más de dos horas de partido englobadas en apenas diez peloteos que dictaminarían quién llegaba a la tercera ronda y quién hacía las maletas. Y de nuevo la experiencia volvió a triunfar. Dimitrov se impuso de nuevo demostrando hasta qué nivel el tenis es un deporte mental. Su rival en la siguiente fase saldrá del vencedor del duelo que enfrenta al catalán Tommy Robredo y al kazajo Andrey Golubev esta misma madrugada.