Atrás quedaron la muecas torcidas al ojear los resultados de Kokkinakis en torneos Futures y Challengers desarrollados en Australia y, como mucho, Asia oriental. El joven y osado jugador aussie, ha salido de su zona de confort, superando sus miedos y batiéndose el cobre con los mejores. La inseguridad y falta de autoestima que le ha acompañado durante los últimos años, se ha transformado en madurez física y mental, manteniendo un coraje que el mismísimo Hewitt firmaría. Kokkinakis ya está aquí y ha venido para quedarse.

Juan Mónaco fue su víctima

Sus andares desgarbados y limitada musculatura, esconden un físico que, si bien es cierto tiene margen de mejora, ha experimentado un salto cualitativo notable en los últimos meses. Kokkinakis ya es capaz de jugar al máximo nivel durante horas, como demostrara en el Abierto de Australia contra Gulbis. Frente a un rival doce años mayor que él, y bajo un sol de órdago, el australiano cuajó un partido magistral.

Inicio apabullante de Kokkinakis, y reacción de Mónaco en 2º set

Mónaco fue apabullado durante el 1º parcial. En apenas 15 minutos de partido, se vio 4-0 abajo y con un rival desatado, disfrutando sobre la pista y al que no se le veían agujeros por ninguna parte. Sabedor de la importancia de engancharse al encuentro, el argentino endureció el partido y buscó peloteos largos. El set acabó con 6-2 para Kokkinakis, pero Mónaco había encontrado su tenis.

A partir de ahí, el encuentro se desarrolló por los cauces de la igualdad máxima. El servicio de Kokkinakis bajó en velocidad y efectividad, logrando tan solo el 50% de los puntos que jugaba con primer servicio, y otorgando nueve bolas de break. Tres de ellas fueron aprovechadas por Mónaco, quien tiró de experiencia para romper en el undécimo juego del set, y encaminar el duelo al 3º y definitivo.

Todo indicaba que Kokkinakis podría hundirse definitivamente, tanto física como moralmente. Sin embargo, emergió la garra de todo un guerrero de las pistas; con gestos que es inevitable comparar con los de Hewitt, Kokkinakis dio un paso adelante en la pista y luchó hasta la saciedad para conducir el encuentro al tiebreak.

Bernard Tomic será su rival en octavos de final

Allí, la juventud pudo a la veteranía. La balanza se decantó en un par de puntos, pero son precisamente este par de puntos los que diferencian a las promesas de las realidades, a los buenos jugadores de los grandes jugadores. Salvó Mónaco varias bolas de partido, una de ellas gracias a la falta de oportunidades para pedir el ojo de halcón por parte del australiano. Kokkinakis comenzó a tener mareos y el partido se convirtió en una cuestión de supervivencia para él. Sin embargo, emergió la raza y el coraje que han de tener los grandes jugadores, y logró hacerse con el encuentro in extremis, con lágrimas en los ojos y teniendo que ser atendido inmediatamente por los servicios médicos.

Con tan solo 18 años, da señales inequívocas de que puede dar muchas alegrías a los aficionados australianos. Su rival en octavos, será precisamente su compatriota Bernard Tomic, en lo que será un duelo con mucho morbo e interés.

Gulbis no sale del bucle negativo

Tras estrenar su casillero de victorias en 2015 frente a Gimeno-Traver, el letón volvió a ser un jugador endeble e inestable, con errores infantiles, sobre todo de derecha, y sin la capacidad para imponer su juego en la pista. Un muy serio Adrian Mannarino aprovechó la coyuntura para hacerse con el encuentro. La tenacidad y solidez del galo ha apeado a dos de los jugadores más inestables del circuito, como son Fognini y Gulbis.

El letón solo tuvo una bola de break en todo el encuentro

Con un marcador de 6-4 6-4, Mannarino confirmó las buenas sensaciones que le vienen acompañando todo el año, logrando el acceso a octavos de final, donde se verá las caras frente al escocés Andy Murray.

Isner es profeta en su tierra

El gigante estadounidense está atravesando por uno de los peores momentos en los últimos años de su carrera. Parece haber perdido chispa en sus movimientos y potencia en sus golpes, un Isner que tan solo había logrado ganar tres partidos en lo que iba de año.

Anderson no tuvo ninguna oportunidad de romper el saque de Isner

Sin embargo, el de Greensboro se crece cuando juega en territorio yankee. Indian Wells es su torneo fetiche, y ante Anderson, el estadounidense mostró su mejor versión. Con 13 aces y perdiendo tan solo un punto con 1º saque, Isner no dio ninguna opción a un Anderson que tras perder el tiebreak del 1º set, se vino abajo.

El resultado final fue de 7-6 (6) 6-2, lo que le vale a Isner su clasificación para unos octavos de final en los que se enfrentará al todopoderoso Novak Djokovic. Será un duelo con aires de revancha, ya que ambos se enfrentaron en las semifinales tanto de 2012 como de 2013, con victorias dispares; este encuentro decantará la balanza.